Sábado, 19 de marzo de 2016 | Hoy
MUSICA › EMPEZO EL LOLLAPALOOZA ARGENTINA
Por Yumber Vera Rojas
Se acabó la espera. El Lollapalooza Argentina comenzó ayer, y lo hizo con el pie derecho, pese al temporal que despertó a Buenos Aires. La primera fecha del evento creado por Perry Farrell, líder del legendario grupo de rock alternativo estadounidense Jane’s Addiction, en los planes se erigía como la más atractiva. Y hasta la tardecita cumplió con las expectativas del público que masivamente se fue acercando hasta el Hipódromo de San Isidro. Luego de la apertura de puertas de la tercera edición argentina del festival con los locales Sir Ragga, la banda alemana de reggae Seeed y el todos estrellas del pop latinoamericano Meteoros, apareció el primer acto ansiado de la tarde: Eagles of Death Metal. Los mismos que fueron noticia el año pasado por haber sido anfitriones involuntarios de una de las mayores masacres en la historia del rock, cuando un grupo de terroristas, como parte de los atentados de París en noviembre último, ingresó en la sala Bataclán para dar muerte a 89 espectadores.
Pero antes que inmutarse, el grupo de garage rock liderado por Jesse Hughes, cuya presencia en el Lollapalooza criollo estuvo en duda, se envalentonó y siguió adelante con la gira. La duda era el espíritu con el que afrontaría sus shows. No obstante, pese al momento traumático que padeció, Eagles of Death Metal brindó uno de los mejores actos de la jornada: su frontman demostró su gran capacidad, no sólo para dominar a las masas, sino para conectar con ésta y divertirla. La rockeó arriba y abajo del escenario, corrió de un lado para otro, arengó hasta más no poder y se dio el gusto de besar con pasión a un par de fans. Si bien se esperaba a que hiciera alusión a Bataclán, el bigotón guitarrista y vocalista, al que el público de forma sugerente agradeció que estuviera ahí parado bancándosela, se dedicó a repasar los temas de sus cuatro discos, a los que sumó un cover bien al palo de “Save a Prayer”, clásico de Duran Duran, y otro respetuoso “Hey Ho, Let’s Go”, de los Ramones.
Luego del recital del Eagles of Death Metal en el escenario Main Stage 1, el “Lolla”, que tuvo a su creador supervisando de cerca la organización del evento, bajó un cambio y se sintonizó con su espíritu seminal: el de amplificador de nuevas tendencias. Si bien sostiene la naturaleza rupturista de la nación alternativa de los 90, el festival sobrevivió porque supo responder a la evolución generacional. Y la de esta época goza con el modern soul de los ingleses Jungle, quienes volvieron a Buenos Aires con nueva formación. Al igual que con Albert Hammond Jr, violero de los Strokes, que se reencontró con la tierra de su madre para mostrar esta vez su obra solista. Ni hablar del hip hop trapero de Flosstradamus, el electropop del tándem estadounidense Twenty One Pilots o el dubstep villero del eslovaco Gramatik, que hicieron su debut en el país de manera memorable e híper festiva.
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