Los premios a la radio tuvieron el miércoles pasado su séptima edición y, en la misma concreción de la fiesta, el logro buscado: el de un reconocimiento al medio y a las trayectorias de los trabajadores de radio, con un galardón sostenido en el tiempo, de cuidados criterios en la selección de los jurados y sistemas de votación. La ceremonia, que abrió el periodista y locutor, columnista de Página/12 y rector de la Escuela de Comunicación Eter, Eduardo Aliverti, fue en el Teatro Cervantes, escenario de encuentros y felicitaciones varias durante unas tres horas de fiesta. Víctor Hugo Morales y su equipo de La mañana (Continental) y Matías Martin y su equipo de Basta de todo (Metro) fueron los más reconocidos, elegidos favoritos de los oyentes como conductores y como mejores programas, en AM y FM, respectivamente. Héctor Larrea, ovacionado por todo el teatro de pie al ganar por su labor en Una vuelta Nacional (Nacional); Carlos Ulanovsky, que recibió el premio a la trayectoria; María O’Donnell (labor femenina en AM por La vuelta, en Continental), Beto Casella y Julieta Pink (por sus trabajos en Bien levantado, por Pop, y Metro y medio, por Metro, respectivamente) fueron otros de los premiados (ver aparte).

Al abrir la premiación, Aliverti se refirió a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y señaló que “ya no importa que se haya estado o esté a favor o en contra total o parcialmente porque se está viviendo el período en que esta ley da lugar a nuevos medios. Ya no unos pocos que decimos para muchos que si saben apropiarse de las nuevas herramientas serán el medio de sí mismos y no, necesariamente, la mano de obra de los medios de otros”.

Como en las ediciones anteriores, los ganadores fueron elegidos con un sistema que, en busca de la pluralidad, resulta un poco complejo de plantear. Está el voto de los oyentes, que eligen por teléfono e Internet. Hay también un jurado radiofónico integrado por dos representantes de cada radio y por ganadores de ediciones anteriores. Y por último, un consejo asesor convocado por Eter (institución organizadora de los premios), que otorgó trece galardones, sin ternas previas. Uno de esos premios recayó en Adrián Stoppelman, por su labor de humor en La mañana, quien, rápido de reflejos, tomó nota: “Yo pido que para la próxima haya una terna de humoristas. Porque ahora llego a mi casa y mi vieja me pregunta: ¿a quién le ganaste?”.

Conducida por Federica Pais y Eduardo Colombo, televisada por Canal 7 y transmitida en vivo por Radio Nacional, la ceremonia tuvo este año por primera vez dos momentos artísticos con Malena Guinzburg y Malena Pichot, que trabajan con humor en radio y se lucieron con sus monólogos de stand up, arriesgados y efectivos. Hubo otra diferencia notoria con la premiación del año anterior, y estuvo dada por el tono de los discursos de agradecimiento. Si el año pasado fue el de la toma de postura a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, un tema que atravesó varias de las participaciones en los escasos minutos que los ganadores tienen para agradecer, este año sólo apareció en forma explícita en tres discursos: el de Aliverti, el de O’Donnell y el de los representantes del noticiero nacional de Farco, ganadores de una distinción federal (una categoría implementada este año, oportuna a la hora de pensar el nuevo escenario de medios que abre, justamente, la ley).

“Me gustaría que después de esta ley podamos pensar en una ley de medios públicos, que garantice muchos puntos de vista. Y no hablo sólo de invitar a un opositor; los que trabajan en medios saben de lo que hablo”, dijo la conductora de La vuelta tras recibir su premio. “Que nos animemos también a pensar una ley que regule la publicidad oficial, para lograr una verdadera democratización de los medios, con empresas periodísticas que puedan desarrollarse sin depender de una pauta oficial. Espero no sobreinterpretarlo, pero creo que este premio va en esa dirección.” Desde el noticiero de Farco reclamaron que el grupo Clarín se ajuste a la ley, entre otras cosas desprendiéndose de las licencias que tiene de más.

El toque de color lo dio –literalmente– Víctor Hugo Morales, que subió a recibir el primero de sus galardones con una remera roja sobre la camisa. “Unas chicas me dijeron que si me la ponía, podían ganar un viaje a Bariloche. Habrán buscado al que parecía más pacato y fueron por mí”, se rió. Las chicas en cuestión eran participantes de A todo o nada,donde varios chicos parecen dispuestos a muchas cosas por el ansiado viaje. Antes, Beto Casella había subido con una remera del equipo azul. Tal vez las chicas lograron una hazaña mayor: que los premios Eter ingresen de algún modo a la pantalla de El Trece, por donde va el programa .

Los programas con formatos más originales tuvieron también su premio a la mejor idea alternativa. Fue el caso de Pequeñas memorias (AM 750), basado en perlas de archivos de todas las radios, tanto FM como AM, que suelen ser verdaderas revelaciones, o flagrantes contradicciones, revisados a la luz de los años. Aquí el mérito, además del de la locutora, Vicky Torres, es del productor, Gustavo Campana, que atesora el archivo, y basado en la experiencia de su trabajo pidió “que la mentira también sea considerada un delito que no prescriba”. El otro premio (en FM) fue para Serenatas invertidas, que invita a grupos a tocar en vivo desde el balcón de FM La Tribu. Los momentos más emocionantes fueron con los galardones a tres queridos profesionales del medio: Alicia Petti (que recibió un homenaje), Carlos Ulanovsky, reconocido por su trayectoria, y Héctor Larrea .