Vie 11.11.2011
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Lo bueno de ganar un Eter

- No se conoce a ningún ganador del premio Eter al que se le haya derrumbado el edificio donde vive.

- No tenés que andar mintiendo, diciendo: “Ya es un honor haber sido nominado”, “lo importante es estar acá”, o la terrible “estoy muy contento porque ganó otro que no soy yo”...

- Por un par de meses tenés una buena respuesta cuando salís con una mina y te pregunta “¿Y? ¿Algo interesante en tu vida últimamente?”.

- Podés poner un mensaje en el contestador del teléfono que diga: “Te comunicaste con un ganador del premio Eter. Después de la señal dejá tu mensaje y veo si te puedo responder”.

- Podés pavonearte diciendo: “Yo gané algo que ni Jorge Luis Borges pudo ganar...”

- Cuando el tipo de la casa de cambio adonde vas a intentar comprar dólares te pregunta: “¿Usted trabaja?”, en lugar del DNI pelás el premio Eter.

- Antes la gente solía preguntarse: “¿Quién es ese grandote con cara de nabo?”. Ahora se preguntan: “¿Ese es el nabo al que le dieron el Eter, no?”.

- Podés decirle a una chica, sin que nadie se escandalice: “Si venís a casa y te portás bien, capaz que hasta te dejo tocarme el Eter”.

(Extracto de la columna de humor de Adrián Stoppelman en la edición de ayer de La Mañana, por Continental.)

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