Cuando a las 18 de hoy suene el primer tango de la milonga de bienvenida a los campeones del interior y el exterior, habrá comenzado en Harrods (Florida 877) el más excitante de los eventos públicos que tiene el calendario tanguero en Buenos Aires: el Campeonato Mundial de Baile, ese que desde 2003 organiza el Gobierno de la Ciudad con creciente repercusión popular. Hasta el 1º de septiembre más de 440 parejas de 23 países animarán un evento que combina la consabida sensualidad de la danza típica porteña con la adrenalina propia de toda competencia.

Los participantes compiten en dos categorías: Salón (el tango más puro, aquel que se baila a diario en las milongas) y Escenario (mucho más ecléctico y espectacular). Por sus diferentes naturalezas, también la forma de exponer habilidades difiere en cada caso. En Salón, tandas de entre siete y nueve parejas improvisan sus movimientos simultáneamente, siguiendo la música de tres tangos que no conocen hasta último momento. Como corresponde a un código básico de la milonga, deben ir trasladándose por el borde de la pista en sentido contrario a las agujas del reloj y guardando cierta distancia con las parejas circundantes. En esta categoría se evalúan la calidad del abrazo, la musicalidad, el estilo de la caminata y la circulación por la pista, con toda la subjetividad que ello implica. En Escenario, en cambio, cada pareja baila en soledad un solo tema musical (elegido y ensayado previamente por los competidores) en un escenario que tiene un solo frente, como el teatral. Los jueces consideran entonces la postura, la coreografía, su ejecución y grado de musicalidad, pero además los efectos visuales, la utilización del espacio escénico, el vestuario y el maquillaje. Como ya es tradición, los jurados estarán integrados por expertos de la Asociación de Maestros, Bailarines y Coreógrafos de Tango Argentino que preside Eduardo Arquimbau.

En ambas categorías hay tres instancias eliminatorias: Rondas Clasificatorias, Semifinal y Final. Los campeones de torneos clasificatorios previos gozan del privilegio de sumarse recién en semifinales, excepto los de Buenos Aires, que empiezan directamente en las finales. Este año llegan parejas coronadas en las ciudades argentinas de Comodoro Rivadavia, San Carlos de Bariloche, General Roca, La Falda, Resistencia, San Juan, Vicente López y Buenos Aires; y en las extranjeras Cali (Colombia), Chillán (Chile), Tokio (Japón), Mérida (Venezuela) y Auckland (Nueva Zelanda). La competencia se concentrará en menos días de los que había demandado en ediciones anteriores. En casi todas las instancias los bailarines medirán destrezas en el Estadio Obras. Sólo la final de Escenario, punto culminante de la emoción mundialista, se disputará en el Luna Park. Si bien todas las entradas son libres y gratuitas hasta colmar la capacidad del lugar, las disponibles para finales y semifinales se agotaron a principios de esta semana, apenas empezaron a entregarse.

Uno de los grandes atractivos que acompañan al Mundial es el programa de clases de baile, este año reforzado en cantidad y variedad. Los principiantes podrán dar sus primeros pasos en Harrods siguiendo las instrucciones de docentes de prestigiosas escuelas de baile con la novedad de dos segmentos específicamente destinados a adolescentes a cargo de la profe Olga Besio. Por otro lado, los iniciados tendrán la posibilidad de acceder a clases temáticas y a seminarios también temáticos compuestos por tres clases en tres días consecutivos. Estos seminarios serán los únicos arancelados, a razón de 12 pesos cada clase y no requieren inscripción previa. Las consignas de las lecciones, de diverso tenor, pueden resultar interesantes tanto para milongueros entusiastas como para bailarines profesionales. En rigor, algunas de estas clases ya se vinieron ofreciendo durante el Buenos Aires 10º Festival de Tango, a manera de aperitivo.

La producción artística del Mundial, a cargo de la joven coreógrafa Silvana Grill, dispuso además la presentación en Harrods de los shows Anoche, deliciosa caricatura de los comportamientos humanos en una milonga (el jueves 28, a las 19.30) y Quintaesencia, poderoso tónico de tango escenario con oportunas dosis de danza contemporánea (viernes 29, a las 19.30). A esto se agregarán fragmentos de obras en proceso de producción que tendrán como protagonistas a Carlos e Inés Bórquez (famosos por la irreverencia de sus puestas), Claudio González y Melina Brufman (que mostrarán algunos de sus Episodios cifrados en tango) y Natalia Hills (que promete Romper el piso en 30 sólo minutos). Además habrá una serie de entrevistas abiertas con destacadas personalidades del tango danza actual como Carlos Copello, Miguel Angel Zotto y Vanina Bilous.

La competencia en sí es resistida por buena parte del ambiente milonguero en un fenómeno que reconoce varias explicaciones posibles. Así como habrá quienes temen poner a prueba el prestigio tácito ganado en las pistas, aflora cierto rechazo casi instintivo a todo lo oficial que a veces hasta se traduce en una desconfianza, nunca bien fundamentada, sobre la limpieza del torneo. Las objeciones acaso más atendibles son las que señalan una incompatibilidad conceptual entre danza popular y competencia. Con todo (y sin olvidar la posibilidad de tomar todo como un gran juego), el Mundial es además de un encuentro multitudinario, un seductor trampolín para los bailarines con algún afán profesional. Para los espectadores, la chance de apreciar un montón de baile en pocos días, cotejar estilos y elegir a los preferidos para luego alegrarse o amargarse al mejor estilo hincha de fútbol. Por eso, como diría Tato Bores: “Vermouth con papas fritas y ¡good show!”.