Lunes, 9 de mayo de 2016 | Hoy
DANZA › LA LUCHA POR LA LEY NACIONAL DE DANZA EN UNA NUEVA INSTANCIA
Después de que perdiera en 2015 estado parlamentario, el proyecto volvió a entrar en el Senado. El propósito esencial es la creación de un Instituto Federal de Danza, que trabaje para la promoción y el fomento de la actividad. Hubo conferencia de prensa y gala artística.
Por María Daniela Yaccar
Hay un vacío legal en cuanto a la promoción y el fomento de la danza. Un proyecto de ley que ingresó en 2014 al Congreso, con una importante movilización, perdió el año pasado estado parlamentario. La comunidad de la danza renovó su reclamo: logró que entrara al Parlamento nuevamente el proyecto, y en ese marco hubo una conferencia de prensa en el Senado y una gala artística en el Teatro Empire. La conferencia contó con la presencia de referentes de varias provincias y de las redactoras del documento e impulsoras del movimiento que brega por la ley, Mariela Ruggeri, Eugenia Schvartzman y Noel Sbodio. También participaron legisladores, asesores, bailarines, coreógrafos, maestros y teóricos.
La lucha por la Ley Nacional de Danza lleva ocho años. Tiene como propósito esencial la creación de un Instituto Federal de Danza. En resumen, lo que se exige es un marco legal que otorgue contención a la actividad, en términos artísticos y laborales. En 2014, el proyecto llegó a ambas cámaras del Congreso, con festejo y movilización de por medio, de los que participaron 3500 personas en la ciudad de Buenos Aires. En 50 localidades del país, la movilización se replicó. Pero no alcanzó: el proyecto no fue tratado en la Comisión de Cultura y Educación del Senado y perdió estado parlamentario.
Al comenzar la conferencia, Mariela Ruggeri, autora del proyecto, sostuvo: “Esto es un déjà vu. Ya estuvimos acá y peleamos mucho. La idea es continuar. No se dieron las condiciones y acá estamos de nuevo, con más fuerzas. Este proyecto es para la danza independiente, que compone casi el 95 por ciento de la danza del país”. Aclaró que no sólo son bailarines y coreógrafos los interesados en que se apruebe la iniciativa, sino todos los actores involucrados alrededor de la actividad, que implica también “educar, crear, investigar, gestionar y producir”. “Hasta hoy sólo se sostiene por las ganas y la pasión. Yo digo ‘pulsión de juventud o exceso de energía’, de acuerdo a la franja etaria”, concluyó. Tras su intervención, quedó graficado en un video el último capítulo de esta larga lucha.
El acto reflejó la impronta federal del reclamo, ya que disertaron representantes que llegaron de norte a sur del país, de este a oeste. Muchas mujeres –coreógrafas, bailarinas, docentes, militantes en organismos provinciales–, solamente un varón; algunas muy emocionadas y todas juntas al frente en la Sala Illia. Habían llegado desde ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Jujuy, Santa Fe, Mendoza, La Pampa, Misiones, Corrientes, Salta, Tucumán, Neuquén y San Juan con mucho que decir sobre el panorama a nivel local. Las “realidades” de las provincias se evidenciaron muy diferentes a las posibilidades que ofrece la ciudad de Buenos Aires. Como temas recurrentes aparecieron la emigración hacia el centro de quienes eligen la danza como modo de vida, ya sea por la falta de espacios de formación o por pocas oportunidades laborales; problemas de infraestructura; y la falta de salas en el interior de las provincias.
Otra problemática que emergió con fuerza fue la dificultad que tienen los bailarines para que se los reconozca como trabajadores y, por ende, gozar de derechos como una jubilación. “La AFIP ni siquiera tiene una categoría para inscribirnos. Entonces: o sigo trabajando en negro o me inscribo como productora de espectáculos... pero, ¡yo soy profe de danza o bailarina!”, graficó Ana Luz Maldonado, de Río Cuarto. Sobre este tema hizo bromas la conductora de la conferencia, Daniela Fernández, que ejerció su rol con un tono simpático. Diversidad de realidades en cada punto del país y, a su vez, coincidencias: sobre eso versó el encuentro. Una preocupación compartida es la sensación de “soledad” que experimentan quienes hacen danza que, a diferencia del cine, el teatro y la música, todavía no cuenta con un instituto que la promueva.
Al acto se acercó Julio Raffo, legislador del bloque UNA, quien recalcó el “privilegio” que representa que Juan Cabandié sea el presidente de la Comisión de Cultura, porque es una “persona sensible” con estos temas. Lucía Duré, diputada del Partido Socialista por Formosa, subrayó la importancia de que la actividad esté “tutelada” como las otras y, dirigiéndose a las jóvenes que antes habían tomado la palabra, concluyó: “Las mujeres estamos a la vanguardia de las grandes transformaciones y conquistas civiles y sociales”. Por su parte, Marina D’Lucca, del Ministerio de Cultura, manifestó la “intención total de apoyo” de la cartera. Hicieron llegar adhesiones los legisladores Margarita Stolbizer (GEN), Cabandié (FpV) y Alfredo Martínez (UCR) y el titular del INT, Marcelo Allasino. El encuentro continuó con una gala artística en el Teatro Empire pasado el mediodía, de nuevo con la participación de artistas de todo el país.
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