CULTURA › FEDERICO ZELECHOWSKI Y FERNANDO PAU, DIRECTORES DE ALTA FIDELIDAD
El dúo cuenta cómo nació la idea de una revista dedicada no sólo a quienes aún conservan el gusto por los vinilos, sino a todo aquel que desee asomarse a otra forma de consumo musical: “Es la respuesta al ‘no pienses’ que se transmite de todos lados”.
› Por Matías Córdoba
Vinilo, simple, compact, longplay. Esas palabras son las que pueblan todas las páginas de Alta Fidelidad, guía de coleccionismo discográfico, la primera de ese género en la Argentina. Y desde un principio surge la pregunta que lograría hacerse cualquier mortal que tratara de abordar el tema: ¿por qué una revista de coleccionismo discográfico cuando la industria parece haber firmado el certificado de defunción del formato disco? Se podría ensayar una respuesta urgente: porque el coleccionismo es una lucha inquebrantable contra el avance tecnológico.
Lo primero que sorprende de la publicación es su formato (que emula un simple de siete pulgadas), la calidad del papel, las fotografías y sus notas (extensas y con información pormenorizada de las ediciones discográficas). Federico Zelechowski (coleccionista, melómano) y Fernando Pau (dueño de la disquería Abraxas, lugar que eligen para el encuentro con Página/12), son los directores de este nuevo proyecto editorial, y se enorgullecen: “Coleccionar discos te convierte en un librepensador, y la revista apunta a un público apasionado”.
Uno de los factores que posibilitaron la salida de esta guía fue la primera Feria de Coleccionismo Discográfico, que se realizó en agosto del año pasado en el Centro Costa Salguero (en julio se llevará a cabo la segunda) y que congregó a miles de coleccionistas de todo el país. “Si bien la idea de la revista ya se estaba encaminando, la feria fue el puntapié inicial que necesitábamos”, confiesa Zelechowski, que fue al que se le ocurrió la idea de hacer una revista así en la Argentina. Y Pau, que ya había tenido experiencias periodísticas en el pasado, aceptó incorporarse como director editorial. El se entusiasma: “La feria hizo que todos esos locos coleccionistas tuvieran un lugar para reunirse. Y nos dimos cuenta de que no tenían una revista donde se sintieran identificados. Eso es lo que tratamos de hacer con Alta Fidelidad, una revista para todos ellos”.
–Entonces, con los tiempos que corren, ¿por qué una revista de coleccionismo?
Fernando Pau: –Justamente por la época actual. Con todas las facilidades que da Internet y todas esas cosas como Wikipedia, las notas periodísticas hechas con información básica se han convertido en obsoletas. Como por ejemplo cuando se nombran los integrantes de una banda, si son buenos, malos o hacen tal música, etcétera. Hace 27 años que estoy detrás de un mostrador y he visto el intercambio de discos. Uno de los cambios que he visto es que un determinado grupo de gente se cansó de que le den la comida a medio digerir. El tipo no necesita datos que hoy los encuentra fáciles. El tipo necesita que le expliques qué es el coleccionismo. Hay gente a la que todavía le interesa pensar. Le interesa saber de dónde provinieron las cosas, y que se lo expliquen con entusiasmo. El secreto de la revista es cubrir la pasión, que es algo que no está cubierta por otras revistas. Con Alta Fidelidad estamos interesados en hacer algo distinto, algo que le hable de cerca a la persona que compra discos.
–Pero si bien la revista está dirigida a un determinado grupo de personas, también intenta introducir a otro público que quizá no sea comprador compulsivo de discos.
F. P.: –Sí, porque hay notas sobre grupos. El coleccionismo es un nicho pequeño del mercado, pero existe. En la revista se encuentran notas sobre Pink Floyd, sobre cómo coleccionar discos argentinos, sobre músicos (en el segundo número hay una nota que refleja el costado coleccionista de Juanse, cantante de Los Ratones Paranoicos). Y ése es el papel de la revista, recolectar toda esa información que hasta ahora no aparecía. Estamos permanentemente hablando de música. Cuando la música se convierte en simples números, pues entonces ella no tiene sentido. Acá, la idea general es decir: todavía existe gente que cree en lo que vos creés. No opinamos que ésta sea una revista diferente, porque todo el que hace una revista quiere eso, que sea diferente del resto, pero sí pensamos que aporta algo interesante.
–Todos valoran algunos avances tecnológicos, ¿el coleccionismo no es una manera de combatirlo?
F. P.: –Sí, por supuesto que el coleccionismo es una manera de combatirlo. Está bien, habrá tipos que irán a Palermo y se gastarán la plata en apuestas en el hipódromo, pero hay otros que prefieren tener un disco de The Beatles porque les gusta, les da placer tenerlos. Y además esto tiene una ventaja sobre las apuestas o sobre otro tipo de cosas: el coleccionismo de discos es arte. Estás aprendiendo arte. Y a través de eso, lo que te está diciendo la música y la línea que te bajan, es lo que te hace pensar mejor. Y en definitiva, es la respuesta al “no pienses”, que es el mensaje que se transmite de todos lados. Alcanza con mirar una publicidad en televisión, donde ahí sí está el consumismo, la pavada por la pavada, la alienación. Una de las formas de reaccionar es decir: yo soy yo y las cosas que me gustan.
Federico Zelechowski: –La revista es una expresión del “pará la mano”. Es un resultado de aquellos momentos donde el rock se plantaba y decía “paremos, démonos cuenta de que acá está pasando algo”. Este es un espacio para los librespensadores. Siempre creí que hay mucho más detrás de una cara bonita, de una pose. The Beatles no eran cuatro tipos que se vestían bien y nada más. Hay una obra, un concepto, casi como si el disco fuera un hijo. Hoy, con lo que decís de la tecnología, se pierde el concepto, el arte. Mandás un mensaje al 2020 y te descargás cualquier canción. Hay poco respeto por el disco en sí y por la obra.
–Cuando desde la revista se escribe de longplays o simples que hoy son casi inhallables, ¿no temen caer en cierto recuerdo nostálgico?
F. Z.: –No, el disco no tiene que ver con la nostalgia. Coleccionar es un acto casi natural del ser humano. Toda persona colecciona algo. No pasa por desprenderse de algún material por aferrarse a la nostalgia. Y menos en el caso de los discos.
F. P.: –Uno tiene una relación con el objeto. Lo toca, lo lee, lo escucha. Y utilizando una frase remanida, ese álbum pasa a convertirse en tu amigo. Y es testigo de determinados momentos de tu vida. Lo que no quiere decir que vos quedes aferrado tangueramente a eso. Quiere decir que aprendés a tener una relación con la música que va mucho más allá de la banalidad de hoy. Charly García dijo que The Beatles, en sus canciones, dejaban un hueco para que cantara el que escuchara el álbum. Algo similar pasa con la revista, donde el lector se siente parte de la nota. Esa es otra de las ideas de esta guía de coleccionismo discográfico que es Alta Fidelidad. A veces sale mejor y otras no. Pero habría que diferenciar lo que es nostalgia y lo que es melancolía. El disco no es, como diría Ray Bradbury, un “remedio para melancólicos”. Es un elemento para esas personas que respetan su historia, y les interesa un arte tan decisivo que cambió un determinado período del siglo XX.
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