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Viernes, 26 de noviembre de 2010

CULTURA › LA CASA DEL BICENTENARIO CRECE Y PREPARA NUEVAS MUESTRAS

Profundizar nuestra identidad

Esa es la consigna que mueve a este espacio inaugurado en marzo y por donde ya pasaron más de 70 mil personas. “Nuestro objetivo es reflexionar de dónde venimos y quiénes somos, anclados en el hoy pero mirando hacia el futuro”, dice su directora, Liliana Piñeiro.

 Por Silvina Friera

Los ojos están bien abiertos sobre la fachada del edificio de Riobamba 985. La reflexión empieza con la mirada. Eso dicen, o insinúan, los globos oculares –refinada vuelta de tuerca de la bandera argentina– que interpelan al transeúnte. Lo miran al mismo tiempo que lo invitan a entrar, a quedarse, a participar de un viaje interactivo a través de la historia argentina. “¡Hermoso sueño!” Mónica sintetiza, con letra apretada pero prolija, en el cuaderno de visitas, la impresión que le dejó la Casa Nacional del Bicentenario, inaugurada en marzo de este año. En el patio de la planta baja, el sol, un tanto orgulloso y desmedido, eleva el tono del clima. El tiempo, sin embargo, parece otro. “Es muy particular lo que sucede acá, en el sentido de que tratamos que todo lo que hacemos nos permita profundizar sobre nuestra identidad”, dice la infatigable Liliana Piñeiro, directora de esta Casa que ofrece un menú de exposiciones permanentes y temporarias, conferencias, ciclos de cine y de música y clases de milonga y tango gratuitas, entre otras actividades. “Ya pasaron más de 70 mil personas –agrega–. Yo digo cifras no por el valor de la estadística en sí, sino porque la gente responde: le interesan las exhibiciones que tienen que ver con los temas que tocan la historia política, social y económica de nuestro país.”

Cuando estuvo en la Plaza de Mayo, aquella jornada tan triste como emotiva del 27 de octubre, el día de la muerte de Néstor Kirchner, Piñeiro paró la oreja. “Yo quiero participar” escuchaba a cada paso que daba. “Hay un deseo de participar que por algo se está dando en este momento”, plantea. La sostenida respuesta del público modificó, en parte, los planes de la programación. La muestra temporaria Mujeres 1810-2010 se extenderá hasta enero del próximo año. A partir de marzo de 2011, los documentos, objetos, el material audiovisual y las obras de los artistas contemporáneos que componen el recorrido de esta exposición comenzarán a itinerar por el país. “Nuestro objetivo es reflexionar de dónde venimos y quiénes somos, anclados en el hoy pero mirando hacia el futuro. Creo que la fecha bicentenaria, no sólo para la Casa, sino a nivel general, nos permitió hacer un balance.” El libro de visitas registra frases de agradecimiento por la generación de este nuevo espacio –que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación–, “que nos permite conocernos más y ser más autocríticos”. “Nadie puede salir de acá sin ser atravesado por la historia y el lugar de la mujer en la Argentina”, escribió Lili, de letra expansiva y convincente.

Piñeiro cuenta que están trabajando en la que será la segunda muestra temporaria, que se inaugurará en marzo, sobre los modelos económicos de los últimos 200 años. “Es un desafío traducir la historia económica de nuestro país a un lenguaje visual moderno que permita poner a la vista los dos modelos que han estado en discusión permanentemente y acompañar también con debates y discusiones para reflexionar sobre un tema tan cadente como nuestra economía”, admite la directora, quien anticipa que la tercera muestra, para la segunda parte del 2011, estará dedicada a la música argentina. Entre los platos fuertes del programa se destacan los ciclos de cine. Este mes las películas están relacionadas con el centenario de la revolución mexicana. La Casa es una de las sedes de los debates que viene desarrollando la Cátedra de los Libertadores. “Hay un área de pensamiento que está en crecimiento y creo que ahí es donde tenemos que poner más el énfasis para promover la discusión y la reflexión.” Los domingos es el día de los chicos, con espectáculos de títeres, teatro y recitales de música que ponen el acento en temáticas vinculadas con la historia, con la visibilidad de las mujeres, en definitiva con el Bicentenario, la columna vertebral de este edificio y de todas las actividades que se proyectan.

“Siempre queremos hacer más de lo que te alcanza con el presupuesto”, reconoce Piñeiro. Aunque los recursos “son suficientes”, se acaba de crear la asociación Amigos de la Casa del Bicentenario. “Una de las ideas es producir las cajas del Bicentenario, cajas pequeñas que tendrán todo el contenido visual de cada muestra.” Pesadas como un adoquín, las herencias son difíciles de revertir. El escepticismo hacia los proyectos que nacen del Estado todavía tiene sus feligreses y predicadores. “Muchos pensaban: ‘Van a cortar la cinta y punto’. Estamos demostrando que desde este lugar se pueden hacer proyectos de calidad”, subraya la directora, que empalma este estigma hacia lo estatal con otra cuestión. “Me sorprende y me enoja mucho cuando algunos dicen: ‘¡Pero esto parece privado!’. El Estado es capaz de generar acciones de calidad. Tanto en cultura como en otras áreas, se ha hecho un avance importante en estos últimos años.”

–A propósito de la reflexión sobre la identidad, hay tela para cortar en esa frase “esto parece privado”. El menemismo arrasó con todo, y aún se percibe este lastre en lo que se podría llamar la “identidad estatal”, o lo que el Estado tiene para ofrecer.

–Sí, queda ese lastre, en parte. Algunos se quedan en la vidriera, miran, pero no se atreven a entrar. ¿Esto de quién es? Preguntan. Esto es del Estado, la entrada es libre y gratuita. Justamente lo que no quiero es que la gente se inhiba. Este es un lugar de puertas abiertas, y lo que queremos es que todos sientan esta Casa como propia. La devaluación del Estado dejó una huella importante. ¿Pero cuánto hace que no se crea un espacio cultural como éste en Buenos Aires? Esta Casa existe, es real. Y las 200 casas que se van a inaugurar en el resto del país también van a ser reales. Para mí es importante lograr la salida de la Casa al resto del país, cumplir con la misión de que los contenidos se puedan estar viendo y debatiendo en distintos lugares. En la Casa del Bicentenario de Milagro (La Rioja), que ya está funcionando, la comunidad trabajó de sol a sol. La gente se sumó a la construcción de un proyecto.

Muchas voces, una historia. Así se titula el viaje audiovisual de la muestra permanente que está en la planta baja de la Casa, un recorrido por los 200 años de la historia argentina. “Yo quería que la gente se sintiera formando parte de esta historia, porque todavía está flotando la cuestión de que la historia pasa por el costado nuestro; la miramos, la criticamos, la vemos por televisión, pero no todos terminan de asumir que somos parte. Mucha gente tiene el hábito de criticar, pero bueno... hay que embarrarse un poquitito y plantearse desde el lugar de cada uno qué se puede hacer”, analiza Piñeiro. “Las muestras duran un tiempo, un mínimo de seis meses, porque no son para ver en un día. Tienen mucho trabajo de producción y de investigación. Un mal que tenemos en el país es que todo es muy efímero; por eso acá queremos que la gente se tome su tiempo. Y que si lo necesita, vuelva.”

Todo el escenario está pensado para reflejar “ese caleidoscopio que somos los argentinos”, añade Piñeiro. “Todos las actividades no han hecho más que confirmar que tiene sentido tener una casa del Bicentenario donde profundicemos quiénes somos.”

Q Para mayor información sobre la programación y horarios consultar en www.casadelbicentenario.gob.ar

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En Riobamba 985, el edificio interpela al transeúnte y lo invita a entrar y a quedarse.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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