CULTURA › COMENZO LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE GUADALAJARA
Desde ayer, y durante nueve días, la ciudad mexicana será escenario de uno de los encuentros más importantes del mundo editorial hispanoamericano. En la apertura, Margo Glantz, ganadora del Premio FIL en Lenguas Romances, dio una charla deliciosa.
› Por Silvina Friera
Desde Guadalajara
“¡Dale un pelín p’arriba!”, le pide un hombre chaparrito –como se dice por acá– a otro que acomoda un cartel. La lengua es la primera que se contagia de las palabras que lleva y trae el viento. La sensación térmica en esta ciudad, que conserva un encantador sabor provinciano, está por las nubes. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el gran acontecimiento cultural del mercado editorial del mundo hispano, es una fiesta popular excepcional que se extiende durante nueve días. Como una emoción añadida al frenesí encantador de “platicar” por cada esquina de esta “pequeña urbe” de 34 mil metros cuadrados, la 24ª edición coincide con la celebración del Bicentenario de México y tiene como invitada de honor a la región de Castilla y León. Los ojos de Miguel Delibes, Francisco Umbral o Antonio Gamoneda, enormes en las columnas que flanquean la entrada, contemplan a los cientos de visitantes que pasean por este gran tinglado. La genial Margo Glantz, la ganadora del premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2010 –premio que antes se llamaba Juan Rulfo–, es una dama de 80 lúcidos años, elegante y heterodoxa, que derrocha simpatía. “Aquí arriba me siento la Julia Roberts de la literatura”, dijo la autora de Saña, ovacionada en varias oportunidades durante la inauguración de esta edición en la que participan el escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clezio, el español Arturo Pérez-Reverte; los argentinos Claudia Piñeiro, Ricardo Piglia, Luisa Valenzuela y Juan Gelman, entre otros.
La Julia Roberts de la literatura mexicana mencionó un “antipoema” del chileno Nicanor Parra en respuesta a una pregunta que suelen hacer los periodistas: ¿esperaba este premio? “Los premios son como las Dulcinea del Toboso: mientras más piensas en ellos más lejanos están”. Parra decía que “los premios literarios son para los espíritus libres y para los miembros del jurado”. Un corrosivo interrogante quedó rebotando por la sala. “¿Por qué nos dan los premios cuando vamos a cumplir 80 años? ¿Porque ya no vamos a dar lata o para que podamos morir tranquilas?”, se preguntó la flamante ganadora, que integró en esa primera persona del plural a la reciente ganadora del Premio Cervantes, la española Ana María Matute. Después de recordar a Juan Rulfo, Juan José Arreola, Carlos Monsiváis, Olga Orozco y a Nélida Piñon, Glantz aseguró que el premio que recibió es “un reconocimiento a un tipo de escritura” que está en Saña, último libro que publicó este año por la editorial argentina Eterna Cadencia; una escritura en donde se mixturan la ficción con la investigación ensayística.
“La escritura es una metáfora sobre la crueldad y la furia; es posible encontrar la belleza en lo más horroroso del ser humano”, subrayó la escritora mexicana. “Escribir es cortar, rasgar; en todo acto de escritura, quien escribe se destruye a sí mismo”. Diamela Eltit trazó una semblanza de Glantz, cuya obra “se mueve en una zona incierta o ambigua que resulta de ideas inclasificables”. El secretario de Educación Pública de México, Alonso Lujambio, reconoció la importancia que tuvo para su generación un libro de Glantz, Las genealogías, también publicado por una editorial argentina, Bajo la Luna. “Podrías ser la Julia Roberts de la literatura mexicana por tu belleza, pero Julia Roberts es la Margo Glantz de Hollywood. Espero que me dejes ser tu Brad Pitt”, bromeó el funcionario ante un auditorio colmado de editores, agentes literarios, libreros y escritores.
Entre las presentaciones y actividades de la FIL más destacadas, las 22 Academias de la Lengua presentarán la nueva y polémica Ortografía razonada de la lengua española. Pérez-Reverte, miembro de la Academia, reconoció que hay que revisar los cambios propuestos, como la eliminación de los acentos en “sólo”, “guión” y “truhán”, con los que el autor de El asedio no está de acuerdo. En el rubro homenajes se recordará a Octavio Paz, José Lezama Lima, Tomás Eloy Martínez, José Saramago y Carlos Monsiváis. “Los políticos pasamos; los autores y los libros quedan. Lo saben los ciudadanos”, dijo Angeles González-Sinde, la ovacionada ministra de Cultura de España, quien luego citó: “Las propuestas para el próximo milenio” de Italo Calvino –ligereza, rapidez, exactitud, visibilidad y consistencia– para referirse a la obra de Glantz. La escritora mexicana “opta por transformar” –planteó la ministra– y “los creadores de lenguaje están ahí para modificar la realidad”. Guadalajara demuestra que “es posible encontrar el equilibrio entre arte y comercio, entre cultura y mercancía, entre cultura y entretenimiento”, planteó González-Sinde.
El rector de la Universidad de Guadalajara, Marco Antonio Cortés Guardado, reflexionó sobre “binomio histórico”, independencia de los países hispanoamericanos y el idioma español. “Nos independizamos de España, pero reafirmamos la apropiación de su lengua y la enriquecemos al contacto de los idiomas autóctonos. En América, nuevas palabras y nuevos modos de expresar las de origen castellano dieron al español mayor abundancia y fortaleza.” En encanto y espíritu dicharachero, las otras ferias del libro –incluso la más importante de todas, la de Frankfurt– no le llegan ni a los tobillos a la FIL. Un ejército de niños y jóvenes invaden los stands. La fiesta ya empezó en esta ciudad que podría ser la capital mundial de la diversidad de la lengua española por todas las inflexiones y tonalidades que se escuchan en esta “inmensa platicadera”, como la definió el escritor José Agustín a la Feria.
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