“Es buenísimo que esto ocurra en este centro cultural, llamado Caras y Caretas, ¿no?”, subraya Mosquito Sancineto, y Fernando Noy agrega con una sonrisa: “Así varios van a poder sacarse la careta”. Es que el Segundo Encuentro de Arte Trans Festival Destravarte se va a desarrollar en ese centro cultural, y cuenta con una variada programación que incluye trabajos de artistas travestis, transformistas, transexuales y transgéneros en diferentes disciplinas, además de mesas de debate y foros de discusión. Ambos están felices por la continuidad que está logrando la iniciativa. “Seguramente en algunos años, porque a partir de ahora se va a hacer todos los años –apuesta Mosquito, director general del festival– y tal vez crezca de tal manera que no sea un festival travesti, sino simplemente un festival de arte. Hay un compromiso real con este momento histórico, y tenemos que sumar gente, sostiene sobre lo que podrá verse”, desde hoy hasta el miércoles próximo en ambas sedes del centro (Venezuela 330/370).

Estos artistas, recuerdan ambos, hasta hace poco tiempo debían mantenerse en los márgenes del show business. Hoy, por segundo año consecutivo, se realiza un festival basado en la temática gay, travesti y transexual. Para Mosquito, este logro es “un premio”, porque “significa que hay todo un marco que permite que este encuentro se desarrolle”. Pero además, “es una continuidad de la obra que uno realiza como artista, porque sale de nosotros, que somos los mismos actores, artistas o personajes que hace veinte, treinta o cuarenta años laburamos con esta estética. Ahora hay libertad para poder realizarlo sin ningún problema”, se entusiasma. Noy cuenta que para él son “más de cuarenta años de tránsito en esto que es el desdoblamiento de una identidad. Me da un gran placer, porque hoy existe esta magnífica liberación que permite que yo de acá, todavía no maquillado, me vaya a otro lugar ya sí maquillado, lo que me hace decir que no es una puesta en escena, sino una puesta en el propio mundo, en la vida”, afirma.

–¿Qué cambió para que esto sea posible?

M.S.: –Cambió el Gobierno, que firmó una ley de matrimonio igualitario, que esperemos que firme la de identidad de género, cambiaron las generaciones; espectadores que iban a vernos ahora comulgan con estas identidades sin ser travestis. Hay una libertad, real, concreta, estimulada por nosotros mismos que antes no existía; antes era una careteada. Hay políticos caretas, artistas que también lo eran, artistas y productores... Ahora hay emergentes que están empujando para que esto salga, y ante eso estás obligado a abrir esas puertas. Al menos yo como artista siento que estoy obligado a hacerlo. Así como Fernando, desde su óptica de artista, nunca objetó la llegada de nuevas generaciones, sino que más bien lo estimuló, yo aprendí de eso y tengo que hacerlo.

F.N.: –Yo me puedo casar, cuando surja una posibilidad, ¡pero también querría divorciarme! (risas) Estamos en una alborada de algo que viene de un terrible crepúsculo.

–¿Tiene alguna particularidad específica el arte trans?

M.S.: –Tiene la particularidad de su propia esencia, su propia naturaleza. Hay una obra que son testimonios actuados que van a traer la voz de historias de vida de travestis que están presas. Está interesantísimo ese espectáculo, y está bueno ver a las actrices, que son travestis, pero ¿a quién le importa? Son actrices.

F.N.: –El arte travesti es, como decía Mosquito, ese don, que también puede ser perverso y malsano para quien lo practica. Yo no sé cómo sobreviví. Por ejemplo, yo le escribía cartas a mi abuela desde San Antonio Oeste. Y mi abuela les preguntaba a mis padres de dónde sacaba yo esas frases prodigiosas... Yo tenía el duende de la poesía desde niño. No puedo ser acróbata, no puedo hacer muchas cosas que hacen mis camaradas travestis, guerrilleras del deseo, pero quizás ellas tampoco escriban como yo, y es una cuestión de saber que además de ser travesti uno tiene un plus esencial, que podés ser cualquiera de los poseídos dentro de las musas.

–En la gacetilla del festival saludan la sanción de la ley de matrimonio igualitario y esperan que se sancione la ley de identidad de género. ¿El arte puede ser una forma de militancia?

F.N.: –A mí la palabra militar me recuerda lo propio de su cacofonía. Una vez entrevisté a María Elena Walsh, y decía también que prefería dejar de lado la palabra militar. Yo preferiría la palabra lucha, y yo creo que la lucha ahora es perfeccionar cada arma milagrosa de la creación, pero sin necesidad de estar en contra, porque el sistema nos está ayudando, nos está dando esa llave de la seguridad de que no te pare un patrullero cada dos minutos, o que no te saquen de los pelos de La Paz, o de Metropolis o de La Academia, que eran nuestros “camarines concert”. Para mí, el hecho travesti tampoco define el arte en sí mismo, por eso digo que soy una metamorfosis ambulante.

M.S.: –Yo me considero un artista militante, por eso encontré en la agrupación 100% Diversidad y Derechos para Todos el lugar para que mi militancia como artista se desarrollara. Para mí la pelea tiene que ser para construir, jamás para destruir. Ocurre lamentablemente que en las agrupaciones se den disputas por los protagonismos, y eso no está bueno. Es horrendo. Las agrupaciones tienen que sumarse para construir. En este festival está Oggy Junco, que va a venir a leer el testimonio de una travesti, y es un compañero más, una voz más que está de acuerdo con esto, no es un frívolo que no apoya. El frívolo es un personaje que él maneja, pero acá deja eso de lado para sentarse en un escenario a leer un texto. Está buenísimo eso, y lo logra este festival.

–¿Y qué es lo que todavía falta conseguir?

M.S.: –En lo cultural y lo social. Tengo las bolas llenas de ver siempre a la travesti puesta en el lugar de la burla, que hay que decir “tenés un gancho entre las piernas”; esa pelotudez, para este siglo, ya fue. Los guionistas y los directores de teatro tienen que empezar a cambiar su mente. Tenemos que imponer, y digo tenemos porque me incluyo porque aunque no sea travesti en mis espectáculos está ese germen, otra forma de ver las cosas. Basta de esa hipocresía social, esa tilinguería de clase media, que dice “¡a los travestis hay que sacarlos de las calles!”, y son los que utilizan después sus servicios, o sus hijos, y las llevan en sus autos a Palermo. Basta de esa cacería de brujas. Eso existe, y hay que desenmascararlos. Acá el arte no va a hablar de eso, va a hablar de travestis poetas, escultoras, que pintan, de travestis que tienen necesidad de formar cooperativas de trabajo, que se suben al escenario para cantar, para bailar... De travestis que se forman como artistas.

F.N.: –Falta que siga habiendo festivales como éste, que se siga disfrutando al fin ya la llegada de esta libertad que es realmente increíble, porque para quienes padecimos nos cuesta creer. Yo salía de La Paz fumando marihuana del baño porque todavía no se sabía qué era la marihuana, imaginate. Y si yo hoy quiero, me voy desde aquí con tacos y pestañas postizas sin problemas. La ciudad es de nuevo un gran escenario de liberación absoluta.

M.S.: –Agregaría que hay que trabajar mucho sobre todo en provincias, porque ser travesti en provincias es mucho más difícil que serlo en Capital. El prejuicio existe en todos lados, pero en las provincias es mucho más violento. Falta mucho para trabajar en la inclusión, esto no se termina con dos leyes.

Este es el segundo año consecutivo que se realiza este encuentro, “mucho más organizado que el primero”, confiesa Mosquito, con una propuesta más amplia, más diversificada, que incluye, además de los espectáculos, homenajes a varios artistas y diversos paneles de discusión, con la presencia de, entre otros, María Fernanda Callejón, Esther Goris, Roberto Piazza, Anamá Ferreira, Osvaldo Bazán, Antonella Costa y José María Muscari, que participarán del acto inaugural. “El primero fue extraordinario”, recuerda Mosquito, porque “dentro de la desprolijidad con la que se hizo, casi como un experimento, con temor a que no pasara nada, fue todo lo contrario: cada día se sumaba más gente, muchos heteros que venían a abrirse la cabeza. Hay que evitar una trampa, que es caer en el autoghetto, que sea solamente travesti, pero ahora lo tenemos que hacer así para que la gente lo empiece a conocer, que se haga eco de esto”.

–¿Qué es lo que más les alegra de que este festival pueda lograr continuidad?

M.S.: –El encuentro, la alegría de encontrarse. Te puedo asegurar que los tres días van a ser magníficos, todas las compañeras maquillándose, comentándose cosas, la alegría de ponerse lo que van a mostrar... Esa buena predisposición a romper tabúes y a ser más felices estos tres días. Hay artistas que han transitado épocas muy difíciles, para las travestis y para los artistas en general también, desde la dictadura o los años previos, o las primeras épocas de la democracia, con muchos prejuicios. Vanessa Show me contó que a veces terminaba de hacer su show y la llevaban directamente presa. Se tuvo que ir del país... ¡y triunfó en Europa! Era natural allá ver a una travesti arriba del escenario; acá tiene que pasar lo mismo. Y estamos en eso.

F.N.: –Es una especie de carnaval místico, un kumbha mela, que es el carnaval de la India, o como un carnaval de Bahía, porque estamos todas juntas. ¡Al fin! Antes era terrible porque de pronto te veías con alguien, pero no sabías si iba a seguir viva. El habló de Vanessa Show, ¡yo la recuerdo cuando todavía era un muchacho! Era más bella que William Harp... Como dice la canción de Rafael Seixas: yo prefiero ser una metamorfosis ambulante antes que tener aquel viejo concepto formado sobre todo. Y en esa metamorfosis yo personalmente soy, también, gay.

* El 2º Encuentro de Arte Trans Festival Destravarte se desarrollará hoy y mañana de 15 a 24 y el miércoles de 11 a 24. Toda la programación en www.carasycaretas.org.