Lunes, 13 de diciembre de 2010 | Hoy
CINE › LA MIRADA INVISIBLE GANó EL PREMIO ESPECIAL DEL JURADO
Además del largometraje de Diego Lerman, varias películas argentinas se llevaron premios del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano: Rompecabezas (Natalia Smirnoff), Por tu culpa (Anahí Berneri) y Pecados de mi padre (Nicolás Entel), entre otras.
Por Oscar Ranzani
Desde La Habana
El cine argentino no se fue con las manos vacías de Cuba: La mirada invisible, tercer largometraje de Diego Lerman, fue distinguido con el Premio Especial del Jurado de la Competencia de Largometrajes de Ficción del 32º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. De esta manera, la película basada en la novela Ciencias morales, de Martín Kohan, cierra un exitoso recorrido internacional que comenzó en mayo de este año cuando se realizó la première mundial en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. El opus tres de Lerman describe el férreo método de control disciplinario en el Colegio Nacional Buenos Aires durante los días previos a la guerra de Malvinas, a través del punto de vista de una preceptora reprimida que tiene fantasías sexuales en el baño de los alumnos. Los protagónicos quedaron a cargo de Julieta Zylberberg –la preceptora– y Osmar Núñez, quien encarna a un jefe de preceptores, fiel exponente de los verdugos de la dictadura.
En ficción, la Argentina conquistó otros dos premios: en el concurso de Operas Primas, el Coral a la Mejor Contribución Artística fue otorgado a Rompecabezas, primer largometraje de Natalia Smirnoff, en el que María Onetto compone a un ama de casa que cuando cumple años recibe como regalo de su familia un puzzle que le terminará provocando un descubrimiento personal en varios sentidos. En la competencia de largos de ficción, en tanto, el drama materno-familiar Por tu culpa, de Anahí Berneri, se llevó el Coral a la Mejor Edición.
Otra distinción importante para la Argentina se produjo en la categoría Documentales: Pecados de mi padre, de Nicolás Entel, fue premiado con el Primer Coral. El film estrenado a comienzos de año en Buenos Aires retrata la historia del narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria, contada por su hijo, Sebastián Marroquín, cuya infancia transcurrió entre el lujo y la clandestinidad; sin embargo, ya de adulto, Marroquín buscó una vida mejor para sí mismo. Y en el documental pide perdón a los familiares de las víctimas de su padre.
El Primer Coral de largos de ficción fue para La vida útil, película uruguaya dirigida por Federico Veiroj (conocido en la Argentina por su largo Acné), que también obtuvo el Coral a la Banda Sonora. El film –representante por Uruguay para los próximos premios Oscar– describe el derrotero de un empleado de una cinemateca que debe enfrentar el fantasma de la desocupación cuando el lugar donde trabaja entra en crisis y se queda sin empleo, después de veinticinco años. Filmada en blanco y negro, la película de Veiroj es un homenaje al cine no sólo por el contenido, sino también por el clima y el ambiente de la historia, que remite al mundo cinéfilo.
Otra gran ganadora en la noche de clausura del Festival de La Habana fue Post-Mortem, del chileno Pablo Larraín, que se llevó el Segundo Coral de la Competencia de Largos de Ficción, y los Corales a Mejor Actuación Masculina (Alfredo Castro) y Femenina (Antonia Zegers). Sin proponerse solo un retrato histórico, el film presenta la historia de un empleado apolítico de la morgue que, cuando se produce el golpe de Estado en Chile, comienza a buscar a su novia, que desaparece misteriosamente. El tercer Coral en largos de ficción fue para la mexicana Las buenas hierbas, de María Novaro, que también obtuvo el premio a la música. Este largometraje –que refleja el cambio que debe enfrentar una mujer en su vida cuando a su madre le detectan el mal de Alzheimer– cierra un año exitoso, ya que arrasó con ocho premios en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. El Coral al Mejor Director quedó en manos del cubano Fernando Pérez, por su brillante labor en José Martí: el ojo del canario, que cuenta, en clave de ficción, la etapa de la infancia y adolescencia del héroe de la lucha por la independencia cubana. Este largometraje –que obtuvo ocho premios colaterales que entregaron distintas instituciones de Cuba– también conquistó el Coral a la Dirección Artística.
En cuanto a la Competencia de Operas Primas, además del premio a Rompecabezas, la mexicana Alamar, de Pedro González-Rubio, se llevó el Primer Coral. Se trata de una película bellísima, con una puesta visual imponente, que hace hincapié en la relación fraternal entre un padre divorciado y su pequeño hijo que está próximo a irse a vivir con su madre a Italia; juntos se embarcan en un viaje al Caribe mexicano a mar abierto. El Segundo Coral quedó en manos de los peruanos Diego y Daniel Vega, directores de Octubre, film que también cierra un recorrido internacional exitoso, ya que en mayo de este año ganó el Premio del Jurado de la Sección “Una cierta mirada” del 63º Festival de Cannes. El tercer Coral fue para la colombiana Del amor y otros demonios, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Gabriel García Márquez, dirigida por Hilda Hidalgo.
En la Sección Documentales, además de Pecados de mi padre, fue galardonado con el Segundo Coral El edificio de los chilenos, de Macarena Aguiló, que narra, a partir de su experiencia, la historia de un grupo de niños que fueron criados por padres sociales en el exterior cuando sus padres biológicos, militantes exiliados del MIR, decidieron volver a Chile para combatir a la dictadura de Augusto Pinochet. El tercer Coral fue para Memoria cubana, de Alice de Andrade e Iván Nápoles, documental que relata la historia de los Noticieros Icaic, creados y dirigidos por el realizador cubano Santiago Alvarez.
En Animación, la Argentina también fue premiada: el Segundo Coral lo conquistó Marcela, de Gastón Siriczman, que acompaña a una mujer que al cumplir cuarenta años realiza un balance de su vida, con lo ganado y lo perdido. El Primer Coral fue para Sambatown, una historia de un triángulo amoroso, creada por el brasileño Cadu Macedo; mientras que el Tercer Coral quedó en manos de El alicanto y la veta de cobre, del chileno Roberto Avaria, que traza un relato de las obras de arte inconclusas que Dios se olvidó en la creación del mundo.
Otros premios: la mexicana Chicogrande, de Felipe Cazals, fue distinguida con el premio a la Mejor Fotografía. La mención del jurado de largos de ficción fue para la cubana Casa vieja, de Lester Hamlet. El mejor corto fue Los bañistas, del cubano Carlos Lechuga. El Premio Alba Cultural-Latinoamérica Primera Copia, que distingue a las películas en etapa de posproducción, fue compartido por la argentina Las acacias (Pablo Giorgelli) y la cubana Chamaco, de Juan Carlos Cremata. Otro largo argentino, El fin del Potemkin, de Misael Bustos, obtuvo un reconocimiento especial en este rubro.
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