Las puertas del honorable palacio se abren al lenguaje insumiso de la poesía. El lector porfiado, desconcertado por la resaca de un añejo escepticismo, alegará que la novedad asombra. Tal vez lo ampare un puñado de razones. A mediados de los años ‘90, pocos se habrían animado siquiera a conjeturar que Washington Cucurto y Martín Gambarotta leerían alguna vez, en un futuro no tan lejano, sus poemas en el Senado. Las desaforadas peripecias cucurtianas, protagonizadas por un cumbiantero incorregible de la noche de Once, Constitución y aledaños, representaban el paroxismo de la barbarie. La rabiosa insolencia de Gambarotta, más incorrecta y revulsiva, en guerra con el sistema neoliberal, contra “una paz gelatinosa en un Estado en bancarrota”, se desplazaba por el umbral de lo intolerable. El recinto y sus habitantes de entonces no los habrían admitido. Los prejuicios, adheridos a la piel de ciertos espacios, se heredan. No es un legado inapelable, un reino del que jamás se vuelve. Aunque cueste horadar lo incubado en el imaginario. Los tiempos cambian; las barreras de antaño se disgregan. El ciclo Verano Parlamentario. Poesía y Música, que comenzará el próximo 2 de marzo en el salón Illia, con las lecturas de Gambarotta y Cecilia Eraso más las canciones de Paula Maffía, desgarra el paño de las aprensiones. El menú incluye a los poetas Mariano Blatt y Miguel Angel Petrecca, acompañados por el músico Leandro Kalén; y Cucurto y Cecilia Pavón, musicalizados por Shaman Herrera.

El sociólogo Juan Laxagueborde, subdirector general de Cultura del Senado, subraya que los jóvenes poetas convocados manifiestan “la diversidad en el trato con la lengua contemporánea”. Laxagueborde destaca que Gambarotta, autor del emblemático Punctum, “integra imágenes irreversibles con reflexiones sobre la existencia más profunda de sujetos al borde de la sumisión y de la sordidez, para pensar cuáles pueden ser las opciones de la poesía política de hoy”. Y cita de memoria unos versos de Gambarotta, de Relapso + Angola: “Los que quieren/ quemar la bandera, los que quieren besarla / los que dicen que es un delantal de carnicero / los que dicen que es un mantel para servir puchero”... La obra de Pavón, autora de Caramelos de Anís, es “un puntilloso ejercicio que resalta el poder de lo que aparece como nimio, leve o naïf, y que definitivamente condiciona las vidas cotidianas”. Blatt, el poeta más joven del ciclo, autor de El pibe de oro, “retoma la tradición de la poesía erótica, situándola en el aquí y ahora a través de la construcción de una suerte de oralidad hiperrealista”. El subdirector general de Cultura agrega que se trata de poetas “que expresan a diferentes sectores sociales y de la cultura”, y anticipa que en las actividades previstas para este año se pondrá el énfasis en los artistas emergentes.

La movida cultural que se avecina, organizada por la Dirección General de Cultura del Senado, está orientada a distintos públicos. Los jubilados y los niños contarán con ciclos de cine en el salón Belgrano. La iniciativa Las Bases, en la que se invita a centros culturales para coorganizar presentaciones de música y arte, empezará en abril con un recital de Flopa-Minimal. También está en marcha una serie de conciertos de cuatro pianistas, que tocarán jazz, tango, folklore y clásico; Congreso Abierto, Asamblea Teatral, es la consigna de unas jornadas de reflexión y taller sobre teatro argentino, que se hará en septiembre, y para cerrar el año se realizará una feria de organizaciones de base de la cultura, donde podrán mostrar sus trabajos, entre otras actividades. Pero habrá más. Al mar, al sur y al frío es el documental que el Senado está produciendo sobre el proyecto de traslado de la capital a Viedma. Y se viene un concurso nacional de novela para autores jóvenes.

Verano Parlamentario. Poesía y Música es la punta de lanza de la apertura del Senado a la ciudadanía. “El espíritu es el mismo que el proyecto que encabeza Cristina (Fernández): democratizar por sobre todas las cosas –plantea Laxagueborde a Página/12–. En este caso, democratizar la cultura, la poesía, los edificios públicos, la memoria histórica y la música. Esto significa que desde nuestro rol –con Amado Boudou, presidente del Senado– tenemos como vocación abrir las puertas de este edificio centenario al conjunto de los lenguajes artísticos de la Nación. El Parlamento es el lugar en donde se cruzan distintas tradiciones políticas. Pues bien: lo que pretendemos es visibilizar y poner en movimiento la mayor cantidad de disciplinas, estilos y estéticas nacionales.” Gambarotta y Eraso, Blatt y Petrecca, Cucurto y Pavón se mueven. Nunca han estado quietos. Pero hace unos años, leer en el Palacio Legislativo no estaba en el horizonte inmediato; no era para ellos ni una breve nota al pie de los sueños o las pesadillas. Pertenecía, en cambio, al campo ambiguo de la ficción o de una hipotética experiencia alucinógena. “Nos parece central utilizar un espacio eminentemente político para que los poetas de las nuevas generaciones intervengan a partir de la lengua, de las palabras, y que tres grandes trovadores jóvenes los acompañen con sus canciones –dice Laxagueborde–. El Senado se abre, pretende ensanchar e imaginar nuevas formas de la cultura.”

* Verano Parlamentario. Poesía y Música se realizará los viernes 2, 9 y 16 de marzo a las 20, en el Salón Illia (Entre Ríos 49, ingreso por la explanada), con entrada libre y gratuita hasta completar la capacidad de la sala.