Si la cultura es uno de los ámbitos sociales donde la globalización más se percibe, la TV parece ser el medio de expresión artística en el que se hace evidente con mayor certeza que las distancias geográficas parecen haberse borrado por completo. El intercambio de formatos y programas de uno u otro país circulando por todo el mundo ya no es novedad para ninguno de los televidentes del globo, quienes se acostumbraron a seguir cómodamente a través del televisor de su propia casa series realizadas en el extranjero o adaptaciones locales de programas originales de recónditas naciones. La TV ya no tiene, como antaño, fronteras ni naciones que la limiten. En ese acelerado proceso, la globalización cultural dará hoy un nuevo paso, cuando desde las 21 AXN preestrene en simultáneo y para todo el mundo la serie The Firm. El capítulo doble de presentación de la primera serie de producción propia de AXN llegará, entonces, al mismo tiempo a los ojos de los televidentes de Asia, Medio Oriente, Europa y América latina, las diferentes regiones en las que el canal opera. Y no deberá llamar la atención si en poco tiempo esta estrategia de lanzamiento se convierte en moneda corriente para las grandes producciones de la TV paga.

Como si no bastase su condición mundial, el episodio de preestreno de The Firm será emitido en simultáneo hoy, además, por las señales Sony Entertainment Television, AXN y Sony Spin. Esa sinergia de las señales pertenecientes al portfolio de Sony Pictures Television International le permite a la nueva serie dramática tener una audiencia potencial de poco más de 126 millones de personas. Aun cuando en este caso no vale como un mecanismo eficaz puesto en marcha por la propia industria televisiva mundial, para evitar la piratería a través del streaming o download de series de parte de los consumidores –cada vez menos afectos a esperar a que el canal local programe sus series favoritas meses después de su estreno original–, ya que en Estados Unidos la serie se estrenó en la NBC el 8 de enero. Este preestreno mundial es para el circuito global fuera del país de origen. De cualquier manera, el estreno oficial y formal de The Firm se producirá recién el 11 de abril a las 22, por la pantalla exclusiva de AXN Latinoamérica.

Basada en la novela de nombre homónimo escrita por John Grisham, que en 1993 ya había sido llevada a la pantalla grande por Sidney Pollack y protagonizada por Tom Cruise (aquí se conoció bajo el nombre de Fachada), The Firm cuenta la vida del abogado Mitchell McDeere y su familia, diez años después de los eventos narrados en la novela y en la película, cuando, siendo un joven socio de una firma de abogados, desmantela un prestigioso estudio de Memphis que funcionaba como una fachada para la mafia de Chicago. Desde entonces, McDeere (Josh Lucas) y su familia debieron cambiarse identidad y peregrinar de ciudad en ciudad, formando parte del Programa de Protección a Testigos Federales, con el fin de evitar la venganza de la mafia. Una década después de aislarse, el joven abogado decide rehacer su vida afectiva y profesional definitivamente, abriendo un estudio jurídico familiar en Wa-shington. Sin embargo, no pasará mucho tiempo para que caiga en la cuenta de que los peligros del pasado siguen tan latentes como las complejas causas judiciales actuales que toma para poder mantener en pie su propio bufete.

Diametralmente opuesta a la típica ficción de abogados, la atracción principal de la serie de 22 capítulos es que a los casos actuales que Mitch debe resolver se le suma la amenaza de la mafia, que lo acecha con la determinación de cobrarle aquella vieja factura. Lejos del estereotipo de abogado glamoroso y adinerado que suele retratar la TV estadounidense, en este caso The firm centra su atención en un profesional de carne y hueso, lleno de problemas cotidianos y financieros que, pese a haber sido graduado con honores en Harvard, asume la profesión con un fuerte sentido social. Para él, sus convicciones no se pueden comprar con dinero ni con ninguna otra cosa. “Ah, sos un moralista”, le dice en el primer capítulo un colega de un prestigioso bufete que intenta contratarlo con una tentadora oferta, pero que Mitch rechaza porque prefiere defender a desprotegidos antes que a millonarios que evaden el fisco. Sin embargo, en ningún momento el relato de la serie de la que Gri-sham participa como productor ejecutivo busca convertir al abogado en un especie de “héroe” de causas perdidas. He ahí la atracción del protagonista: pese a su talento, está lejos de ser infalible y tener una vida de bon vivant. Más bien, la serie muestra a un abogado “con corazón” en un mundo contaminado, pero en el cual apenas intenta sobrevivir, sin pretensiones de modificarlo.

Apelando a diálogos más o menos ingeniosos y un buen nivel de actuaciones (Juliette Lewis se luce una vez más como la sexy y freak recepcionista de Mitch), The Firm, sin embargo, no logra escapar de cierta cadencia en el ritmo del relato. Propio de las series de abogados, por otra parte, pero aquí potenciado por una búsqueda dramática que desarticula el efectismo visual cuando el poder, el dinero y el glamour rodean al protagonista. Tal vez por eso es que desde su estreno en Estados Unidos, con poco menos de siete millones de espectadores, The Firm perdió la mitad a medida que los capítulos avanzaban y la NBC acaba de anunciar que a partir de marzo la serie pasará a emitirse en el poco rendidor horario de los sábados a la noche. Una clara demostración de que no basta con una buena estrategia de marketing para atraer y mantener en el tiempo a los espectadores alrededor de un programa. La TV, aun en plena globalización cultural, sigue dependiendo de buenas historias.