Domingo, 23 de marzo de 2014 | Hoy
CULTURA › GUILLERMO LEVY PUBLICO EL LIBRO DEL PAIS SITIADO A LA DEMOCRACIA
El sociólogo propone reconstruir la vida social, cultural, política y económica de la Argentina en los últimos treinta años, sobre la base de entrevistas a unas quince personas, desde Graciela Daleo hasta Osvaldo Bayer, pasando por Mario Wainfeld y Rubén Dri, entre otros.
Por Cristian Vitale
Guillermo Levy, sociólogo y militante, marcó el terreno (treinta años de democracia) y actuó en consecuencia. No fue por lugares comunes ni “discursos correctos”. Fue por un libro abierto, cruzado por tensiones, debatido. “Por generar una caja de herramientas para todo aquel que quiera pensar la Argentina, en clave de pensamiento crítico”, extiende él, sobre Del país sitiado a la democracia (Diálogos a los 30 años), el flamante trabajo publicado por Editorial Gorla, cuyo objetivo principal es reconstruir la vida social, cultural, política y económica de la Argentina en los últimos treinta años, sobre la base de entrevistas a unas quince personas con mucho por decir sobre el período. “En realidad la entrevista es una herramienta central del sociólogo, pero con el término no muy académico de ‘diálogos’, quise aclarar que los encuentros fueron idas y vueltas entre dos sujetos con posiciones, vivencias y recorridos diversos”, determina, sobre una metodología que aplicó, con mayor o menor rigor, a todos los entrevistados.
A Graciela Daleo, Osvaldo Bayer, Mario Wainfeld, Jorge Taiana, León Carlos Arslanian, y Rubén Dri, por nombrar algunos. “Elegí gente que haya trabajado por los intereses populares o por la ampliación de los horizontes de la democracia, y no haya sido cómplice de la dictadura o del neoliberalismo en los noventa... desde ahí busqué una pluralidad”, sostiene el autor, que define el trabajo como “kirchnerista friendly”. “Si bien se esbozan críticas y no todas las entrevistas son a personas que defienden en su conjunto el proceso iniciado en el 2003 (algunas inclusive plantean críticas duras), el conjunto del libro reivindica esta última década como la mejor de las tres de los treinta años. No digo que todos digan eso, sino que es el espíritu que se desprende del libro.”
Levy nació en Nueva York en 1967, pero vive en Argentina desde los tres años. Se graduó como sociólogo en la UBA en 1996, y hoy ejerce como docente e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales y en el Centro de Estudios sobre Genocidio en la Universidad de Tres de Febrero. Dice no provenir de una familia politizada y cuenta que nació a la política durante las épocas de transición democrática, cuando –formado entre los “viejos bueyes” de la resistencia peronista– empezó a militar con las Madres de Plaza de Mayo, y en diferentes espacios políticos, muy cerca, por caso, de uno de sus entrevistados: el teólogo Rubén Dri. “Su militancia popular, que sostiene hoy a los más de 80 años, y el ser uno de los referentes más importantes a la hora de pensar la Iglesia en nuestro país lo hacían perfecto para esta entrevista sobre el vínculo entre Iglesia, Estado y sociedad.
–Osvaldo Bayer es otro protagonista del período...
–Que está arriba de los 85 años, te convida un whisky a las 11 de la mañana y vive con una intensidad increíble. Lo conocí de adolescente a través de las Madres y La Patagonia Rebelde fue una película que a los 15 años, en el mes de las elecciones que ganó Alfonsín, me marcó mucho. Es una de las personas centrales en las disputas culturales de estos años.
–¿Por qué decidió empezar la serie de entrevistas con Graciela Daleo?
–Por el hecho de empezar hablando de la democracia con alguien que volvió del infierno de los campos, que lleva en su espalda la historia anterior, que no tuvo posibilidad de “no darse cuenta” de lo que pasaba en la dictadura y que sobre todo siguió siendo, como tantos, perseguida por la Justicia hasta varios años después de que asumiera Alfonsín. De hecho, uno de los pasajes intensos del libro me ocurre con ella cuando le pregunto, desde un lugar común que no pude evitar, sobre los cambios que había visto en Argentina cuando volvió de su primer exilio en 1984. O sea, quería que me hablara de esa Argentina sustancialmente distinta de 1984 con respecto a la de 1977. Sin embargo, ella ve cambios muchos más profundos, en la calle, en las conversaciones, en la estética, en la política en los noventa con el menemismo. Esa parte me parece riquísima.
Levy rescata como otro de los pasajes centrales el aporte de Taiana sobre los climas internacionales y el posicionamiento del país en diferentes momentos o las charlas con jóvenes militantes que nacieron después de la asunción de Alfonsín. “Para ellos la democracia es un piso indiscutible, y eso es concreto... es un camino permanente donde, por supuesto, no estamos siempre en el mismo lugar, pero hoy, por más que muchos quieran meter la realidad en sus moldes e intencionadamente pretendan que Cristina termine como Alfonsín, no estamos en 1989. Estamos menos sitiados y nuestra democracia está mucho mas consolidada”, finaliza.
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