Alrededor de un espacio plural en construcción gravitan diversas cuestiones: biografías que de tanto andar terminan por encontrarse en la diversidad de expectativas y tareas pendientes, en los ecos de lo que vendrá. La intensidad del presente hilvanando debates, delineando y afinando las oportunidades del mañana. Todo parece encajar para el Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura, que hoy a las 19 presentará en la Biblioteca Nacional un documento fundacional. “Reconocemos y defendemos la voluntad política que generó un gran avance económico, social y cultural en la última década. Un Estado generador y promotor de bienes culturales, que complementa la gran producción independiente y autogestiva de todo el país. No obstante, debemos avanzar en una mayor calidad institucional y una mayor integración y respaldo a la producción independiente tanto regional como nacional”, señalan en un fragmento de este documento. Este espacio se propone como una organización federal que “contenga y defienda nuestra gran diversidad cultural”, “un articulador y gestor de lazos entre la sociedad civil y sus expresiones artísticas”. La mesa de organización del Frente está integrada por Horacio González, Juan Manuel Correa, Julia Narcy, Diego Galíndez, Rubén de León, Luis Sanjurjo, Natalia Stoppani, Carlos de Francisco, Francisco “Tete” Romero y Juano Villafañe. Muchos actores, directores de teatro, dramaturgos, cineastas, músicos y escritores acompañan esta iniciativa: Cristina Banegas, Ricardo Bartis, Raúl Serrano, Pompeyo Audivert, Hugo Urquijo, Lorenzo Quinteros, Patricio Contreras, Ingrid Pelicori, Silvio Lang, Alejandra Darín, Jorge Boccanera, Márgara Averbach, Vicente Battista, Norberto Galasso, Leopoldo Castilla, Carmen Guarini, Liliana Herrero y Juan Carlos “Tata” Cedrón, entre otros.

“La creación del Ministerio de Cultura Nacional es sin duda un gran acontecimiento, se trata de una reivindicación histórica de todo nuestro sector”, dice Juano Villafañe a Página/12. “Estamos frente a un nuevo escenario donde nos sentimos también protagonistas. El ministerio permitirá darle calidad institucional al conjunto de las políticas culturales que se han desarrollado con alto impacto en los últimos años, además de profundizar y articular el trabajo en todas las provincias y regiones del país.” El nombramiento de Teresa Parodi como ministra “es altamente significativo porque se trata de una gran artista, de una destacada creadora nacional y latinoamericana. Representa lo mejor de nuestras tradiciones, el compromiso con la política y la militancia”, pondera el poeta y director artístico del Centro Cultural de la Cooperación (CCC). Y agrega que la creación del ministerio es “un hecho político muy importante” que se produce dentro de un proceso de distribución de bienes culturales que casi no tiene precedentes. “Todo lo conquistado multiplica naturalmente la necesidad de seguir avanzando con nuevas transformaciones. El Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura fue pensado como un articulador de políticas y reivindicaciones, por lo tanto ahora se potencian los objetivos originales y el sentido de este Frente”.

La primera autoconvocatoria a distintos representantes del sector artístico –técnicos, profesionales, administradores, gestores culturales– se realizó en la Biblioteca Nacional el año pasado. “Nos hemos propuesto que la integración se realice a título personal desde la propia trayectoria artística, profesional o técnica que tenga cada uno. Consideramos que de esta forma les damos participación a todas las disciplinas y profesiones que conforman nuestro espacio y a la vez mantenemos profundos lazos con las distintas asociaciones y gremios de la cultura que existen en nuestro país”, cuenta Villafañe. En el documento fundacional se advierte sobre los “criterios empresariales” y las “lógicas neoliberales” de las políticas culturales del gobierno porteño. Villafañe explica que uno de los objetivos políticos centrales de la gestión cultural de la Ciudad es la Ley de Mecenazgo. “Esta ley ha generado profundas contradicciones y desajustes en su aplicación. Los motivos son diversos, pero se puede reconocer a primera vista que el mecenazgo pasa a competir con las políticas culturales públicas que el Ministerio de Cultura de la Ciudad tiene la obligación de aplicar. La Ley de Mecenazgo, al derivar fondos que deberían ser distribuidos por el Estado para la iniciativa pública, deja en manos de las empresas privadas la decisión unilateral del fomento cultural. De esta forma se generan políticas superpuestas que no siempre responden a las necesidades culturales de los ciudadanos. Un proyecto que hace circular dinero público entre privados debería generar un debate más profundo en el mundo intelectual”, reflexiona el director artístico del CCC. “Entre las políticas públicas que debe aplicar un ministerio de Cultura y la Ley de Mecenazgo surgen contradicciones que terminan favoreciendo las lógicas de privatización.”

Villafañe señala otras limitaciones del Ministerio de Cultura porteño. “La Ciudad carece de una ley del libro, de una ley del tango, una ley para las artes plásticas o de una ley para los centros culturales independientes; hay que fortalecer el Programa Cultural en Barrios, respaldar el teatro comunitario, entre otros temas. Hay que estimular la creación de nuevos gobiernos de la cultura que permitan la participación de los artistas y trabajadores en la gestión. La vida cultural en la ciudad es muy rica en todo sentido, y los porteños nos merecemos una distribución democrática de los bienes culturales. En la ciudad existen diferencias culturales muy marcadas entre el sur y el norte. Además de fortalecer la institucionalidad y el presupuesto del Ministerio de Cultura de la Ciudad, hay que estimular la descentralización cultural y darles a las comunas la posibilidad de una gestión cultural como corresponde; éste es uno de los objetivos del Frente en la ciudad.”

El Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura, estimulado por la puesta en funcionamiento del Ministerio de Cultura a nivel nacional, apuesta por la necesidad de impulsar una Ley Nacional Federal de Cultura que pueda “ser discutida ampliamente en todo el territorio”, precisa Villafañe. “Discutir el marco y los contenidos de una Ley Nacional Federal de cultura como ocurrió con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual puede representar sin duda un nuevo movimiento cultural en el país que acompañe desde la sociedad civil las transformaciones que se impulsan desde el Estado.” El poeta y director del CCC recuerda un porcentaje que difundió la ex Secretaría de Cultura de la Nación: en 2011 el impacto de la cultura en el PBI con la producción de bienes y servicios fue del 3,83 por ciento. “Este dato implica reconocer que tanto la producción cultural tangible como la intangible generan riqueza y trabajo. Los bienes artísticos, las imágenes, las metáforas mantienen sus potencias de uso y de cambio circulando como pocas veces se ha visto en nuestro país. Vamos a trabajar en la elaboración de documentos, retomando también los debates públicos y participativos. La experiencia de Carta Abierta abrió un camino articulador entre militancia y campo intelectual, le dio vitalidad a la dinámica política nacional desde la cultura. Vivimos un gran cambio de época donde la batalla cultural está siempre en la agenda de cada día.”