Martes, 24 de febrero de 2015 | Hoy
CULTURA › PRIMER TOMO DE MANIFIESTOS POLíTICOS ARGENTINOS
El volumen, que abarca el período 1890-1956, reúne documentos fundamentales de la vida política y cultural argentina. Esta antología, que se presentará el jueves, se propone “reinscribir en el presente” algunas “marcas significativas” de la historia.
Por Silvina Friera
Provocar es un modo de sacudir la modorra del pensamiento. A veces, para calibrar la importancia de un libro, conviene empezar por el final: “Aventura y revolución peronista”, un artículo de Juan José Sebreli publicado en la revista Contorno en julio de 1956. “Toda una generación –que es la mía– está indisolublemente unida al peronismo para siempre. Podemos apoyarlo o combatirlo, cruzarnos de brazos creyendo que todo da lo mismo, pero no podemos prescindir de él. Es nuestro lote. Está ahí, ineludible como una esfinge, y tenemos que develar su enigma para saber lo que somos.” El primer tomo de Manifiestos políticos argentinos, que abarca el período 1890-1956, reúne documentos fundamentales de la vida política y cultural argentina. Esta antología, que se presentará el jueves a las 18.30 en el Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo, se propone “reinscribir en el presente” algunas “marcas significativas” de nuestra historia. “Estos textos de nuestra Argentina moderna presentan diversas maneras de decir, de referirse al conflicto social, a la lucha por el poder, al litigio por la igualdad desde un amplio espectro de tradiciones intelectuales que constituyen verdaderas genealogías de nuestro presente y de los debates, sueños e ideales actuales”, plantea la ministra de Cultura, Teresa Parodi. “Repensar la cultura política es una manera de reivindicarla como herramienta indispensable para expresar los reclamos, la alegría y la dignidad de un pueblo que ha sabido resignificarla con mucho esfuerzo.”
Ricardo Forster define las tradiciones político-intelectuales del itinerario que traza la antología como “diversas, antagónicas, conflictivas, concluyentes y litigiosas”. Autonomistas, anarquistas, liberales, radicales, comunistas, conservadores, peronistas, nacionalistas de derecha y de izquierda, católicos, sindicalistas desfilan a través de sus manifiestos, proclamas y debates intelectuales. “Nuestro esfuerzo al seleccionar los materiales (...) tuvo como objetivo central eludir la tentación de la mirada sesgada, de la ortodoxia doctrinaria, del dogmatismo y, también, de la ceguera que muchas veces nace de la intolerancia principista”, advierte el secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional. “Buscamos rescatar escrituras y discursos, textos y programas, intervenciones intelectuales y octavillas de batalla, dejando que los diversos ríos de las tradiciones políticas argentinas fluyeran por las páginas de un libro-herramienta que nació a partir de la idea de constituir un instrumento capaz de reunir una diversidad que, por lo general, siempre se ha mantenido separada.”
El primer texto incluido es “Trabajadores. Compañeras. Compañeros: ¡Salud! Viva el Primero de Mayo: día de la fiesta universal obrera”, en el que se convoca a la primera celebración del Día Internacional de los Trabajadores en Buenos Aires, el 1° de mayo de 1890, iniciativa que fue impulsada por el Club Vorwärts, una de las primeras y más importantes agrupaciones socialistas en el país, fundada en enero de 1882 por un grupo de inmigrantes alemanes. “Nosotros somos los vagabundos, los malhechores, la canalla, la escoria de la sociedad, el sublimado corrosivo de la organización actual”, se lee en el editorial del primer número del periódico anarquista El perseguido (1890-1897), escrito por Rafael Roca (1859-1893), un reconocido periodista, orador y militante anarquista español. No podía faltar el discurso de Leandro N. Alem en el Frontón –13 de abril de 1890–, presentación en sociedad de la flamante Unión Cívica: “No puede haber buenas finanzas donde no hay buena política –afirma Alem–. Buena política quiere decir respeto a los derechos; buena política quiere decir aplicación recta y correcta de las rentas pública; buena política quiere decir protección a las industrias útiles y no especulación aventurera para que ganen los parásitos del poder.” En el torbellino de textualidades en juego en la década del ’90 resulta crucial la intervención del Partido Socialista Argentino a través de su primer manifiesto electoral, publicado el 29 de febrero de 1896 en su órgano de prensa, La Vanguardia, fundado por Juan B. Justo en 1894, una de las experiencias de periodismo político obrero más longevas y significativas. La voz de la mujer anarquista se levanta para exigir “nuestra parte de placeres en el banquete de la vida” en el editorial del primer número de La voz de la Mujer. Las víctimas del trabajo a destajo luchan. La antología incorpora un volante redactado en septiembre de 1896 por las comisiones en huelga de los sindicatos de carpinteros, muebleros, silleros y torneros del puerto de la ciudad de Buenos Aires, en el que demandan ocho horas de trabajo y la abolición del trabajo a destajo. Y está la mecha encendida de Leopoldo Lugones en el “modo socialista” de “La fiesta del proletariado”, publicado en La Montaña, un periódico de intelectuales y universitarios socialistas.
“Lejos de buscar o tolerar la injerencia de los Estados Unidos en nuestras querellas regionales, correspondería evitarlas y combatirlas, formando con todas las repúblicas amenazadas una masa impenetrable a sus pretensiones”, escribió Manuel Ugarte en “El peligro yanqui”, un artículo precursor del latinoamericanismo, publicado en 1901. La antología incluye el primer discurso de Alfredo Palacios como diputado, en mayo de 1904; las conclusiones del “Informe sobre el estado de las clases obreras” que hizo el abogado y médico catalán Juan Bialet Massé, a pedido de Joaquín V. González, ministro del Interior durante la presidencia de Julio Roca; la Proclama de la Unión General de Trabajadores (UGT), la FORA y diversas sociedades obreras en la “Semana Roja” de 1909 –la represión devenida masacre de trabajadores que conmemoraban el 1° de Mayo en Plaza Lorea–; el discurso del presidente José Figueroa Alcorta durante los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo.
Aunque no tiene pretensiones de exhaustividad, la antología aglutina un corpus documental significativo. Un gran acierto es incorporar “artefactos culturales” más complejos que el escrito político “a secas”, como el poema “Eva Perón en la hoguera”, de Leónidas Lamborghini. Los poemas “Rusia” y “Guardia Roja”, de Jorge Luis Borges, publicados en la revista Cuasimodo, de orientación anarco-bolchevique, en diciembre de 1921, ilustran el impacto que tendría la Revolución Rusa en la sociedad argentina, no sólo entre la militancia de izquierda y el movimiento obrero, sino en un variado arco de la intelectualidad del país. La selección de las Aguafuertes porteñas de Roberto Arlt pone la lupa en los discursos y acciones tensas y contradictorias que circulan por las calles de Buenos Aires a partir del golpe del 6 de septiembre de 1930 contra Yrigoyen. “¡Yo arrojo este poema violento y quebrado/ contra el rostro de la burguesía.” Así termina el poema-manifiesto “Las brigadas de choque”, de Raúl González Tuñón, que publicó en 1933 en la revista que él dirigía, Contra. En “Nuestra actitud ante el desastre” (1940), Oliverio Girondo propone un programa nacionalista como vía de liberación para Argentina y América latina. El duelo político y la batalla de ideas vertebran las 515 páginas de estos Manifiestos... Las tradiciones y legados vibran en la lengua política del presente.
* Manifiestos políticos argentinos se presentará el jueves a las 18.30 en H. Yrigoyen 511, con entrada libre y gratuita.
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