Martes, 9 de junio de 2015 | Hoy
CULTURA › SE PRESENTó EL CENTRO UNIVERSITARIO DE INDUSTRIAS CULTURALES ARGENTINAS
La flamante institución depende de la Universidad Nacional de Avellaneda. “La industria cultural está en el centro de atención por los desarrollos económicos que genera y por el valor simbólico que tiene”, destaca Rodolfo Hamawi, su director.
Por Silvina Friera
Las industrias culturales no caminan en puntas de pie, como si pidieran perdón por molestar. En un pasado no tan lejano ni siquieran podían aspirar a ser actores de reparto. De un tiempo a esta parte, cada vez pisan más fuerte, pegan el estirón y se expanden. Como muchas veces vienen de la mano de experiencias comunitarias, colaborativas, autogestivas o en cooperativas, son movedizas, inquietas y andariegas a la hora de producir y poner en circulación libros, revistas, música, películas, series de televisión, medios digitales, videojuegos, representaciones escénicas, entre otros objetos y bienes culturales. Un nuevo actor emerge en este complejo juego de intercambios: el Centro Universitario de Industrias Culturales Argentinas (Cuica) de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) se presentó en sociedad ayer en la Casa del Bicentenario (Colón y Beruti, Avellaneda), con Jorge Calzoni, rector de la Undav; Carlos Tomada, ministro de Trabajo; Ricardo Forster, secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional; Laura Alonso, subsecretaria de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias del ministerio de Educación, y Rodolfo Hamawi, director del Cuica.
En agosto comenzará la oferta de cursos de formación y cátedras abiertas con la escuela de libreros, la diplomatura en testeo de videojuegos y la formación para programadores de la nueva televisión argentina. “Vamos a hacer seminarios para los productores culturales que tengan que ver con la puesta al día de herramientas de la producción: formación de marcas, utilización de Internet para la promoción, desarrollo de ferias nacionales e internacionales. Tenemos que trabajar mucho con los alumnos de la propia universidad para que puedan insertarse en este mundo de las industrias culturales. También vamos a encarar investigaciones, articuladas con las otras áreas de la universidad, sobre cómo acercar elementos tecnológicos y formativos a los productores culturales. Es muy importante hacer un relevamiento de los productores de bienes y servicios que hay en la zona de influencia de la universidad que nos permita ver dónde están los productores, cuáles son sus necesidades, las vinculaciones que tienen con otros sectores productivos en Avellaneda”, anticipa Hamawi a Página/12. El Cuica contará con un plantel docente de lujo, con Mempo Giardinelli –a cargo de la diplomatura en promotores de la lectura–, Claudio Villarruel, Bernarda Llorente, Ecequiel Leder Kremer, Carmen Guarini y Sebastián Mignona, entre otros.
“Las industrias culturales argentinas es uno de los sectores que ha crecido con más fuerza en esta última década”, subraya Hamawi. “Aunque este crecimiento es un fenómeno mundial, tuvo características especiales en nuestro país, influido por el desarrollo tecnológico que permite nuevas producciones, pero también y fundamentalmente por el desarrollo que ha tenido la economía, que posibilitó que amplios sectores populares tuvieran acceso a nuevos servicios culturales: la conectividad a Internet o el uso de los teléfonos celulares como consumo de servicios culturales, la diversificación de señales televisivas; el cine y la música. Hay datos muy contundentes: Argentina viene batiendo récords sistemáticos de edición de libros en los últimos años; está en cifras históricas en producción cinematográfica; ha crecido muchísimo la producción de contenidos televisivos –somos el quinto exportador mundial–. Esto hace que la industria cultural esté en el centro de atención por los desarrollos económicos que genera y también por el valor simbólico que tiene en términos de identidades y de ideas.”
Hamawi, que fue director nacional de Industrias Culturales entre 2009 y 2014, desde donde promovió la creación del MICA (Mercados de Industrias Culturales Argentinas), advierte que este crecimiento no está exento de algunas dificultades. “El gran problema de las industrias culturales es el fenómeno de concentración e internacionalización que se ha producido desde los años ’90. Hay cuatro discográficas que manejan el 90 por ciento del mercado discográfico; 20 editoriales que manejan el 65 por ciento de la edición en Argentina; 3 o 4 distribuidoras de cine que concentran la distribución cinematográfica. La ley de servicios de comunicación sale a atacar esa concentración de medios que hace que un solo grupo tenga 200 señales en todo el país –aclara el director del Cuica–. En esta situación aparece un fenómeno muy interesante: el surgimiento de un sector marginal a esta concentración con miles de productores pequeños, cooperativos, autogestionados, que haciendo uso de las nuevas tecnologías que facilitan la producción y la circulación, empiezan a producir y a distribuir no aceptando forzosamente los cánones de la distribución tradicional, elitista y oligopólica. Este sector necesita fortalecer sus capacidades de producción, necesita herramientas tecnológicas, de gestión, metodologías de trabajo, canales de distribución, y en esto aparece la universidad como un espacio muy adecuado para, en conjunción con estos sectores productivos, fortalecer su capacidad de producción.”
A partir de estas necesidades, Hamawi se reunió con Laura Alonso, subsecretaria de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias, y con Jorge Calzoni, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda, para generar el CUICA, un centro universitario que trabaje en el fortalecimiento de los productores y en el desarrollo de capacitaciones en oficios y profesionalización. En el horizonte del segundo semestre del año, flamea la bandera de un gran foro internacional sobre la transición de las industrias culturales, la universidad y las políticas públicas, que se organizará conjuntamente con la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional. Entre los invitados podrían estar Néstor García Canclini y Germán Rey. “Lo que está en juego es cómo la universidad se sitúa ante esta emergencia de las industrias culturales. La universidad siempre ha sido un actor importante en la cultura, pero no ha dado respuestas a una demanda concreta del sector productor de bienes y servicios. Ha tenido y tiene una enorme participación en el estímulo de la creación, en el estímulo de la exposición de arte; hay universidades que tienen importantes centros culturales. Pero la universidad tiene que empezar a interactuar con este sector de nuevos productores –plantea Hamawi–. La universidad está obligada a pensar no sólo nuevas capacitaciones, todo lo ligado a lo informático y a Internet, también tiene que lograr ofertas no tradicionales que no sean el sistema cerrado de la licenciatura o la tecnicatura, formaciones que sean articuladas por los propios estudiantes.”
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