Fabricio Rodríguez. Armoniquista y cantautor de Villa María, Córdoba. Ejecutor de cromática y diatónica, con un pasado que lo liga a Mr Mojo, banda que activó tres discos entre fines del siglo anterior y comienzos de éste. También a un trote intenso por escenarios que lo vinculó a Divididos, Litto Nebbia, Mississippi, Pappo, Deacon Jones, Carey Bell y –sobre todo– a León Gieco, y hasta un disco de música celta (No more blues), que lo llevó a tocar por los Estados Unidos. Pasado en presente, al cabo, que se relaciona fuerte con un disco publicado hace casi dos años (Etapas), y que terminará de mostrar con un show epílogo hoy a las 23.30 en La Trastienda. “Cierro una etapa feliz, es un trabajo que me identifica muy bien. Etapas representa lo que soy como músico, porque crecí escuchando folklore y blues, tanto como Tom Petty y Dylan, y acá abarco diferentes estilos. Eso me hace disfrutar mucho de no estar encasillado en un solo género”, dispara Rodríguez, sobre este trabajo doble. 

–¿Cuáles son sus referentes dentro del instrumento y por qué? Tal vez la respuesta arroje más luz sobre este eclecticismo de base.

–Stevie Wonder, porque es excelente con la armónica, pero también canta y compone una música maravillosa. Norton Buffalo, a quien traje a la Argentina en el 2000, fue mi amigo y maestro, y de Larry Adler diría que su versatilidad y su ejecución son impecables. Y muchos más, claro.

–Hugo Díaz, Luciani, Gieco, Luis Robinson, por nombrar argentinos...

–Sí. Hugo Díaz un pionero con un estilo único. De León, bueno, ya no encuentro palabras para describir lo que él y su música significan para mí. Franco es lo mejor que escuché. Y Luis fue quien me abrió las puertas de Buenos Aires. Casi todos los que tocamos armónica aprendimos de él.

Además de despedir Etapas, el show del armoniquista en la casa musical de Balcarce al 300 (parte de una gira que abarcará Córdoba, Catamarca, Santiago del Estero y Entre Ríos) será además una ocasión para mostrar algunas músicas celtas y partes del disco que viene: Un día a la vez. “Entraremos a grabarlo a fines de julio y es un disco con canciones propias, y temas clásicos de nuestro cancionero popular. Hay una diversidad de estilos, quiero decir, pero sin perder el rumbo de disco de folklore”, finaliza Fabricio, a punto de empezar a girar entre diatónicas, cromáticas y cielos federales, una vez más.