CULTURA › LA COLMENA SUDAMERICANA ACTUARA HOY EN EL CENTRO CULTURAL KIRCHNER
La iniciativa es producto de la fusión de La Colmena del Sur, programa del Ministerio de Cultura que ofrece talleres de teatro a niños de barrios vulnerables, y la Orquesta Sudamericana. Juntos harán un viaje por los ritmos musicales característicos de Sudamérica.
› Por María Daniela Yaccar
Verónica Parodi, directora socioeducativa del Espacio Cultural Nuestros Hijos, habla de “dos sueños cumplidos” y un “nacimiento”. La Colmena Su- damericana es la fusión de La Colmena del Sur, un programa del Ministerio de Cultura que ofrece talleres de teatro a niños de barrios vulnerables, y la Orquesta Sudamericana, dirigida por Nora Sarmoria, que viene llevando el mensaje del ECuNHi a las escuelas. La Colmena Su- damericana es el nombre de un espectáculo musical y teatral que reunirá en escena a 17 músicos y 13 niños. Juntos harán un viaje por los ritmos característicos de Sudamérica: chacarera, murga, candombe y landó serán algunos. Identidad y memoria serán los ejes conceptuales. La Colmena Sudamericana es una producción del ECuNHi, donde ocurrieron los ensayos, y donde La Colmena tiene una sede. Esta iniciativa es otro botón de muestra de lo que se puede lograr desde esa casa en la que las Madres de Plaza de Mayo se proponen, día a día, la metamorfosis del dolor en arte.
El espectáculo se podrá ver por primera vez hoy, Día del Niño, en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), a las 15. En octubre, en el marco del festival Musiquitas de Provincia, chicos y músicos coparán la imponente Ballena Azul, del mismo CCK. La idea es que el proyecto gire por el país, que se multiplique en distintos escenarios, que otras orquestas y otras “colmenas”, hay 17 en todo el territorio nacional, lo tomen y lo hagan propio. “Hubo un compromiso muy fuerte de los chicos de llegar a los ensayos con las cosas armadas, de poder plantarse. Toman esto como un espacio de libertad. Y están reconcentrados. La orquesta propone algo interesante desde lo musical, está al servicio de que se escuchen los chicos y la sonoridad los engloba”, dice a Página/12 Luciano Burgos, docente de teatro y coordinador de La Colmena. En La Colmena Sudamericana, los chicos cantan y dos actores, Juliana Corazzina y Julio Castaño, hilan el espectáculo con intervenciones teatrales.
La Colmena del Sur, que depende de la Subsecretaría de Promoción de Derechos Culturales del Ministerio de Cultura, empezó a funcionar en enero de 2014 y creció muchísimo desde entonces. El programa ofrece talleres de teatro comunitario en barrios con problemáticas sociales. “La matriz es la inclusión, no sólo la calidad artística. No obstante somos muy exigentes: no hay condescendencia. Los chicos tienen que hacer las cosas bien. A partir de la asunción de Teresa (Parodi), pasamos de tener cuatro colmenas a tener diecisiete”, recalca Burgos. De momento, funcionan en barrios y villas de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires, y se dirigen a niños que cursan la primaria, desde los seis hasta los 13 años. “Mil chicos forman parte de esta red: es un número maravilloso. En este tránsito, el ECuNHi fue muy importante: nos permitió tener relaciones con otros ministerios, porque es un puente de todas las iniciativas del Estado”, completa Burgos. Allí mismo, en la ex ESMA, hay una sede de La Colmena: se trata de una escuela de circo social llamada Carpa Abierta. Las otras se encuentran en Villa Ilaza y Villa Independencia (Lanús), William Morris (Hurlingham), barrio Ejército de los Andes (Ciudadela), La Boca, villa 2124, barrio San Blas (Barracas), Fátima, villa 11-14, Ciudad Oculta, barrio Mitre, barrio Saldías, Dolores, Mercedes y Capitán Sarmiento.
La otra cara de esta propuesta es “El ECuNHi va a la escuela con la Orquesta Sudamericana”: con música de compositores latinoamericanos, el espacio cultural de Madres de Plaza de Mayo se traslada a las instituciones educativas que lo soliciten. Así lo explica Sarmoria, directora de la orquesta: “Vamos a escuelas donde muchas veces los chicos no están acostumbrados a escuchar, tocar ni cantar. Hacemos actividades, ven la familia de instrumentos por primera vez, explicamos los ritmos, los hacemos participar de juegos... Es enriquecedor el feed back que dan los pibes. Nos ha pasado que nos interrumpieron para abrazarnos. En los conciertos normalmente estoy de espaldas al público. En la escuela me doy vuelta, miro a los chicos de reojo y veo sus miraditas de sorpresa”. La propuesta no sólo pasa por la música. Sarmoria les cuenta a los chicos la historia del centro cultural que funciona en el predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada.
Por todas estas cuestiones, Parodi sostiene que La Colmena Sudamericana es un “nacimiento”, “la unión de dos propuestas muy hermosas”, las dos al tiempo que artísticas, pedagógicas. “Lo que tienen de fundamental es que son un puente, que unen al ECuNHi con el afuera, para que otros conozcan esta casa. Lo que surgió entre los chicos y los músicos es maravilloso. Una orquesta de calidad junto a niños interpretando música sudamericana es emocionante”, dice Parodi, ideóloga de la fusión. El resultado es un recorrido musical y teatral por diferentes regiones de Latinoamérica. Habrá clásicos, como “La maza”, de Silvio Rodríguez; temas de Rubén Rada; sonarán “Latinoamérica”, de Calle 13, y canciones de Sarmoria. “Todos los ritmos sudamericanos tienen una raíz común. Por ejemplo, la habanera, la milonga y el baión en cada lugar tienen un nombre y una lectura diferentes. Pasaremos por el landó, el joropo, la chacarera, el chamamé, el candombe y la murga porteña”, enumera la pianista.
“Van a participar chicos de lugares estigmatizados durante años. El día a día de ellos es crudo. En este espacio ganan libertad, y esto que están haciendo va a marcar a muchos de ellos de por vida”, dice Burgos. “Destaco que el Estado se acuerde, que haga visible una cultura que ya existe. Hay una cultura muy rica en los barrios, asociada a nuestras raíces.” Según Sarmoria, “los pibes navegan como peces en el agua” en la música. “La sonoridad a la que apuntamos es la misma que tenemos desde siempre. Queremos que los chicos transiten sobre eso. Hay una buena química. Funciona la cosa. Va marchando y tiene swing”, expresa. “Los chicos aprendieron que esto tiene sentido si es hacia otro. Que no tiene sentido para el lucimiento individual. Cuando el ego se deja de lado, las cosas se empiezan a acomodar y aparece algo muy auténtico”, completa Burgos.
El es hijo de desaparecidos, por eso hace hincapié en el hecho de que La Colmena Sudamericana sea una producción del ECuNHi, donde, además, sucedieron los ensayos. “Hay algo reparador. Me gusta muchísimo que los chicos se acerquen a la historia sin miedo. Se conmueven desde el hoy, ven el pasado como algo lejano. Está buenísimo que puedan verlo con esa distancia”, concluye.
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