CULTURA › LOS CAMBIOS EN EL MUSEO DEL BICENTENARIO
› Por María Daniela Yaccar
El Museo del Bicentenario está cerrado. Tal como lo informa la página web, se están desarrollando en el espacio una serie de reformas, fundamentalmente relativas a la pintura y la distribución de paneles. Según pudo saber Página/12, en esta nueva etapa el museo contará una versión liberal de la historia, en oposición a la revisionista que lo caracterizó desde que inauguró en 2011, en el marco de los festejos del Bicentenario. Era de esperarse. Aparentemente, la institución comenzará a reivindicar a figuras como Sarmiento, Mitre y Avellaneda. Y otro de los cambios fuertes tendrá que ver con el material audiovisual, que será modificado, y en el que tendrá injerencia el investigador en Historia Luciano de Privitellio, discípulo de Luis Alberto Romero.
Ubicado en recintos que pertenecieron a la Aduana Taylor y el Fuerte de Buenos Aires, el museo cerró sus puertas el 9 de mayo y la reapertura está prevista para el 25. A fines de la semana pasada circularon notas que revelaban un proceso de “deskirchnerización” del museo, de “despolitización” de la muestra permanente, sobre el cual la gestión macrista no ahondaba en detalles. La Nación publicó que el cierre fue por orden de Mauricio Macri y, a partir de declaraciones en off, explicó que el museo dejaría de tener “un sentido de homenaje y autocelebración del peronismo y el kirchnerismo”.
En realidad, si hubo una deskirchnerización comenzó hace meses, cuando quitaron del área dedicada a ese período histórico objetos como la remera de Racing y la lapicera pertenecientes a Néstor Kirchner. Pero, en contraste con los trascendidos, otros elementos del expresidente quedarían en exposición, tales como su traje y mocasines. De Cristina Fernández hay menos objetos. Ella misma retiró del museo su bastón y banda presidenciales. El sillón que utilizaron tanto ella como su esposo continuarán a la vista del público.
En todo caso, la “deskirchnerización” del Museo del Bicentenario –dirigido por Juan José Ganduglia– va de la mano con otro proceso, que es el abandono de la mirada revisionista de la historia y su reemplazo por una óptica liberal, que podrá percibirse en el guión de la institución y en los nuevos audiovisuales. En la confección de ese material también participaría Hernán Lombardi.
Serán incorporados a la muestra permanente una mecedora de Sarmiento, y escritorios de Avellaneda y Juárez Celman. Hace un mes se sumó un retrato oficial de Roca. En tanto, perdía protagonismo Rosas: quitaron un daguerrotipo del caudillo y también pinturas del Combate de la Vuelta de Obligado. La particularidad del Museo del Bicentenario es que es esencialmente político, ya que su patrimonio está integrado por pertenencias de expresidentes que son donadas a la institución. En todo caso, la discusión está en cómo el museo guía el ojo y cuenta la historia.
El panorama se completa con el levantamiento de la sala Experiencia Néstor Kichner en el CCK, espacio que resumía el proyecto de país del expresidente. Al tiempo, retiraron un busto de Kirchner del salón principal de la Casa Rosada, que fue reubicado en un sector menos visible para los que asisten a las visitas guiadas. También perdieron notoriedad en el hall de la casa de gobierno las figuras de Cámpora y Perón. “Quisimos encarar reformas despojadas de cualquier tipo de intencionalidad política o ideológica. La idea es que el salón sea una sala de exposición y de homenaje”, dijo sobre esa modificación el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis.
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