Conforme se consolida el circuito editorial de historietas, empiezan a cubrirse distintos nichos de mercado. Uno de ellos, fundamental para la industria del libro por su capacidad de generar nuevos lectores, es el de los comics para niños. Durante el Festival de Historieta que se realizó en la Feria del Libro Infantil y Juvenil, algunas editoriales aprovecharon para presentar sus novedades o, incluso, a sí mismas. Es el caso de Comiks Debris, que además de aludir en su nombre a un disco clásico del rock, abrió el juego con su colección ¡Toing! con dos títulos. El primero, Torni Yo, de Carlos Trillo, Eduardo Maicas y Gustavo Sala, recopila una serie publicada en una revista para chicos. El segundo, que ocupa esta nota, es Niko & Miko, de Javier Rovella.

El historietista de Lanús es uno de los principales estandartes de la historieta contemporánea para niños en la Argentina. Es miembro fundador del movimiento Banda Dibujada y docente. Dedica sus horas a la difusión del género y, además, le sobran energías para crear personajes entrañables. El más famoso de ellos es Dante Elefante, que acaba de ser recopilado por segunda vez en la Argentina por Ediciones de la Flor y llegó a ser publicado en Francia en la mítica revista Spirou.

Niko & Miko es su cuarto libro publicado y en él se encuentra la madurez del Rovella narrador. Suerte de novela gráfica para niños, aquí el autor presenta a dos astronautas, a quienes un accidente espacial arroja a un planeta en plena ebullición social. La sociedad se divide en “cúbicos” y “esféricos”. Ambos bandos están al borde de una guerra fratricida. En el relato, sin embargo, no hay buenos ni malos. Sólo seres diferentes que no consiguieron ponerse de acuerdo. Mientras los protagonistas son obligados a tomar partido por las distintas facciones, el lector descubre que en la presencia de los astronautas en el planeta está el origen del conflicto y –naturalmente– la clave para resolverlo.

Lo notable es que Rovella se las arregla para contar todo esto sin utilizar una sola palabra. En cincuenta páginas hay menos de una docena de globos de diálogo y ninguno de ellos tiene palabras. En su reemplazo hay más dibujos. El dibujante apenas transige colocando algún signo de interrogación, pero no excede ese límite. Y, sin embargo, la historia es perfectamente legible, las motivaciones e intenciones de los personajes son comprensibles y es posible distinguir la acción en tiempo presente de los flashbacks sin dificultades. Esto habla de una certera capacidad como narrador de Rovella, que puede contar una historia sólo a fuerza de imágenes sin perder ritmo ni por un instante, pero también da cuenta de su talento como dibujante para plasmar ideas.

Rovella es dueño de un estilo limpio, de línea clara clásica, pero a la vez sumamente moderno. Los personajes son sumamente expresivos y aquí radica buena parte de su fortaleza. Además, sus viñetas están muy bien balanceadas y destaca el buen trabajo del color digital, que ayuda a los lectores a seguir la acción.

Sobre todo, Niko & Miko es una buena historia de aventuras. Con desarrollo de personajes, con épica, con ética, con “mensaje”, con reflexión sobre la relación con el Otro, pero sin propuesta moralizante y edulcorada. Además está llena de un humor simple y entrador que no se queda en la salida fácil del slap’n stick. Lo único que faltan son las palabras, pero Rovella demuestra que no siempre son necesarias, que leer (y hacer) historieta no es (sólo) pegar un dibujo y una frase. Que para contar una buena historia a veces alcanza con buenas imágenes en el orden indicado: que, como sus personajes, entren en un cuadrito y sean redonditas.