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27

(Richard Soule y Renzo Podestá / Szama Ediciones)

Si a un comic sobre rock y eventos sobrenaturales se le pone ese título, se corre el riesgo de caer en la trampa del triste club de los 27. Soule, por suerte, gambetea el riesgo con buen tino y deja la cifra arbitraria como un mero guiño para el conocedor. A cambio, cuenta la historia de un guitarrista que consigue hacerse con ciertos poderes para triunfar rasgando cuerdas. Y como muchos que descubren una fama que no merecen, la cosa lo supera. Ahora guionista consolidado, Soulé hizo este trabajo independiente cuando aún era un emergente prometedor. Fue en compañía del rosarino-cordobés Podestá, quien ofrece aquí un trabajo sólido en tintas (con un plumín rabioso) y coloreado digital.

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Bubbles

(Fernando Calvi / Hotel de las Ideas)

Bubbles parece un libro para chicos. Por el monstruito, porque saca burbujitas de la boca, por el tono del texto en off en algunos pasajes (no en todos) y porque parece circular por paisajes de historietas infantiles. Pero no. Calvi, como suele, propone aquí una aventura más bien existencialista que no excluye necesariamente a los más pequeños, pero que seguramente será más disfrutada por los adultos. El autor –premiadísimo por su Altavista– ofrece un notable despliegue de recursos gráficos que lo acercan a la poesía, por su manejo del ritmo y por la forma de superponer imágenes que desafían la lectura más ortodoxa del noveno arte.

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Ant-Man

(Nick Spencer, Ramon Rosanas y Jordan Boyd / OvniPress)

A caballito de la película, Marvel Comics publicó varios títulos dedicados al superhéroe del hormiguero. En este, que lanzó en Argentina OvniPress, el conflicto central de la historia está atravesado por similares líneas conceptuales: volverse un padre digno, bancársela como freelance, un poco de espionaje industrial y villanos más preocupados por su ombligo que por conquistar el mundo. Angustias del siglo veintiuno, contadas con un hombre que se achica y un segundón vestido de oso. La historia, sin embargo, se sostiene porque Spencer no se pone excesivamente pretencioso y el trabajo gráfico no empaña la narración, aunque tampoco hay lucimiento técnico de ningún tipo.

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Hexmoor

(Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena / LocoRabia y Grupo Belerofonte)

Un clan maldito, fantástico, casi heroico y villanesco. Eso son los Hexmoor, familia de alcurnia de una Inglaterra victoriana atravesada a partes iguales por la fantasía y cierta ciencia ficción a lo Julio Verne. Como siempre, la dupla propone al lector acompañar al protagonista por aventuras inciertas, donde la ética del héroe camina por una cornisa (y con los ojos vendados) y donde lo fantástico tiene una preeminencia fundamental. Son más de 350 páginas de buena historieta, con cantidad de viñetas cortas y pequeñas sagas que –en general– salen airosas en cada ocasión. El trabajo de Alcatena vuelve a ser un despliegue enorme de imaginación y amor por el dibujo.