“Por favor, no violenten mi intimidad.” Escrita sobre la cubierta de un diario íntimo, la leyenda intentaba preservar de las miradas indiscretas lo que hoy conforma un relato para ser leído en público. La niña de entonces –hoy, la actriz Carla Crespo– nunca imaginó que sus secretos tomarían estado público por propia decisión. Tampoco la otra intérprete y directora de Re genias (Ensayo de divulgación personal), Tatiana Saphir, supuso que alguna vez se atrevería a leer sus registros de niñez y adolescencia sobre un escenario. La obra –que subió anoche a escena por sólo dos meses, los viernes y sábados en el Excéntrico de la 18, Lerma 420– fue estrenada hace tres años, pero muy pocas veces representada.

Las actrices (que ya trabajaron juntas protagonizando Tan de repente, de Diego Lerman) entienden que esta pieza, concebida entre el biodrama y la instalación plástica, tiene un fuerte contenido emocional; tal vez sea por eso mismo que Saphir, hoy residente en Berlín, donde trabaja junto a la coreógrafa argentina Constanza Macras, le propuso a su coequiper reponerla, a modo de despedida de un material tan significativo: “Cuando nos pusimos a trabajar queríamos ver qué resonancia tenían esos textos para otros –recuerdan en diálogo con PáginaI12–, y descubrimos que en las mujeres generaba una gran identificación y en los hombres, un sentimiento de machismo muy fuerte”. Con el compromiso de realizar sólo un montaje para favorecer la claridad al espectador y nunca una manipulación del texto en sí mismo, Saphir y Crespo fueron seleccionando fragmentos de sus diarios escritos entre los 10 y los 21 años, con la idea de transformar algo personal en referencia generacional. Así, ordenaron los bloques de texto en función de los temas: “Había una gran coincidencia, porque las dos hablábamos de nuestras madres y familias, de los novios, del barrio (una vivía en Ciudadela, la otra en Flores), del despertar sexual”, resumen. Estructurado en forma fragmentaria, Re genias... entreteje palabras leídas, imágenes proyectadas desde una pantalla y situaciones diversas que son actuadas por las intérpretes. La obra también incluye la lectura de ciertos listados: “Es que la idea de inventario también estaba presente en las dos”, explican. “Como cuando hicimos el sumario de todos los chicos que habíamos besado hasta el momento.”

–¿Por qué tomar un diario íntimo para hacerlo público?

Carla Crespo: –Un diario íntimo es algo muy femenino. Ya está establecido que cuando te lo regalan, alrededor de los 13 años, tenés que escribirlo. Aunque en mi caso, llevarlo fue una gran necesidad, porque quería dejar registrado lo que me parecía que se evaporaba y no volvía más. Había un grado muy fuerte de melancolía en todo eso.

Tatiana Saphir: –Llevar un diario es una especie de mandato. Una entiende que ya no es una nena y que tiene que dejar testimonio de sus devaneos emotivos. Como en otra época tantas escritoras han dejado el registro de sus devenires sentimentales.

–¿Creen que los diarios íntimos hoy siguen vigentes?

C. C.: –Hoy los blogs son los diarios íntimos de los adolescentes. Me parece que lo que antes era privado ya se ha vuelto público. Se generalizó la necesidad de hacer un show de uno mismo, una escena de un evento privado. Por eso la obra tiene algo de ese registro actual.

–¿Qué teatralidad aporta este material?

T. S.: –Buscamos no actuar algo que fue escrito sólo para ser leído. Por eso tampoco quisimos aprender los textos de memoria, para reforzar la idea de la lectura como acto privado. Cuando nos pusimos a analizar nuestros diarios, notamos que hacia los 15 y 17 años aparecía en las dos la conciencia del estar escribiendo. Veíamos una especie de manipulación literaria, algo que por momentos nos pareció patético (risas). Antes de esa edad el testimonio era más directo y, creo, más interesante. No hay un relato lineal, sino que hay algo de partitura musical en la asociación de temas e imágenes encadenados.

C. C.: –No creo que tenga un nombre, pero hay una forma de espectáculo que no presenta personajes sino actores que, como nosotras, leen sus textos usando un micrófono, que interpelan al público con la mirada y la propia presencia. Es un tipo de teatro asociado a la mezcla de elementos, recursos y áreas. Con una idea performática de espectáculo que va avanzando por asociación de materiales y no con un criterio ficcional.

T. S.: –Aunque hay una progresión en lo que se cuenta, una evolución de estados.

C. C.: –También la pantalla aparece en escena como un tercer personaje: allí se ven fotos de infancia y otras de adolescencia, tituladas o marcadas por nosotras mismas para manipular la mirada del espectador.

Re genias... –el título alude directamente a la adolescencia– también incluye la mirada adulta de sus creadoras, apenas treintañeras: “Hay dos textos teóricos que funcionan como herramienta de lectura del mundo de la obra”, aclaran. “Uno es un texto sobre el psicoanálisis lacaniano y el otro, un ensayo sobre la imagen de la mujer en la música pop.” Es a través de estos análisis que aparece en escena la figura de las intérpretes como las estudiantes universitarias que también son (o han sido, en el caso de Saphir). Pero no es con intención didáctica que estos textos ocupan un lugar en el espectáculo: “Porque si queda picando una frase o una idea, para nosotras es suficiente”, coinciden. Estos segmentos explicativos se refieren a los estereotipos de mujer que han instalado los medios, los lugares de lo femenino y las nuevas exigencias, “como las que aparecen en las propagandas, al unir a la imagen del ama de casa la de mujer sexy: hoy se nos pide que seamos madre y yegua a la vez”.