Para contar y cantar la historia
Son la armada invencible de los espectáculos infantiles. Hugo Midón trabaja las letras y los textos de las obras que viene creando desde hace 35 años con su lugarteniente, el compositor Carlos Gianni. “Siempre tratamos de ir más allá de la canción, que la música cantada forme parte del desarrollo dramático de la obra”, explica Midón. “La canción es una herramienta más para el desarrollo de la acción, pero nos gusta jugar con la posibilidad de que la letra vaya por un lado y la música no esté necesariamente al servicio de la letra, y esa oposición a veces hace más rica o le da más fuerza a la canción.” El Rap de los refranes abreva en los dichos y modismos de la madre cuando lo reta a Huesito por el tipo de vida que está llevando; ella se opone a que toque la guitarrita y no le haga caso. “Esa retahíla de la madre, dando consejos, lo llevó a Gianni a la idea del rap, que tiene esa continuidad de nombrar una cosa detrás de la otra”, señala el director y dramaturgo.
La primera canción, Huesito Caracú, es una chacarera que presenta al gaucho como un hombre “tierno por dentro, como un bichito de luz, pero duro por juera como el tronco de un ombú”. La excelencia musical de Gianni consigue “enloquecer” ese ritmo inicial, insertando melodías que abrevan en el jazz y el blues. Magnífico y desopilante resulta el Rap de los refranes, con la voz chillona y quejosa de “la mama” del gaucho (“ma’ delicado que hijo de Mitre”, dice de Huesito): “Adelante con los faroles, metele metele que son pasteles y viva la pepa, y que a los padres los parta un rayo, ¿no? Total los padres no tienen bemoles en este asunto, no pinchan ni cortan ¿no?”. La guitarra es una declaración de principios de Huesito, con la que logra convencer a sus padres de que su vocación es tocar la guitarrita, porque lo que importa es “andar por los caminos que dicta el corazón”. En El hijo de la luz aparece el malvado Cocorito, el hijo del dueño de la empresa Tragaluz, pero el coro representa la voz del pueblo que grita su verdad: “Te facturan cuarenta de más, sin contar el IVA emergente y el crédito fiscal”.
El romance irrumpe en Cerca de vos, Flor Silvestre asume que está enamorada de Huesito, aunque “la luz artificial a veces te enceguece”. Claro que no faltan los adulones del poder que le piden a la joven que le haga caso a Cocorito y que no sea cruel con él, en Arde Troya. Pero Cocorito no admitirá perderla y exige que la arresten, aunque en el medio del pecho de ella sólo hay lugar para Huesito. El que termina preso es el gaucho, que sabe que cuenta con sus padres en la lucha política y amorosa que está emprendiendo. La Zambita de la Flor, de sonoridad impecable, lo dice todo sin necesidad de palabras. En Esa chica no es para mí Cocorito pronto descubre que prefiere a una chica de la tele que a Flor Silvestre. Gianni le da unidad a ese universo musical ecléctico y pone las melodías al servicio de una lucha, la de ese joven atrevido y belicoso llamado Huesito Caracú. Y que no se extrañen los padres si sus hijos, después de escuchar el cd, repiten hasta el cansancio: “Vamo p’al rancho que la fiesta va a empezar”.