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Sábado, 4 de octubre de 2008

EL DOCUMENTAL CHE, LA ETERNA MIRADA, MAñANA CON PáGINAI12

Ultimos días del comandante

El film de Edgardo Cabeza aborda el proceso de recuperación de los restos del líder revolucionario, así como los últimos momentos de su vida, combinando entrevistas a quienes lo conocieron con documentación histórica.

 Por Oscar Ranzani

El 12 de julio de 1997, cuando un equipo de prestigiosos antropólogos cubanos y argentinos anunciaron en Bolivia que habían identificado los restos de Ernesto “Che” Guevara junto a los de otros combatientes revolucionarios, el realizador argentino Edgardo Cabeza sintió que estaba frente a un hecho histórico, imposible de olvidar por el resto de su vida. Cabeza tenía en mente por aquel entonces realizar un documental que abordara el misterio de la desaparición del cuerpo del Che, ya que tenía una amistad con el fotógrafo Hugo Lazaridis, quien estuvo presente en 1967 cuando sucedieron los hechos y que le contaba siempre las cosas que por aquella época se decían.

Pero cuando Cabeza ya sabía en el ’97 que se estaba trabajando en la búsqueda del cuerpo del guerrillero heroico, y mientras los antropólogos brindaban los primeros informes de que estarían en el sitio preciso, viajó a Bolivia por pedido expreso del militante y dirigente sindical Guillermo Robledo, quien lo convenció de que había que registrar aquel acontecimiento. El resultado es Che, la eterna mirada, documental de 80 minutos que PáginaI12 ofrecerá mañana a los lectores como compra opcional.

El film aborda dos aspectos: por un lado, todo el proceso de recuperación de los restos del Che que fue filmado mientras sucedieron los hechos y, por otra parte, focaliza en los últimos momentos de la vida del líder revolucionario, en los días posteriores a su asesinato y el operativo de encubrimiento. Para construir el primer aspecto, Cabeza recurrió a imágenes de las conferencias de prensa donde se anunciaban los estudios que se iban realizando, y también entrevistas posteriores a antropólogos y geofísicos que participaron del hallazgo, quienes brindaron diversas explicaciones técnicas sobre la modalidad de trabajo que tuvieron. Para la parte histórica, el cineasta entrevistó a Arnaldo Piñera, autor de Utopía inconclusa del Che Guevara. A su vez, el film adquiere un contrapunto con el relato del general Gary Prado Salmón, militar que capturó al Che en Bolivia.

“Decidí incorporar su testimonio porque, indudablemente, es un personaje vital en todo lo que fueron las últimas horas del Che en el ’67, más allá de si queda o no queda claro quién disparó finalmente y fusiló al Che en la escuelita de La Higuera, y que hace treinta y pico de años todos los cargos caen sobre el sargento Terán”, señala Cabeza, quien agrega que Gary Prado siempre dice “que él lo entregó, que se notificó al general Barrientos que, en ese momento, era el presidente de Bolivia, y que ya a la tarde del 8 de octubre de 1967 volvió para seguir combatiendo a los que supuestamente habían quedado”. Una perla del documental es el testimonio de Susana Osinaga, la enfermera que lavó el cadáver del Che. Tanto las imágenes donde aparece esta mujer como en el caso de Gary Prado Salmón son en blanco y negro. “Fue un tratamiento desde un punto de vista estético, por lo cual quería diferenciar algunas cuestiones”, explica el cineasta.

Cabeza recuerda que en 1997 la situación en Bolivia era muy difícil, porque en aquel momento hubo elecciones presidenciales y había ganado Hugo Banzer. “Tenía que asumir, y la búsqueda se estaba demorando. Banzer ya había dicho que si cuando él asumiera el 6 de agosto, no había novedades del hallazgo de los restos, iba a suspender todas las actividades de la búsqueda. Entonces había muchas presiones; desde La Habana también: en cuanto a la prisa, a que de pronto no se mezclaran o se metieran otro tipo de intereses en esa búsqueda”, afirma. Cabeza reconoce que “si hay algo que le dio credibilidad y prestigio internacional a todo el trabajo fue la presencia del Equipo Argentino de Antropología Forense. Los cubanos recurren a ellos un poco por los antecedentes pero también por la imposición de ciertos referentes internacionales que decían: ‘la garantía de que no vengan a decir después que esto lo hicieron sólo los cubanos, que encontraron cuatro huesos de una vaca y nos quieren hacer creer que encontraron al Che porque necesitan ahora este golpe político en la isla, es el Equipo Argentino de Antropología Forense’”.

El director afirma que las imágenes registradas “son muy duras para uno que no está acostumbrado a estar en contacto con imágenes de huesos de cadáveres. Es muy denso. Además, si uno le da toda la connotación ideológica, lo afecta por su simpatía. Yo me pasé muchas horas viendo el material solo, antes de decidir qué hacer con él. Incluso, porque tenía mis pruritos de no caer en una cuestión morbosa sobre el tratamiento de la muerte. Y la decisión clara y sobre la cual me paré para tratar de construir todo fue: ‘Bueno, yo quiero hacer un homenaje al Che. Quiero sacar lo mejor que vea de él. Porque no es un referente, en algunos casos, ni siquiera ideológico: es un referente, en algunos casos, generacional, por su rebeldía, por su impronta. Fue intentar construir algo desde lo emotivo básicamente”, concluye Cabeza.

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“Quise construir algo desde lo emotivo”, señala Edgardo Cabeza, el director de Che, la eterna mirada.
Imagen: Arnaldo Pampillon
 
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