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Martes, 5 de mayo de 2009

CORINNA SANTA CRUZ Y DIANA ORNIT COHEN-BARAK

Editoras trabajando

 Por Silvina Friera

Los libros de Borges y de Quino, la entrañable Mafalda, fueron el primer encuentro cercano que tuvieron con la Argentina, un país tan alejado del mapa de Alemania como de Israel, pero que sienten, a pesar de las distancias, tan próximo culturalmente. Corinna Santa Cruz, de la prestigiosa editorial alemana Suhrkamp, y Diana Ornit Cohen-Barak, de Keter, participaron de la VII edición de la Semana de Editores en Buenos Aires, organizada por la Fundación TyPA. De reunión en reunión, con escritores, críticos, editores y traductores argentinos, las editoras han escuchado muchas recomendaciones y sugerencias de autoras y autores argentinos que bien podrían pasar a integrar –traducciones mediante– la lista de sus catálogos.

“Como trabajamos con una scout literaria, siempre estamos muy bien informados sobre lo que está pasando en la Argentina”, cuenta Santa Cruz a Página/12. “Lo que a mí me interesa ahora es conocer las editoriales más pequeñas y ver lo que están publicando. Porque es más difícil conseguir información desde Alemania y estar aquí me ayuda mucho. Las novelas argentinas me sirvieron para tratar de entender lo que pasa. La literatura siempre es la mejor manera de conocer un país”, afirma Santa Cruz, quien ya tiene previsto sumar a su catálogo a tres escritores argentinos: Samanta Schweblin, “adoramos sus cuentos”, confiesa Santa Cruz, que publicará su último libro, Pájaros en la boca, pero también incluirá cuentos del premiado El núcleo del disturbio; Leopoldo Brizuela y Laura Alcoba.

A diferencia de su colega, que tiene el campo más acotado y que ya ha publicado a muchos argentinos, Cohen-Barak tiene un límite para traducir dado por ese corset que impone la expresión “literatura extranjera”, donde entran todas las “otras” literaturas. Pero también hay agujeros negros y muchos baches que tiene que reparar esta editora. “En Israel todavía hay escritores argentinos que no han sido traducidos. Y no estoy hablando de las nuevas generaciones sino de autores como (Adolfo) Bioy Casares o Manuel Puig”, aclara la editora que ha publicado a Haruki Murakami, Cormac McCarthy, Stefan Zweig y Stephen King. Como una alumna aplicada que ha hecho los deberes, saca de su cartera una libreta, lee y repasa algunos nombres que anotó. “Me recomendaron El pasado, de Alan Pauls, pero también quiero traducir alguno de los libros de Maitena”, agrega Cohen-Barak.

Argentina será el país invitado de honor en Frankfurt 2010, justamente la ciudad donde tiene su sede Suhrkamp. “Más allá de esa participación, nosotros estamos muy convencidos de los libros argentinos que publicamos. Lo bueno de ser invitado de honor es que ahora los críticos alemanes van a estar más interesados en los libros de autores argentinos. No los van a ver como una rareza”, explica Santa Cruz. “Comparado con otros países invitados a Frankfurt, China este año o Turquía el año pasado, creo que Argentina está mucho más cerca de nosotros, a pesar de que Turquía esté más cerca geográficamente. Aunque el lector común alemán no sabe mucho de literatura argentina, los lectores alemanes que leen una novela argentina pueden encontrar cosas que les resulten extrañas, pero también reconocen algo propio. No sé por qué, quizá por las raíces comunes que tenemos, por la emigración, por una especie de nostalgia compartida.”

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Una mirada extranjera para la literatura argentina.
Imagen: Rafael Yohai
 
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