Sábado, 16 de mayo de 2009 | Hoy
JORGE PANDELUCOS, “ALORSA”, DE LA GUARDIA HEREJE
Por Carlos Bevilacqua
En el actual panorama del tango, el rubro de las letras pareciera ser el menos dinámico del cuarteto clásico de expresiones que completan la música, el canto y el baile. Las posibles razones son varias y no excluyentes: la relativamente escasa cantidad de gente escribiendo versos cantables, cierta reincidencia en temáticas y estilos trillados, el conservadurismo de los intérpretes que prefieren apostar a lo seguro, el rechazo de buena parte del público a las novedades, los pobres canales de difusión... Aun entre tantas condiciones adversas hay letristas que se las arreglan para hacerse oír. Tal es el caso del cantautor Jorge Pandelucos (más conocido como Alorsa), quien al frente del cuarteto La Guardia Hereje protagoniza todos los sábados de mayo a las 22 un ciclo de shows en El Conventillo de Teodoro (Perón 3615).
Oriundo de La Plata, casi ingeniero electrónico (adeuda una tesis), a sus 38 años Alorsa ostenta experiencias varias como profesor de matemática, taxista en la Ciudad de las Diagonales y turista mochilero-guitarrero por América latina y el interior argentino. Apenas había estudiado un poco de saxo como hobby cuando un día, a los 30, sintió que la veta artística tiraba más de lo previsto. Sin saber para qué, venía llenando papeles con pequeñas historias, observaciones y frases de los pasajeros del taxi. Al elaborar ese material dentro de los parámetros de la métrica musical empezó a dar forma a las canciones “herejes”, lúcidos y emotivos retratos de la sociedad urbana donde caben historias de amor traumático pero también el exilio económico post 2001, una bellísima oda a Maradona y reflexiones profundas a partir de cuestiones aparentemente nimias. Las letras, claras pero no vulgares, descansan sobre músicas compuestas a partir de ideas embrionarias de Alorsa desarrolladas por los otros miembros del grupo: los guitarristas Fernando Tato y Sebastián Marín y el percusionista Leonardo Gianibelli.
“Estamos parados en la milonga, y desde ahí nos movemos hacia ritmos vecinos como el tango, el candombe, la murga, algún aire folclórico y lo que llamamos canciones criollas o rioplatenses, difíciles de encasillar en un género pero que tienen un fuerte dejo regional”, precisa Alorsa. La guitarra, predominante en el sonido “hereje”, aporta esa calidez que el cantor relaciona con la música más accesible. “Aunque suene raro, me jacto de ser un analfabeto musical. Estudié guitarra y canto apenas seis meses, pero tal vez por eso mismo detecto fácilmente qué es accesible y qué no para el oyente común. Y lo mismo me pasa con las letras”, sostiene.
A fuerza de autogestión, La Guardia Hereje logró despegar en poco tiempo del under platense hasta alcanzar una función exclusiva en el histórico teatro Coliseo Podestá, donde volverá a presentarse el 11 de junio. Pero el logro acaso más meritorio del grupo fue la creación del Tango Criollo Club, un espacio semanal propio al que invitaron a otras agrupaciones afines y que acaba de cumplir un año. “Fue un éxito que superó nuestras expectativas. Llevar grupos nuevos es una apuesta riesgosa, pero lo hacemos nosotros porque el productor profesional en general no lo hace”, explica Alorsa. Fue así que pasaron por La Plata los sonidos de la Fernández Fierro, La Chicana, El Yotivenco, Ariel Prat, La Biyuya y “Cucuza” Castiello, entre muchos otros grupos y solistas menos conocidos. Alorsa y los suyos prometen trasladar esa movida al bar de Almagro a partir de junio si la respuesta de público resulta satisfactoria este mes. Hasta hoy, la mayoría de los espectadores conseguidos fueron jóvenes no tangueros, dato que Alorsa toma para postular: “El crecimiento de los grupos nuevos depende de nuestra capacidad para llegar al público no tanguero porque la pequeña masividad del tango es sólo del baile”.
En diciembre último, La Guardia Hereje decidió retirar su único CD (Tangos y otras yerbas) de las disquerías y ofrecerlo gratuitamente por Internet a quien lo solicite. “Hoy en día el disco es difusión, pero no guita. La etapa en que los músicos podíamos vivir de una grabación ya fue. Vivir de tocar es volver a esa magia que no se puede reemplazar con máquinas”, opina Alorsa, quien a su vez valora la utilidad que mantiene el disco: “Muchos estudiantes del interior vinieron a nuestros shows y se llevaron CD originales a sus pueblos. Otros lo bajan de la web a un CD virgen. Cada uno de ellos genera un círculo de al menos 10 personas que nos conocen. Gracias a eso, en 2007 hicimos una gira de 40 días por la provincia de Buenos Aires y el norte de la Patagonia”.
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