El sábado comenzó en Austria la 89º edición del prestigioso Festival de Salzburgo, con un programa de 198 funciones de ópera, conciertos y teatro, aunque también con un ambiente menos ostentoso por la crisis económica. Durante el acto de apertura, el presidente austríaco, Heinz Fischer, destacó el curioso lema elegido para este año (“El juego de los poderosos”) y recordó a “las víctimas de los poderosos”, como si fuera uno más de los unos antes que de los otros. Es cierto, no obstante, que la crisis económica no ha tenido deferencia con el más famoso y glamoroso de los festivales del verano europeo, con una notable baja en la venta anticipada de entradas. A un día del comienzo todavía se encontraban entradas, si bien en las categorías más caras. El festival, que se realizará hasta el 30 de agosto, fue inaugurado con la presentación de la ópera Theodora, de Georg Friedrich Handel. Como es tradición, la Filarmónica de Viena será la orquesta que ejecute la mayor parte de los conciertos y óperas. La Filarmónica de Berlín también será de la partida, además de lo más sobresaliente de la dirección de orquestas, como Daniel Barenboim, Nikolas Harnancourt, Sir Simon Rattle, Ricardo Mutti, Valery Gergiev, Maris Jansons y Gustavo Dudamel. El joven venezolano dirigirá por primera vez en Salzburgo la Filarmónica de Viena en el “Concierto para violín y orquesta op.35” de Chaikovski y “La consagración de la primavera” de Strawinsky. Por lo que se refiere al teatro, como cada año se presentará el mítico Jedermann, del autor austríaco Hugo von Hofmannsthal (1874-1929).