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Sábado, 14 de enero de 2006

OPINION

Que vuelvan los “freaks”

 Por Julián Gorodischer

Allá lejos, en los años ’30, el cineasta Tod Browning cambió la manera de ver el mundo: dejó que ingresaran a la pantalla un conjunto de microcefálicos, mujeres barbudas, hombres sin piernas, tullidos de diversa calaña a su film Freaks: allí se agrupaban en el bosque mientras el lobo no estaba, y luego se vengaban con saña de la rubia divina que los hostigaba. Ese mundo volvió el martes en Transformaciones con famosos, cuando se reprodujo un fragmento de aquel clásico para “explicar” a la barbuda en busca de depilación definitiva, al tetón que se quiso sacar las glándulas mamarias. Si la Mazzocco, en entrevistas, se enorgullece de su cruzada solidaria (operarlos sin cobrar, ¡devolverlos al mundo!), lo que se vio es otra cosa bien distinta: la campaña normalizadora más intensa de los últimos años, el triunfo de la moral higienista que devuelve a cada cual a su lugar. Con veinte puntos de rating en el horario central, borrando hasta el último pelito a la barbuda que se los cubría con curitas, aplanando al actor Omar Calichio, Transformaciones utiliza a los famosos (Soldán, Hanglin, Calichio y los que vendrán) como su anecdotario ejemplar: mutila, corta, arrasa con el cuerpo deformado que arruina la vida a la madrecita barbuda, más promocional del bisturí que sus congéneres. Aquí el quirófano no sólo regocija en lo individual sino que es un instrumento para que las sociedades se preserven. Para que la rueda siga girando, un nuevo anormal se deberá sacrificar. ¡Vuelven a la vida! Después del escarnio público de verlas con el pelito de la barba en primer plano, antes de escucharle decir a su marido: “¡Ahora te puedo besar!”. La Mazzocco cita el Freaks de Browning, tal vez sin haberlo visto o tal vez entendiendo todo al revés: ésa era una historia de triunfo. El freak dominaba en el circo, corrido de la feria de excentricidades, dotado de una potencia revulsiva. “¿Quién es el verdadero freak?”, se preguntaba Browning ante la “normal” linchada, devenida en mujer-gallina. “¿Quién es el verdadero freak?”, podría haberse preguntado Transformaciones, cuando dejó ingresar a la TV al hombre con tetas o a la mujer barbuda. Pero no lo hizo, ése fue su límite. Las depila, los mutila, las quema con láser, les quita “seis bolsas de pura grasa”. Ahora sí se merecen una charla distendida con la conductora Mazzocco, digno ejemplar de “la belleza televisiva”. De igual a igual.

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