En una demostración de que la vida real no es una caricatura, ayer Springfield estuvo muy lejos de ser un lugar donde reír a carcajadas. Es que en esa ciudad de Pennsylvania vivió sus últimos años Al Martino, el crooner italoamericano que falleció ayer en su antigua casa paterna cerca de Filadelfia. Martino, o mejor Alfred Cini, tal su nombre real, fue éxito mundial de ventas con su primer sencillo, “Here In My Heart”, en 1952. Y veinte años después interpretó a Johnny Fontane, aquel personaje aparentemente tan similar a Sinatra que aparece en la primera El Padrino, para el que compuso el tema central, “Speak Softly Love”, y vuelve en sus secuelas. Pero, en verdad, Fontane tiene tanto de Frank Sinatra como de la misma historia personal de Al Martino: el inevitable porte italiano de ambos; aquel temple conseguido en el primer trabajo como albañil de Cini junto a su padre, que fue acerado en servicio durante la Segunda Guerra; aquel modo de ganarse la vida en bares luego del boxeo; y su calidad vocal, claro. Pero, sobre todo, su relación con Lucca Brazzi, de la mafia de Nueva York, que se interesó tanto en su música que, así como así, decidió que debía manejar la carrera de Martino en sus años mozos. Finalmente, el cantante compró su libertad por 75.000 dólares, una millonada para la época (y una situación extraña al ser recordada por estos días) y se mudó a Inglaterra, donde por fuera del ala de la mafia italoamericana recobró fuerza con la reedición de “Spanish Eyes”, otro de sus temas más recordados, junto a “Volare”. Hasta que Brazzi falleció y pudo volver a Estados Unidos tranquilo, se afincó en Springfield, siguió cantando y participando de documentales y ficciones para el cine, como actor, compositor o intérprete de bandas de sonido. Medio siglo después de su época dorada, volvió a ser noticia ayer, con su muerte, ocurrida a menos de una semana después de haber cumplido 82 años.