Los portorriqueños Calle 13 fueron los máximos ganadores de los Grammy Latinos que se entregaron el jueves pasado en la (¿latina?) ciudad de Las Vegas: se llevaron el premio en las cinco categorías en las que competían, incluidas dos de las mayores, Grabación, por “No hay nadie como tú” (un dúo con los mexicanos Café Tacvba) y Album del Año (por su disco Los de atrás vienen conmigo). El vocalista René Pérez, alias Residente, le dedicó uno de los galardones “a esa gran voz latinoamericana, a nuestros hermanos de la Argentina, por Mercedes Sosa”. “Queríamos que el premio de Album del Año fuera para ella porque fue una mujer que hizo muchas luchas en tiempos de dictaduras y creo que los artistas tenemos, si podemos y queremos, mezclar la música con la política”, dijo más tarde en rueda de prensa. La Negra tuvo un breve homenaje presentado por Rubén Blades, en el que se la escuchó interpretando “Gracias a la vida”, de la chilena Violeta Parra. Cantora, el último álbum de Sosa, ganó dos premios: como Album Folklórico y por Diseño de Empaque (que estuvo a cargo de Alejandro Ros, diseñador de Página/12). Los otros argentinos que tuvieron premio fueron Fito Páez (Album Vocal Pop Masculino, por No sé si es Baires o Madrid), Leopoldo Federico (Album de Tango, por Mi fueye querido), Cachorro López (otra vez elegido Productor del Año), Carlos Franzetti (Album Instrumental, por su Duets compartido con Eddie Gómez) y Noel Schajris (uno de los cuatro autores de la Canción del Año, “Aquí estoy yo”). La ceremonia, con la que la industria discográfica premia a los artistas que mejor hicieron los deberes a la hora de las ventas, tuvo un final abrupto: Juan Gabriel, declarado Persona del Año, hizo un show personal de media hora en lo que se suponía iban a ser sólo tres canciones. En los bastidores hubo revuelo entre los organizadores, mientras el cantautor mexicano coqueteaba con el público, se tomaba un trago y ordenaba “la liberación de todos los presos”.