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Domingo, 6 de agosto de 2006

INTERNET EL FENOMENO DE WWW.PORNOTUBE.COM

Utopía del cibersexo democrático y seguro

Se trata de un sitio de libre acceso en el que los visitantes pueden subir o consultar su video sexual casero. La última camada de directores del porno argentino conduce un viaje al depósito de sexo virtual más importante del momento. Las connotaciones del boom analizadas por expertos.

 Por Julián Gorodischer

Ya es realidad la utopía del sexo democrático y seguro: desde la semana pasada se lo puede practicar en la página de Internet www.pornotube.com. Allí miles de usuarios suben sus videos sexuales caseros y otros miles pueden consultarlos libremente, sin pago ni riesgo de ciberinfección, experiencia a la cual los mismos fieles le pronostican corta vida (por el lobby de los sitios pagos y los guardianes de la moral). Es que pornotube tiene un acceso demasiado sencillo, está “a mano” de todo el mundo, revoluciona –como su par menos sexuado, youtube– la vida privada de las personas permitiendo cotejarla con la de muchísimos otros, excéntricos, freaks, peligrosos o deseables. ¿Una consecuencia tardía de la usina de realities, ahora relegada a famosos y millonarios desde Jessica Simpson a Donald Trump?

Esa respuesta poco importa, porque hoy lo que se propone es un viaje al depósito de sexo virtual más importante del momento, conducido por la última camada de directores del porno argentino. Se pasearán junto al cronista por pornotube y dirán que ha nacido un género: menos sucio que otro porn amateur, ajeno a los estereotipos sexuales por privilegiar la excentricidad de prácticas y estilos. Es multirracial, integrador de públicos y hace convivir al trío gay con el matrimonio que prefiere la del misionero: tan variado que da miedo. Hasta aquí la industria del porno consiguió un desarrollo fluido en Internet que pornotube viene a poner en crisis con su pequeña revolución: transformar cualquier imagen de video al formato flash, pero, sobre todo, amenazar a muchas páginas web que están cobrando por contenidos similares. Cuestiona también el moralismo de youtube, que no permite contenidos sexuales explícitos. En diversos mensajes los usuarios aconsejan aprovecharlo mientras dure: pronto –estiman– se dificultará el acceso.

De la oferta se destaca la cantidad de freaks autoconscientes que explotan su potencial como sátiro o psicokiller, en puestas en escena para asustar, o quizás en un retrato realista de su estar en el mundo. Lo cierto es que el loco de la vaselina se convirtió en un hit a fuerza de alentar fantasías paranoicas; es el típico gordito formal de la oficina, que posa aquí, rebelado, completamente desnudo en un video estático donde lo único que se sacude es la toallita que quedó atorada al cerrarse una puerta; el loco tiene colgado al cuello un cartel que dice: “Sierra’s vaseline freak”, usa anteojos culo de botella y raya al costado, con dudoso éxito para asustar, pero con intacta capacidad para sugerir una estremecedora historia policial. Deryck, otro bien ranqueado en cantidad de visitas, se acaba en la cabeza (dice el epígrafe) y se lo ve parado sobre sus hombros, enfocado por una cámara fija que capta el único movimiento del chorro blanco sobre los ojos.

Lo que abunda es el solo masturbatorio de chico/a repantigado/a en el sillón, vestido/a y entregado/a a una segunda actividad como ver TV, leer, conversar hasta que se desata como stripper en un frenesí gestual que no se predecía, luego de exhibir el estatismo de la vacilación. En los amateur porn más precarios la cámara está siempre fija y el protagonista se filma a sí mismo; en otros se introduce el zoom y el juego sexual con el camarógrafo/a. Los menos interesantes de este paraíso cibersexual son los videos engañosos que linkean a otro sitio en lo mejor (a punto de que él/ella se saquen la ropa interior) o los apócrifos que se hacen pasar por Paris Hilton o Colin Farrell aprovechando la fama de sus videos hot subidos a la red y el leve parecido acrecentado por el esfumado, el blanco y negro y/o el movimiento frenético de la cámara. Hasta el momento, pornotube (que no es una filial de youtube sino su más aguerrido competidor) tiene dos representantes criollos, que asumen una extraña representación: Carne argentina (tal el título de uno de los videos, con 21 visitas acreditadas) disfraza el déficit de la toma como si en verdad fuera cine arte, exhibiendo un juego de manchas y colores ocres y verdosos que cada tanto dejan ver una redondez distorsionada (¿un culo?, ¿una teta?) mientras que deja leer en el epígrafe: “Con el celular y por el orto, elo. Vamos River, Callejeros, mis amigos y Katmandú”. Keyra Agustina, otro coterráneo, es más típico en la recreación de la colegiala exhibicionista de dos colitas en el pelo, short escocés y corbatín; su recurso es el acercamiento desmesurado a la lente, virando de lo erótico a la payasada.

¿Cómo lo ven los popes de la nueva pornografía local? César Jones (Perversiones sexuales de un terapeuta) cultiva, él mismo, el estilo amateur aun trabajando con actores y dice que en pornotube “puede estar emergiendo una nueva forma de relato, en un registro hiperdocumental, matizado por una desesperación por espectacularizar la propia vida privada”. Requerido por Página/12, Jones se topa con las obsesiones del sitio: sexo pescado en espacio público, desnudos accidentales, ángulos rarísimos de toma para invisibilizar al tercero en cuestión, más desnudos en subtes o colectivos que recuerdan el ensoñamiento de los films del mexicano Carlos Reygadas (Batalla en el cielo), es decir, un amplio espectro que varía los niveles de realismo según la intención.

“Sea una handjobgirl generosa en curvas –sigue Jones–, un joven brasileño al parecer muy orgulloso de su considerable miembro, o una escena de pissing, un cierto cuidado en el vestuario denota un corrimiento, leve quizá, del porno comercial, tan borroso como el que separa al porn del amateur porn. También es un desembarco del amateur en el sentido más punk del término, en una industria que se sumerge a cada paso un poco más en su propio hastío.” Los directores del nuevo porno ven en pornotube un signo de los tiempos: puro efecto de realidad, sin actores, con una mirada sobre lo condicionado que lo concibe más como reflejo horizontal que como fantasía aspiracional, con menos dotados que rollizos y menos pechugonas que celulíticas. “Lo fui viendo por lo que mi propio público me va diciendo –asume Christian Sassi, Córdoba al palo–. Vende muy mucho lo real, lo casero, las fotos privadas, el hablar mucho a cámara, la cámara en mano.” El recorrido por pornotube, de la mano de Martín Lucas (Despedida de soltera), detecta “una buena estética, no la bizarra del photoshop de los sitios porno”. Lucas cree que el gran mercado de un sitio como pornotube es el de swingers, en crecimiento continuo, que suben videítos y fotos de presentación. “Lo amateur calienta porque la gente sabe que es real –sigue Lucas–. Técnicamente va a producir una explosión de contenidos, y no creo que tenga corta vida. La información no puede sufrir censura en tiempos de blogs.”

Si los videos más vistos son fragmentos de encuentros sexuales, desnudos en espacios públicos, superdotados y una extraña experiencia interracial entre negro y coreana, la sección de fotos da más sorpresas. Las más clickeadas se corren a una lateralidad sexual, salen del régimen del pre y post coito: el primer puesto del podio es para una escena de tres hermanos rubios, de noche, desnudos en la playa y tapándose los genitales con la mano. No se miran ni tocan entre ellos, no dejan entrever deseo ni alimentan una fantasía incestuosa; tampoco exhiben lo que otras fotos derrochan. ¿Tal vez se diferencian por el retaceo? La segunda es una mujer que sostiene en su mano una prótesis gigantesca de plástico, muy realista. La tercera: un pseudo marine acostado como pinup girl, orgulloso de su pene gigante, delante de una bandera de los Estados Unidos. El catálogo de hijos de Diane Arbus, fronterizos que unen el deseo a la narración, sigue remitiendo a la fotografía. Durante su propia visita al sitio, Leo Vieytes (gerente de programación de Playboy TV y Venus) entendió que “lo amateur llama la atención porque, siempre, el que consume contenidos para adultos es bastante voyeurista. El que se exhibe en pornotube podría ser el vecino común o la que te encontrás en el supermercado. En Playboy TV también hay un ciclo de videítos amateurs, aunque lo que juega en contra es la calidad: está mal iluminado, con una camarita casera”.

Cuando lo que importa es exhibirse, en cinco minutos de video puede plasmarse el reflejo fiel de una personalidad. Pasa en casos como el del loco de la vaselina, el del argentino paródico de sí mismo o el unidimensional encastre de un cuerpo sobre otro en la matrimonial. “Las que más impactan –dice Leo Vieytes– son las parejas que –se nota– son comunes, y que a veces no muestran las caras, filmadas por ellos mismos con una camarita de video. ¡Esto va a estallar! Lo que pasa es que todavía no es tan conocido, pero todo lo que es free en contenido para adultos estalla; hay que ver cuánto dura.” Otra ventaja es la seguridad del contacto cibersexual. “Lo ves on line y no hay riesgo de que haya virus –sigue el programador–; si lo reenviás, mandás el link y no el video. Pero el riesgo es que pase lo mismo que con el youtube. Salió en el canal TN, y ahora se satura.” Cada palabra clave que se coloque en el buscador abre un mundo. Al azar, se prueba con “oficina”. Aparece, entonces, George for your pleasure, un obeso al que no se le ve la cabeza junto a la computadora en la oficina desierta: el pobre se manosea todo el cuerpo, algo asustado, como a punto de ser pescado in fraganti en la travesura. Ya todos se fueron, debe ser sábado o domingo, él aprovecha para sacarse un gusto que quedó postergado; escribe en su epígrafe: “Quiero conocer mujeres calientes”. Y le pone la firma a este ensayo sobre la tristeza, la derrota, el ocaso... A veces, en pornotube, el visitante mira dos veces el material y se pregunta: Y el sexo, ¿dónde está?

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