- El engañoso: el fisgón desprevenido creerá haber encontrado oro en video. Aparentemente dio con el video sexual de Paris Hilton junto a su novio, ese que se suponía desterrado de la red tras intervención de la Justicia y, sin embargo, pornotube parecería haberlo hecho posible, increíblemente cerca de la pareja, pero nada de eso... Abundan los dobles, ni siquiera demasiado parecidos, producidos cuidadosamente según el look que se le atribuye al famoso al momento del affaire (cabeza rapada para Colin Farrell, el clásico platinado despeinado de Paris) atenuado por las sombras y el esfumado.

- George for your pleasure: presenta su cabeza cortada, su cuerpo gordo junto a su computadora en la oficina desierta. Se va desnudando, con efectos tipo separador de videocámara ochentosa entre una toma y otra: fundido a negro, barras, estrellitas... Es el nerd sátiro, mal enfocado, manoseándose libidinosamente, con objetivo declarado de conocer mujeres calientes.

- Spermslut fucked: presume de videoarte, con sombras chinescas. Es como un cuadro surrealista: del déficit hace obra. Hay muchos de ese tipo: más que sexuales son pastiches coloridos muy visitados, afines al buen rating que hacen las rayas de la TV codificada cuando no está paga. Mal filmados, con pésimo uso de la luz, adquieren sin embargo el encanto de la insinuación entre tanta escena explícita.

- Carne argentina: es una penetración anal con preservativo, que plantea un acercamiento monstruoso a la lente. Dice el epígrafe: “Con el celular y por el orto, elo. Vamos River, Callejeros, mis amigos y Katmandú”. Tiene 21 visitas acreditadas. Es una rareza que parece parodia de una idiosincrasia típica de chabones/argentinos para el mundo/cuestionable representatividad en el sitio sexual.

- Voyeur 1: Cogiendo en el juego de los Yankees. Se ve la tribuna que está vacía; no hay juego. Es el antes o el después de un encuentro de béisbol. Ella está sobre él. ¿Quién los filma desde lejos? El video es parte de la categoría pescados en el espacio público y explota la veta voyeurista muy frecuente en pornotube. Están los dos vestidos, pero con un movimiento frenético de ella encima de él. Es la imagen tomada de asalto. Epígrafe: un chico encontrado haciéndolo.

- Voyeur 2: Chicas pescadas en la playa. Se dice sobre ellas: desnudez accidental. A una se le escapa una teta; la otra la toca para corregirlo. Corretean por la arena como lolitas. Se intuye que está arreglado, que nada es tan natural. Pero aquí la naturalidad es el don y ellas se esfuerzan por parecer desprolijas, despeinadas, vestidas con lo primero que encontraron, sacudidas por el viento. Pero luego, el video engañoso remite a una página porno paga. Interrumpe la cuestión antes de que se le vea un pezón. Pornotube, todavía, no tiene regulación a favor de los derechos del consumidor.

- Más de “espacio público”: ahora se ve un desnudo en el subte cual escena de Batalla en el cielo, de Carlos Reygadas. Esta categoría incluye: canchas de fútbol, subtes, parques y pistas de patinaje sobre hielo. La gracia está en cazarlos entre la multitud. El tipo del subte empieza haciendo la de la mano boba a las mujeres con pollera. La cámara lo enfoca a la altura de las colas y los genitales. Ellas se le escapan. El da un paso más allá y saca su pene por la bragueta. Los pasajeros no lo perciben. Está dedicado a los usuarios de pornotube. Sátiros no se abstienen de este asunto.

- Porno nacionalista: una de las fotos más vistas es la del supuesto marine delante de la bandera de los Estados Unidos. Ya había desplegado el canadiense Bruce Labruce ese cruce entre el porno y el nacionalismo, entre el deseo y la violencia del skinhead represor contra su víctima deseante. Pero aquí no hay ironía ni doblez: la bandera aparece directamente relacionada con el tamaño extra grande del falo. Por suerte, el contexto es el de una inmensa variedad racial, conceptual, estética, pura diversidad cultural, que compone el universo pornotube.