Jueves, 9 de noviembre de 2006 | Hoy
COLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE HANNAH ARENDT
En el centenario de su nacimiento, especialistas europeos y americanos participarán hoy en el Goethe de un encuentro en el que se indagará la productividad de Arendt desde áreas tan diversas como la educación, la sociología, las artes y la teoría política.
Por Silvina Friera
Enseñó a mirar el mundo desde la posición del otro. No se sentía a gusto con el título nobiliario de filósofa, aunque lo fuera por formación. Prefería, en cambio, definirse como “pensadora política”. Pagó el precio de ser original y radical en una época en la que ambas palabras estaban oxidadas en el “mercado” de las divisas ideológicas. En 1972 Hans Morgenthau la increpaba a definirse: “¿Qué es usted? ¿Es conservadora? ¿Es liberal? ¿Dónde se sitúa usted entre las perspectivas contemporáneas?”. Sin ignorar los desconciertos que provocaría con su actitud, Hannah Arendt optó por rechazar cualquier tipo de definiciones: ni conservadora, ni liberal, ni de izquierda. Este gesto arendtiano de autonomía estaba condenado, de antemano, a la incomprensión. Los conservadores la acusaron de izquierdista; la izquierda, de conservadora, por haber develado ciertas prolongaciones del totalitarismo en los sistemas socialistas en una de sus obras más provocativas, su primer libro, Los orígenes del totalitarismo (1951). En el centenario de su nacimiento, especialistas provenientes de Europa y de América participarán hoy a las 11, en el Instituto Goethe (Corrientes 319), de un Coloquio Internacional en el que se indagará la productividad político-filosófico de Arendt y cómo su obra aún permite iluminar los problemas contemporáneos, desde áreas tan diversas como la educación, la sociología de la acción, la filosofía, las artes y la teoría política.
El Coloquio Internacional, organizado por el Goethe y el Centro Franco-Argentino de la Universidad de Buenos Aires, está coordinado por Jorge Dotti, de la Facultad de Filosofía y Letras, y Claudia Hilb, de la Facultad de Ciencias Sociales. El brasileño André Duarte, doctor en filosofía, analizará la radicalidad del sentido de la acción y de la política en Arendt para pensar el mundo actual. La doctora en filosofía Julia Schulze Wessel, de Alemania, sustentará su exposición en el retrato de Eichmann para plantear la coherencia de las tesis arendtianas sobre el totalitarismo. El sociólogo mexicano Marco Estrada Saavedra reivindicará la importancia del pensamiento de la autora de La condición humana aplicado a las investigaciones que está realizando sobre el movimiento zapatista. La profesora de filosofía Laurence Cornu (Francia) subrayará la vigencia política de las categorías arendtianas de nacimiento y acción. El politólogo español Fernando Vallespín desentrañará la reelaboración de la herencia republicana que se pone de manifiesto en el pensamiento de Arendt, y la filósofa argentina Silvia Schwarzböck revisará la tensión del encuentro entre el pensamiento de Arendt con el de Adorno para esbozar una interpretación de la sociedad de masas como sociedad totalitaria.
La socióloga Claudia Hilb, coordinadora del Coloquio, explica en diálogo con Página/12 que la gran productividad del pensamiento arendtiano reside en que “Arendt se enfrentó a los acontecimientos de su tiempo con la convicción de que el advenimiento de los regímenes totalitarios ponía en crisis las categorías con que hasta entonces se habían abordado los fenómenos políticos, que los conceptos tradicionales estaban en ruinas y que había que procurar comprender lo nuevo sin subsumirlo a lo ya conocido”. Hilb recuerda que Arendt decía de sí misma que se había visto en la situación de pensar sin barandas. “Su obra, así como trae una reapropiación de categorías y experiencias de la tradición del pensamiento político clásico, reelabora esa tradición, le otorga un vigor a la vez crítico de las condiciones contemporáneas y nos provee de los elementos para imaginar las instancias para la revitalización de las más altas capacidades del hombre en tanto actor político”, plantea la socióloga.
Hilb advierte que la pregunta que se hacen los lectores hoy es si el pensamiento de Arendt puede permitirnos indagar en los fenómenos políticos contemporáneos. “En su obra encontramos una reflexión que, en su elogio de la política y en su rechazo de la reducción de lo político a la administración, sirve a la vez a una crítica de la desaparición de la política en el mundo contemporáneo, pero también a imaginar los polos para una reactivación y una revitalización de la acción política. Ya sea como lo propone André Duarte, a través de la identificación de aquellas experiencias contemporáneas, en general marginales y minoritarias, en que la acción libre se da a ver, o como lo sugiere Fernando Vallespín, en el sostenimiento intransigente de nuestra capacidad ciudadana de juicio político, en la resistencia contra las tendencias homogeneizadoras y empobrecedoras del reino de la opinión pública”.
Duarte, probablemente el mejor especialista sobre Arendt en Brasil, dice que la autora de La condición humana “piensa la política como fin en sí mismo, como tarea infinita y no domesticable, como actividad cuya creatividad no se deja aprisionar bajo criterios teóricos normativos extrapolíticos”. Contra las interpretaciones que critican la supuesta nostalgia del pensamiento arendtiano, Duarte subraya que la concepción arendtiana de la política democrática radical “no es quimérica, sino que apunta a la urgente necesidad de reconsiderar el sentido mismo de la política en nuestro tiempo de oscuridad”.
La obra de Arendt, como señaló su amiga, la escritora Mary McCarthy, creó un espacio en el que se puede caminar con la magnífica sensación de acceder, a través de un pórtico, a un área libre. Cuando la mayoría de los discursos parecen rodeados por una suerte de contorno verbal borroso, Arendt ilumina y orienta una forma de pensarnos en el mundo.
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