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Sábado, 30 de diciembre de 2006

HORACIO TARCUS RENUNCIO A SU CARGO DE SUBDIRECTOR

Diferencias en la Biblioteca

 Por Silvina Friera

El armisticio duró poco en la Biblioteca Nacional. El jueves por la tarde renunció el subdirector, el historiador Horacio Tarcus, aunque la noticia se difundió ayer, a través de un correo electrónico que el funcionario envió a los medios de comunicación. En una extensa carta dirigida al secretario de Cultura de la Nación, José Nun, el ahora ex subdirector señaló que el motivo de su alejamiento es la falta de respaldo por parte del director, Horacio González, a las líneas de trabajo que emprendió en la institución a lo largo de este año. El historiador y director del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierda (Cedinci), la biblioteca más importante sobre socialismo, anarquismo y marxismo que existe en el país, acusó a González de excluirlo sistemáticamente de todas las instancias donde se toman las decisiones de fondo, que tiene su origen “en una serie de crecientes desacuerdos respecto del perfil y de la misión de la Biblioteca Nacional”.

“El énfasis puesto en la necesidad de modernizar la Biblioteca Nacional incorporando nuevas tecnologías informáticas fue reiteradamente resistido por González, argumentando que dichas tecnologías vulnerarían las tradiciones culturales que condensaba la institución bicentenaria”, explicó el historiador. “Existen diferencias sobre distintos énfasis de trabajo, pero ninguna de las cosas que menciona como espacios que originan desinterés de mi parte son efectivamente así”, respondió el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, en diálogo con Télam. “La renuncia en sí misma es un hecho penoso. En su carta, Tarcus señala sus contribuciones, que yo nunca negué, y apunta a problemas que son de conocimiento de todos y que hay que tratar”, subrayó González. El sociólogo reconoció que “la biblioteca tiene un conjunto de problemas, que son específicamente la desactualización técnica y su incorporación al gran debate de ideas en la sociedad argentina, sobre todo en lo que se refiere a la presencia del lector en la biblioteca. En todo el mundo decrece la lectura y eso está originado en causas muy complejas”. Tarcus recordó que en el informe “Estado de situación institucional”, que se presentó en septiembre de 2004, se advertía que el organismo presentaba entonces “un funcionamiento deficiente” y, por tanto, no cumplía adecuadamente con su misión de “acrecentar, registrar, preservar, conservar, custodiar y difundir la memoria impresa de la cultura del país, en cualquier soporte permanente de información”.

“La biblioteca marcha hacia una articulación efectiva en su aspecto bibliotecológico específico y su actividad cultural, y con respecto a los inventarios, uno se ha terminado completamente y los demás están en vísperas de ser comenzados”, aseguró González. “Lamento contradecir cierta imagen tranquilizadora que se ha logrado construir, pero el cuadro crítico presentado en septiembre de 2004 aún permanece crudamente vigente. El presupuesto de la Biblioteca Nacional crece de modo exponencial y al mismo tiempo el patrimonio crece de modo vegetativo, y la cantidad de lectores cae de modo exponencial”, advirtió Tarcus en su carta de renuncia. Respecto de la disminución de lectores, González dijo que están “trabajando en muchas actividades que ojalá den resultados, pero es algo que ocurre en todas las bibliotecas que conozco y ocurrió en el país también”. Según el director, “la vida de la biblioteca sigue sus fases normales, se está trabajando sobre muchos de los temas que Tarcus menciona en su carta. Es una pena que no se haya quedado para ver los resultados de un trabajo común que estaba de algún modo ya delineado”.

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