Es la primera vez que una mujer del mundo de la bibliotecología llega a la subdirección de la Biblioteca Nacional. Elsa Barber, una de las mejores especialistas en informatización de bibliotecas con las que cuenta el país, anunció ayer, en el auditorio Jorge Luis Borges, el llamado a licitación pública para la adquisición de un Sistema Integrado de Gestión bibliotecaria, que permitirá, una vez adquirido, trabajar en la misma orientación en que lo hacen las bibliotecas nacionales de Latinoamérica. “Si bien nada es definitivo en cuanto a software, todo es perfectible. Quizá no sea posible adoptar el mejor sistema inicialmente, pero siempre existirá la posibilidad de migrar en el futuro porque se trabajará con estándares internacionales”, aclaró la subdirectora durante la presentación de la nueva etapa del organismo, acompañada del director, Horacio González, y el secretario de Cultura de la Nación, José Nun. González confirmó a Página/12 que en abril se iniciará la demolición de dos edificios ubicados sobre la calle Las Heras –uno de los años ’40 y otro de los años ’60– que por su grave estado de abandono no están en condiciones de ser reciclados. En ese espacio se construirá, con diseño y concepción general del arquitecto Clorindo Testa, un edificio de dos pisos en donde funcionarán el Museo del libro y la Imprenta. La construcción será financiada conjuntamente por la Biblioteca y el Ministerio de Planificación. También se proyecta construir un edificio más modesto, sobre la calle Austria, para la entrada de los libros. Y este año se concretará, finalmente, el llamado a cuatro concursos públicos para cubrir la Dirección Técnica Bibliotecológica, la de Cultura, la de Administración y la Escuela de Bibliotecarios.

Barber señaló que el acceso a los libros “significa el acceso a las ideas”, y que en las últimas décadas los gobiernos, tanto en los países industrializados como en los que se encuentran en proceso de desarrollo, han dedicado una atención creciente a la organización de servicios nacionales y locales eficaces en materia de bibliotecas y de información. “No se trata de generar una falsa dicotomía entre lo bibliotecológico y lo cultural –subrayó la subdirectora–. El acceso a la información contribuye a recrear la identidad y esa posibilidad de reinterpretación impacta de manera permanente en los valores, el estilo de vida, el arte, la tecnología, es decir, traspasa todas las actividades humanas y crea cultura.” Licenciada en Bibliotecología y Documentación, doctora en Filosofía y Letras y profesora titular del Departamento de Bibliotecología de la UBA, en el área de organización y tratamiento de la información, la nueva subdirectora advirtió que las instituciones las hacen las personas. “No se trata del proyecto de una persona, sino de una institución y llevará su tiempo. Mañana no veremos los resultados, éstos se irán viendo en pequeñas cosas hasta convertirse en un cambio de fondo, apreciable para todos y para los lectores”, aclaró Barber. El secretario de Cultura confesó que después de la minicrisis desatada por la renuncia del anterior subdirector, Horacio Tarcus, “me siento honrado de que la licenciada Barber haya aceptado la subdirección”, y garantizó que contará con todo el apoyo de Cultura. “En 200 años de vida, la Biblioteca tuvo no más de tres o cuatro bibliotecólogos, pero nunca fue subdirectora una bibliotecóloga; es la primera vez que ocurre”, añadió Nun.

González le dijo a Página/12 que esta nueva etapa es una continuidad de la Biblioteca Nacional, en la que cree firmemente porque “las discusiones son ‘la espuma de los días’”, agregó, parafraseando el título de la novela de Boris Vian. “Eso lo aprendí a lo largo de mi estadía acá y con la polémica anterior (con el ex subdirector, Horacio Tarcus); la Biblioteca siguió trabajando y lo demostró con la exposición de la fototeca, que inmutablemente trabajó con el enorme caudal de fotografías que tiene de los primeros fotógrafos argentinos.” González subraya que, a pesar de la continuidad, en esta nueva etapa “hay un énfasis diferente en la gestión”. “La Biblioteca está ajustando todo su plan hacia su política bibliotecológica y su política cultural, que son sus dos corazones –precisó el director–. El gran tema es convocar a un entusiasmo y un compromiso laboral que estén a la altura de lo que estamos proponiendo. Las discusiones son la espuma de los días; de gestión a gestión hubo discusiones, estilos diferentes, distintos tratamientos de la vida laboral interna, pero lo que siento en este momento es que hay que acentuar lo que hubo de proyectos comunes a lo largo de todo este ciclo.” Para González, la Biblioteca Nacional mostró síntomas de inestabilidad y siguió los vaivenes políticos, “casi con más dramatismo que los del propio país”. Aunque dijo que no es partidario de que se termine la vida dramática interna, que es inspiradora, el director planteó que su propósito es “colocar la Biblioteca en un ámbito de compromiso, de fervor por la cultura nacional, de recreación de los medios colectivos de trabajo, de relación vital entre lo que representa la Biblioteca como cuerpo simbólico e imaginario del país y su efectivo compromiso con las artes bibliotecológicas más actualizadas”.

“La relación con Elsa se ha construido de una manera muy efectiva y afectiva. Tenemos puntos de vista que intercambiamos permanentemente y una convicción común de que la Biblioteca no está para ser sometida nuevamente a discusiones sospechables de que hay énfasis personales indebidos”, sugirió el director. “La Biblioteca está siendo muy observada, muy mirada, en términos de que cumpla efectivamente con su tarea. Y tenemos este tiempo para demostrarlo”, concluyó González.