Martes, 4 de septiembre de 2007 | Hoy
UNA CHARLA SOBRE MEDIOS Y EDUCACION
La charla de la Academia Nacional de Educación buscó abrir el debate. “Los medios son un instrumento de educación que no siempre funciona como debería”, señaló Horacio Sanguinetti.
Por Sebastian Ackerman
¿Cuál es la relación de los medios de comunicación y la educación? Esa fue la pregunta que guió el encuentro realizado por la Academia Nacional de Educación en la sede de la institución, en el cual se debatió acerca de la influencia de los medios en la formación y el desarrollo de los individuos, sus contactos con el sistema educativo formal y los cambios, tanto de contenido como de formato, que mejorarían la calidad de los productos ofrecidos. Sobre estos ejes, los doctores Horacio Sanguinetti (presidente de la Academia), Pedro Simoncini, Pedro Luis Barcia y Julio César Labake presentaron la posición institucional, intentando abrir el debate a toda la sociedad.
A pesar del diagnóstico pesimista que se planteó sobre la actualidad de los medios (en donde su función comercial prevalece sobre cualquier otra posible forma de uso, entre ellas la educativa), quedó planteada la posibilidad de revertir la situación a través de la intervención activa sobre el control y la producción de contenidos y el cambio de lógica de utilización de los medios como herramienta social. “Los medios son un instrumento de educación que no siempre funciona como debería y que en vez de ser un gran aliado de la educación formal, a veces parece ser su enemigo”, dijo Sanguinetti, y ejemplificó su postura con una referencia a una fábula infantil: “Es como con el monstruo de Aladino, que sale y se lo quiere comer al genio. Pero lo mete de nuevo en la lámpara y le dice: ‘Te libero si me servís’. Bueno, nosotros tendríamos que encontrar la manera de hacer lo que hizo Aladino con el monstruo”.
Para Labake, la educación de hoy está en relación con tres áreas: la familia, la escuela y la sociedad, expresada esta última en los medios de comunicación y que, según él, “anestesian la capacidad expresiva del individuo, porque muestran recortes de la realidad, que así se convierten en modelo a seguir”. Labake también ve una salida: “Podemos tomar conciencia de lo que está sucediendo. El ser humano es tal por ser racional. Si se bate el parche reiteradas veces, y con ruido, algo vamos a lograr”, sostiene. Simoncini, además, afirma que desde la Academia Nacional buscan solidificar una relación con los medios que permita colaborar para reconstruir al sistema educativo como la columna vertebral del crecimiento del país.
Parte fundamental de las críticas a los medios se entrelazan con las críticas al funcionamiento del sistema educativo, en un ida y vuelta que termina perjudicando a cada nueva generación. Según estudios mencionados por Barcia, el lenguaje que “se pierde” en el desarrollo de la persona, produciendo un achatamiento en su posibilidad de expresión, es irrecuperable. “Y el lenguaje es fundamental para la libertad de expresión y el funcionamiento democrático. Este estrechamiento de la capacidad léxica se traduce en lo que yo llamo hoy Generación del Pulgar”, amplió, para señalar que los programas con mayor pobreza de expresión de la lengua (sin señalar ninguno en particular, pero resaltando la penetración que “algunos tienen”) son los de entretenimiento, de chimentos, infantiles y deportivos. Al respecto, Simoncini señaló que la mejora de la educación formal va de la mano del mejoramiento de los medios, ya que son el “mayor descubrimiento” del siglo XX, en tanto pueden transmitir imagen y sonido a distancia.
¿Qué espera la Academia Nacional de Educación de su llamado? En principio, y más allá de decisiones políticas e institucionales que cada medio debería tomar, piden una mayor participación del Estado en ese aspecto: que desarrolle una política de difusión y medios para desarrollar nuevos contenidos y tratar de dilucidar la forma de utilizarlos como otro espacio de educación, complementario al formal. El propio Sanguinetti, ex rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, propuso que el Estado “aproveche y potencie las dos señales que hoy maneja (Canal 7 en TV abierta y Encuentro en cable) para ofrecer contenidos educativos y culturales e intentar que formen parte, tal vez, del sistema educativo formal. Como se pide la lectura de un libro, que también pueda pedirse que vean determinado programa”, señaló.
Pensando en el futuro, también se planteó la interacción entre educación e Internet. Y si bien se señaló la posibilidad de que la convergencia entre la televisión y la red sea una forma de democratización del conocimiento, también se resaltó la brecha que estas nuevas tecnologías abren en el sistema educativo: de un lado, el escaso conocimiento de los maestros de nuevos lenguajes y herramientas. Según Barcia, tras un estudio realizado con docentes en todo el país, el 70 por ciento nunca había escrito en pantalla, el 82 por ciento no navegó jamás en Internet y el 90 por ciento no chateó ni una vez. Estas deficiencias, sostiene, pueden remediarse con formadores docentes en el área electrónica. Y mirando hacia el otro lado, el de los estudiantes, las nuevas tecnologías con su sistema de simultaneidad por sobre el de linealidad (como el del libro) disminuyen el nivel de atención, de concentración y de argumentación. Y esto, según Barcia, “es grave porque la muerte del diálogo afecta a la democracia. El virtualismo creciente, en que se forman las nuevas generaciones, no prepara para la vida”.
Por último, señalaron que la Academia tendrá reuniones con dirigentes políticos, productores de medios y publicistas para desarrollar diferentes políticas y propuestas que lleven a elevar la calidad, resaltando que con esto no intentan perjudicar la actividad comercial de los medios. Al fin y al cabo, sostienen, la tecnología moderna no tiene por qué no servir para mejorar el sistema educativo, un tema del que deberían participar los distintos grupos sociales.
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