Jueves, 22 de noviembre de 2007 | Hoy
FERNANDO FERNAN GOMEZ MURIO AYER EN MADRID, A LOS 86 AÑOS
Fue una de las figuras más polifacéticas del cine español. Actor, director, guionista, dramaturgo, representó la imagen del académico que se expresa a través de un arte popular. Se lo recordará por títulos como Todo sobre mi madre, La lengua de las mariposas, El espíritu de la colmena, El sueño de los héroes o Mamá cumple cien años, entre otras 200 películas.
Por Karina Micheletto
A los 86 años, después de haber paseado por más de doscientas películas su vozarrón grave y su porte distinguido –aunque siempre con un toque extravagante, por una u otra razón–, murió ayer Fernando Fernán Gómez, una de las figuras más polifacéticas del cine español. Actor, director, guionista, dramaturgo, hombre de letras, Fernán Gómez representó la imagen del académico que se expresa a través de un arte popular, un hombre con una vasta cultura general, formado en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, que supo transmitir con la actuación todo ese saber. Su nombramiento como miembro de la Real Academia de la Lengua (el único actor que la integraba) expresaba de algún modo la síntesis de este cruce. Siguió haciendo lo que lo apasionaba, el cine, hasta el final: su última película, Fuera de carta, está actualmente en posproducción. Falleció en un hospital madrileño, donde llevaba semanas internado en la sección de oncología.
Durante su carrera, Fernán Gómez trabajó para los más reconocidos directores de cine en recordados títulos del cine español como Todo sobre mi madre, La lengua de las mariposas, El espíritu de la colmena o Mamá cumple cien años. También escribió guiones de cine y televisión, obras teatrales, novelas y relatos, y publicó columnas sobre diversos temas en varios periódicos españoles. Además de ser actor y director de cine, le puso el cuerpo a la televisión y al teatro, aunque, extrañamente, declaró no disfrutar especialmente de este último arte. Definía al cine y al teatro como “dos mundos cuyos habitantes pueden considerarse hasta cierto punto gemelos, aunque no tanto como univitelinos”.
Entre las muchas distinciones que recibió, en 1995 obtuvo el premio Príncipe de Asturias de las Artes. Debido al amplio campo artístico que ocupó, y a la forma en que expresaba en cada ámbito que podía un pensamiento profundo, que escapaba a los modos y usos acostumbrados, Fernán Gómez se convirtió en una de las figuras centrales de la cultura española de los últimos cincuenta años. Su vida privada quedó siempre estrictamente al margen de esta escena pública: sólo dio a conocer que se casó con la cantante María Dolores Pradera, con quien tuvo dos hijos, Fernando y Helena Fernán Gómez, también actriz.
Fernando Fernán Gómez había nacido el 28 de agosto de 1921 en Lima, en un contexto apropiado: durante una gira teatral de su madre, la actriz Carola Fernán Gómez. Fue inscripto en el consulado de Buenos Aires, por lo que conservó la nacionalidad argentina hasta 1970, cuando se nacionalizó español. Muchos años después, en 1997, rodaría en esta ciudad El sueño de los héroes, dirigida por Sergio Renán, sobre la novela de Adolfo Bioy Casares.
Sus primeros roles secundarios en el cine fueron en los ’40, con películas como Cristina Guzmán, Domingo de carnaval y Botón de ancla, el film que lo haría conocido en 1947, sobre las desavenencias amorosas de tres compañeros en una escuela naval militar. Entre los ’50 y ’60, la suya se había convertido en una de las caras más conocidas del cine en España, a través de protagónicos como Balarrasa, de José Antonio Nieves Conde, y Esa pareja feliz, de Juan Antonio Bardem y José Luis García Berlanga. Entre sus éxitos cinematográficos se cuentan también El inquilino, La venganza de Don Mendo, Ninette y un señor de Murcia, Belle Epoque, El abuelo, La mies es mucha, El espíritu de la colmena y Pim, pam, pum, fuego.
Como realizador, sus comienzos no fueron tan auspiciosos: su primera película, Manicomio, de 1953, que codirigió con Luis María Delgado, resultó ser un fracaso, al igual que sus dos films siguientes. Cinco años después el éxito como realizador le llegaría con La vida sigue adelante. En total dirigió veinte películas, varias de ellas adaptaciones de obras teatrales, como La venganza de Don Mendo (1961), sobre la obra teatral de Pedro Muñoz Seca, y Ninette y un señor de Murcia (1965), la adaptación de una obra de Miguel Mihura, ambas protagonizadas por él mismo. Mientras tanto, su carrera actoral continuó cimentándose con protagónicos como el de El mar y el tiempo y actuaciones en films como El viaje a ninguna parte o Mambrú se fue a la guerra.
Aunque realizó participaciones teatrales, el suyo fue un extraño caso de actor que defiende el brillo posible a través de las cámaras, antes que en el sagrado ámbito del escenario de teatro. “A mí no me gusta actuar en teatro”, aseguró en un reportaje publicado en este diario en 1995. “A mí me gusta mucho mi trabajo de actor en su pureza, en cuanto a que una persona intenta ser otra persona. Pero el hecho de que me estén viendo mientras estoy haciendo este ejercicio no me gusta. Yo prefiero trabajar en el cine, donde si en un momento considero que algo me ha salido mal, puedo interrumpirme. Esto en el teatro no es posible, tiene ese lado del deporte de que a ver si se equivoca, a ver si se cae, a ver si lo hace mejor o peor que ayer... A mí no me gusta eso.”
En cambio, eligió trabajar en obras de teatro televisadas, y en series de la televisión española como Juan Soldado o El pícaro. Además del galardón Príncipe de Asturias de las Artes, recibió los premios Nacionales de Cine y Teatro, la Medalla de Oro de la Academia de Cine y varios premios Goya (considerados los Oscar del cine español), tantos que se convirtió en el mayor ganador de Goya de la historia del cine ibérico. En 2005 recibió el Oso de Oro honorífico del Festival Internacional de Cine de Berlín. Esa misma muestra ya le había otorgado anteriormente dos Osos de Plata: en 1977 por El anacoreta y en 1984 por Stico. En 2006, en el transcurso del Festival de Cine de San Sebastián, se realizó la premier mundial del documental La silla de Fernando, donde el anciano actor dialogaba con los realizadores David Trueba y Luis Alegre, dejando para la posteridad el mejor retrato de sí mismo. “No hay nadie que esté a la altura de Fernando Fernán Gómez como actor, director y autor de guiones, obras de teatro y novela”, afirmó la presidenta de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Angeles González Sinde.
Fernán Gómez fue el único actor miembro de la Real Academia de la Lengua, a la que ingresó en 1998 ocupando el sillón “B Mayúscula”. Lejos de sentarse en este sillón con gesto de jubilado, desde entonces filmó una cantidad de películas: El abuelo (1998) y Tiovivo c. 1950 (2004, no estrenada en la Argentina), ambas de José Luis Garci; En la ciudad sin límites (2002), de Antonio Hernández, en la que comparte protagonismo con Leonardo Sbaraglia; Para que no me olvides (2005) y Mia Sarah (2006), además de la inconclusa Fuera de carta. Fuentes del área de las Artes del ayuntamiento de Madrid informaron que la capilla ardiente del cineasta y académico español se instalará hoy en el Teatro Español.
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