“Es el proyecto Manhattan de estos tiempos”, dice uno de los personajes de Intelligence (va los martes a las 22 por AXN) sobre el arma más poderosa creada por la humanidad. Un miembro de la fuerza delta al que le han implantado una supercomputadora en la cabeza. No hubiera estado mal que, de paso, lo definiesen como El hombre nuclear de estos días. El nuevo Lee Majors es Josh Holloway. Su Gabriel Vaughn no hará ruiditos cuando pega saltos pero su mente es un rastreador, tiene acceso a bancos de información, proyecta escenas del pasado para poder analizarlas, y desde su cuerpo parten sus buenas piñas.

El intérprete, en vez de sacarse la mochila de su Sawyer en Lost, dialoga con el personaje que lo eyectó a la fama. Vale recordar que aquél se presentaba como pura potencia y terminaba siendo un lector de Bioy Casares. Aquí su tarea será la de proteger a los Estados Unidos de terroristas y países enemigos. “Ahora es China, próximamente será Rusia, Irán o Norcorea”, dice su jefa, Lilian Strand (Marg Helgenberger en CSI), en toda una lección de geopolítica televisiva. Como van a la caza del propio Vaughn, le colocan de ángel protector a una miembro del servicio secreto llamada Riley

Neals (Meghan Ory): como marca la ley del género, empezará sacándose chispas pero será su compañera más fiel. Por ahora, no parece haber tensión sexual, pues el protagonista sigue el rastro de su esposa perdida en Pakistán, también agente aunque no se sabe de qué lado.

Lo bueno de Intelligence es que nunca parece tomarse demasiado en serio. Y las disputas del recontra espionaje se resuelven a puro entretenimiento como las fichas del TEG. Incluso al final del primer episodio apareció su némesis, es decir, una “auténtica mujer biónica”.