Lun 27.07.2015
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SERIES › I AM CAIT, PRóXIMO ESTRENO DE E! ENTERTAINMENT

El viaje de Caitlyn Jenner

El medallista olímpico que decidió hacer pública su identidad como mujer es el eje de este reality que encuentra su tono entre lo políticamente correcto y el mensaje positivo, mientras apunta a la emoción y al humor. En varios pasajes logra su objetivo.

› Por Federico Lisica

Tal como hace dos décadas sucedió con O. J. Simpson, luego con Britney Spears y menos de un lustro con Charlie Sheen, la opinión pública estadounidense vuelve a fijarse en una celebridad. Lo que une a Caitlyn Jenner con los otros es la escalada mediática, y que los motivos por la obsesión sean por un cambio controversial en el curso de su fama. Pero aquí no hay escapes de la policía televisados, ni derrapes producto de adicciones, simplemente un ex medallista olímpico que decidió hacer pública su nueva identidad como mujer. No hace tanto había vuelto a la palestra por ser parte de la troupe de las Kardashian. La persona antes conocida como Bruce era el padrastro de la familia que “es famosa por ser famosa”, como escribieron en la revista Variety. Una casta que encontró en E! Entertainment Television un redituable filón a partir de su alta exposición pública. I am Cait (estrena el domingo 2 de agosto a las 23) podría ser otro producto más en ese regodeo de egos hipermaquillados y superficialidades varias. Sorprendentemente, no lo es.

El reality, de ocho episodios de una hora, viene a ser el epicentro y a la vez backstage, del raid que supuso su coming out como trans. Primero fue un rumor desperdigado en los tabloides, siguió con una entrevista televisiva a Diane Sawyer y una viralizada tapa de la Vanity Fair: “He competido, criado una familia, pero nunca tuve tanta presión en mi vida como en los últimos meses, ¡Dios! Ocuparse del pelo, de los tacos, todo el proceso es agotador, y por último, la policía de la moda”, dijo durante el discurso por un premio otorgado por ESPN al valor. El humor y la concientización son permanentes en Jenner: “Si quieren decirme cosas, hacerme bromas, dudar de mis intenciones, adelante porque la realidad es que yo puedo soportarlo”, dijo en aquella ceremonia. Para el público local, la cuestión es sustancialmente diferente que en el norte, donde Jenner ocupa diariamente un altísimo centimetraje. Incluso hubo otros casos del tipo, también resonantes a nivel internacional (como el de la compositora de música electrónica Wendy Carlos o la coach de tenis Renée Richards) pero ninguno tan mediatizado como el de Jenner.

La serie, presentada como el viaje personal de su protagonista, la muestra en plena transición: sea tirando su antigua ropa, de permanentes ruleros y acostumbrándose a ser portavoz de la comunidad lgtb. El primer episodio abre con Jenner, a cara lavada y sin poder dormir, impaciente por tantos cambios. Le seguirá el primer encuentro con su familia tras la develación (una de sus hermanas fue la confidente secreta sobre la cuestión hace más de tres décadas). Mientras se prepara para el evento, le avisan que su cuenta de Twitter va camino a tener más seguidores que la del presidente de los Estados Unidos. “Quiero ganarle, me gustan los records”, exclama con espíritu competitivo. En un formato basado en la autoexhibición y la importancia de la imagen, en este caso, gana la franqueza. “Es una mujer hermosa, pero sigue siendo Bruce”, dice su madre a cámara sin poder contener las lágrimas.

I am Cait, en definitiva, es el exponente más publicitado de varios programas que empiezan a tratar la temática en su país (los docurealities I Am Jazz y Becoming Us, o la ficción Transparent). Lo llamativo es que es un producto muy afín a la señal que lo emite y ligeramente diferente. Así es como se cuelan panorámicas de Malibú, una musicalización conmovedora y apariciones de ricos y famosos, que forman parte de su cotidianidad. Como también lo es el acostumbramiento a los paparazzis. Con total naturalidad, Jenner se esconde en una camioneta mientras va camino a encontrarse con la familia de una adolescente trans que decidió suicidarse. De esta forma, la concientización se mixtura con lo superficial, lo íntimo con los mensajes optimistas y hasta con lo risible. “Ahora sé porqué las mujeres usan corpiño para este deporte”, dice mientras juga al tenis. O en su intento de lucir “à la femme” –como ella dice– pero caminando como John Wayne. En otro momento, se sorprende al enterarse de que su ex tiene el mismo vestido que ella en el guardarropa. “Vamos a organizar un encuentro y las dos se lo van poner”, le pide Kim Kardashian. Y Jenner acepta el pedido.

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