Un anarquista amable. Así habían definido a Jim Henson los titiriteros que trabajaron codo a codo con el creador de Los Muppets. Aunque en su nueva incursión televisiva (va por Sony los jueves a las 22) ya no queda casi nada del espíritu de sana revulsión y varieté del programa con el que crecieron varias generaciones. Es más, esta serie ha generado un buen alboroto por su orientación “kidulta”. Como un falso documental al estilo The Office (de hecho comparten director), Miss Piggy habla de sexo, cierta ranita deja de lado su permanente optimismo y algunos de los miembros de la Electric Mayhem acarrean adicciones. Si bien los gags son rendidores puede que hayan perdido algo de alquimia en pos de renovarse. Es cierto, también, que lo corrosivo siempre fue una marca de la casa de felpa. Con cierta ironía uno de sus primeros programas en 1976 se llamó “Sexo y Violencia”. Lo que se mantiene es su privilegio del backstage sobre la narrativa lineal y la permanente rotación de invitados (ayer Alice Cooper, Johnny Cash, Debbie Harry; hoy Imagine Dragons, Reese Witherspoon y Jay Leno). Es tiempo de unos muppets gatopardistas.