El jueves pasado a las 22, Fox estrenó la segunda temporada de Wayward Pines, la primera serie de tevé realizada por M. Night Shyamalan (Sexto Sentido) que se había anunciado como un evento para un solo año. Se vuelve entonces a ese pueblo cárcel que tenía tanto de Lost como de The Truman Show. Contexto singular que planteaba tiempos paralelos, dimensiones desconocidas, la siempre idílica estética de los suburbios de los ‘50, y habitantes que luchaban para preservar a la raza humana del ataque de los abbies. Sus productores, Ashwin Rajan y Donald De Line, imaginaron una suerte de continuación pero con nuevos elenco y un salto en el tiempo que podría ser de cuatro a dos mil años.

Ya no la protagoniza el agente encarnado por Matt Dillon sino JasonPatric. Theo Yedlines es un doctor que encabezará una rebelión contra la “Primera Generación” de sobrevivientes del pueblo que impuso un estado totalitario. Otro sujeto a tener en cuenta es CJ Mitchum (Djimon Hounsou). Un historiador, y residente original de la localidad, que posee varios conocimientos sobre los orígenes de Wayward Pines. Así las cosas, en esta distopía, el thriller da lugar a la “ciencia ficción psicológica”, según aseguran sus realizadores. En esta temporada se nota la influencia del suceso de The Walking Dead. No solo por la lucha entre facciones civiles, sino por la presencia de los abbies, esa mezcla de alienígenas con zombies –y quién sabe con qué más–. “Hay mucho más por venir. Algunas cosas son un tanto controversiales. Vamos a saber mucho más de los abbies. La primera temporada estaba más constreñida, no podíamos soltar sin más que este pueblo era el último en la tierra y que había versiones de nosotros mismos por fuera de la cerca.Ya no tenemos las manos atadas”, seduce De Line.