La semana pasada DirectTV estrenó Sensitive Skin (va los martes a las 22) protagonizada por Kim Catrall. Fue creada por Hugo Blick (The Honourable Woman) y cuenta con dos temporadas de seis episodios cada una. A riesgo de caer en una caricatura de Samanta Jones (“la” figura de en Sex and the City), esta comedia opta por ir al costado del camino, pero sin renegar del trajín de aquella encarnación. Es tan fuerte el recuerdo del personaje que Catrall interpretó durante varias temporadas (y dos olvidables películas) que Sensitive Skin no la tenía fácil. Pero esta adaptación de una serie británica sale airosa del entuerto.

Una pareja en plena crisis de mediana edad decide sacudir las cosas. Ellos son Davina (Cattrall), quien trabaja en una galería de arte y Al (Don McKellar), un crítico de cultura pop. En su intento por renovar su matrimonio de más de treinta años deciden vender su hogar de suburbio de clase media alta y comprar un loft en el centro de Toronto. Sin problemas monetarios a la vista, aparecen brumas de otro tipo. A medida que las canas y arrugas se vuelven irremediables, Davina vive un sopor cotidiano. Comienza a preocuparse por el contexto superficial que la rodea y ciertas alucinaciones le bajan el pulgar a su cordura. Sensitive Skin es comedia, a veces negra y con un timing ajeno a los desbordes que supieron encorsetar a su protagonista. Aunque ciertos tics, por suerte, aún estén en su lugar. Samanta Jones dejó Nueva York, se ha mudado a Canadá y está cansada de ser Samanta Jones.