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Martes, 20 de mayo de 2008

MUSICA › RECITAL DE LOS CAFRES EN EL ESTADIO LUNA PARK

Rituales con sabor local

Casi 8500 fans confirmaron a la banda como la más convocante del reggae argentino. La presentación de su disco doble Barrilete/Hombre simple sirvió de excusa para el festejo por los veinte años de trayectoria ascendente.

Con globos, música y proyecciones; sin bonetes, pero con Guillermo Bonetto como animador de los 8500 invitados. Así fue la fiesta que Los Cafres dieron el domingo en el Luna Park, para celebrar 20 años de carrera y presentar disco doble, Barrilete/Hombre simple. Los globos –rojos, por la sangre del pueblo etíope; verdes, por la ganja, y amarillos, por el sol– fueron repartidos por la comitiva histórica, El aguante Cafre, minutos antes del show, y lanzados al aire, ya inflados, en un recibimiento entre cánticos y volutas de humo. Pero la banda salió al Luna Park sin cantante.

La sombra chinesca de Bonetto danzaba detrás de las seis megapantallas apostadas contra la pared posterior del escenario, mientras sobre él, la banda y los invitados Andrés Albornoz (de La Manzana Cromática, en teclados y samplers), el “Mosca” Martín Lorenzo (de Los Auténticos Decadentes, en percusión) y los vientos de Manuel Fernández, Guillermo Rangone y Juan Canosa abrían el show con “Kian control ‘em”, dub incluido en el lado B de su disco doble, Hombre simple. Con mayoría femenina y de jóvenes entre el público, apareció en el escenario un Bonetto símil Haile Selassie, de vestuario tribal. Aunque más de un ocurrente comentó que se parecía más a Jack Sparrow en Piratas del Caribe.

Luego de “Verte bien” y “Agua”, sendos estrenos, llegó el primer oldie: “Privilegio”, coreado por el doble de gargantas de las que estuvieron en el festejo por el Bob Marley’s Day, lo que confirma a Los Cafres como la banda más convocante del reggae argento. Los coros (No puedo sacarte de mi mente / desde el momento en que te vi frente a frente) se complementaron con proyecciones de jóvenes africanas saltarinas, generando ese clima sensual que es condición excluyente de los temas de “reggae romántico”.

Aunque formalmente no fue una invitación, los fans, frente al escenario, entendieron como tal la frase “Enciende la llama, sinsemilla”, de “Sinsemilla”, otro oldie. Y así se propiciaron los meneos de caderas, la cerrazón ocular y las sonrisas. Y así, también, arrancó de verdad la fiesta. Una de esas fiestas de reencuentro, en las que en lugar de hablar sobre episodios pasados, se cantan más y más temas clásicos: “Mostrame cómo sos” y “Tus ojos”, en un medley que obligó a levantar las manos. Y, enseguida nomás, la iniciativa de El Aguante Cafre, que obligó a aplaudir: “Que los cumplan feliz, que los cumplan Los Cafres, que los cumplan feliz”, un aplauso sincero, un agradecimiento emocionado y a seguir.

“De qué lado”, “Momento” y “So please”, otro trío de estrenos que, quizá porque el disco ya tiene un semestre, fueron cantados casi por tantos como los clásicos. Pero el primer estallido definitivo de la noche se dio con “Zapata”, un exponente de la faceta contestaria cafre. La banda, aceitada y con una base rítmica (el bajo de Gonzalo Albornoz y la batería de Sebastián Paradisi) impecable, ligó “Zapata” con “Hijo”, regalo de Bonetto a su primogénito, y el público volvió a calmarse. El show tuvo alzas y bajas en ritmo, sí, pero no en clima. De hecho, el calor provocó desmayos, remeras empapadas y brillo en las chicas montadas a hombro.

La primera impasse llegó luego de “Vino” y “Barrilete”. Quince minutos para comerse un pancho, tomar una gaseosa e ir al baño. Un cuarto de hora para que Bonetto se cambiara de ropa, abandonando el look Selassie para regresar con estética de taxista francés, bigote fino incluido. El final de la primera parte del show funcionó en el marco del concepto: el barrilete se fue y llegó el hombre libre. La temática del recital se volvió más política a partir de la elección de canciones para la segunda suite. ¿Algunos títulos? “Cargar valor”, “Boicot a la ignorancia”, “Mafia”. Las proyecciones dejaron de ser de hojas de cannabis, africanas saltarinas y el arte de tapa de Barrilete/Hombre simple y mostraron una avanzada del ejército norteamericano sobre Irak o la vorágine urbana.

En “Boicot a la ignorancia” se sumaron los MCs Sergio Sandoval y Manuel Delgado y el raggamuffin’ freestyle ganó lugar frente a las melodías melosas de la primera suite. “See you coming”, de las pocas incursiones de Bonetto en la composición en inglés, “Esta puerta”, “Sol del interior”, de uno y otro discos de su último trabajo, se mezclaron en el show, que promediaba, mientras la concurrencia se cerraba más y más en torno del escenario, que seguía bancándose el peso de once músicos. Ya para entonces, los enormes globos eran difíciles de controlar y se mandaban al escenario, merecidos protagonistas, ellos también, de la celebración.

El final también fue como el de esas fiestas “en recuerdo de”, con músicos y espectadores embebidos en líricas conocidas: “Aire”, “De mi mente”, “Muñequita”, “Alarma” y “Romano”, los cinco en línea, y seguimos para bingo. El cierre (el falso) fue reciente: “Mafia” y “Loco”. Otra vez se fueron. Algunos del público, también, creyendo que los bises habían sido la segunda suite. Pero no, Los Cafres volvieron, en los primeros minutos del lunes, para tocar “Bastará”. Y entonces, el souvenir: Dennis Bovell, bajista y productor histórico del reggae británico. Sus gritos tarzánicos y dos temas propios provocaron estertores a los recitaleros, que gritaron más parecido a Chita que al novio selvático de Jane.

“Si el amor se cae”, “Pelusa” (algo así como el “Homero” de Viejas Locas del reggae, una historia de trabajo y sacrificio suburbano, de destino de pobreza, de salvación maradoniana) y “Receta”. Y a casa, tras dos horas y cuarto de recital. Casi 8500 personas se retiraron, pisoteando los globos ya pinchados. Y, en algunos casos, llevándose de recuerdo aquellos que sobrevivieron. Como en toda fiesta que se precie de tal, claro.

Informe: Luis Paz.


8-LOS CAFRES

Presentación de Barrilete / Hombre simple

Domingo 18 de mayo.

Lugar: Estadio Luna Park.

Público: 8500 personas.

Duración: 2 horas 15 minutos.

Músicos: Guillermo Bonetto (voz), Claudio “Cafre” Illobre (teclado y coros), Gonzalo Albornoz (bajo), Tomás Pearson (guitarra y coros), Sebastián Paradisi (batería).

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Guillermo Bonetto, la voz de un grupo que hace del reggae una fiesta.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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