Martes, 23 de septiembre de 2008 | Hoy
MUSICA › CUARTA VISITA DE MEDESKI MARTIN & WOOD A BUENOS AIRES
El trío se presentará esta noche en el Gran Rex, en el marco de la gira “Viva La Evolution”, otra de las jugadas interesantes de su brillante carrera: en cada tramo del tour la banda desarrolla en vivo temas nuevos, con la idea de plasmarlos en una serie de discos.
Por Roque Casciero
Desde su formación en 1991, el trío que conforman John Medeski (teclados), Billy Martin (batería) y Chris Wood (bajo) ha dado muestras sobradas de eclecticismo, con un estilo personalísimo en el que el jazz se nutre de funk, soul y experimentación. Otra característica que siempre destacó a MM&W fue su laboriosidad, porque además de publicar más de una decena de álbumes de estudio, colaboraron con artistas tan diferentes como John Scofield e Iggy Pop. Pero el ritmo laboral del trío nunca fue tan vertiginoso como este año: ya publicaron tres discos y todavía hay dos más por salir. Como es lógico, todos muy diferentes entre sí. El primero en aparecer fue Let’s go everywhere, dirigido al público infantil (aunque más que disfrutable para oídos adultos); luego siguió Zaebos: Book of Angels, donde interpretan temas del grupo Masada, de John Zorn, y finalmente el primer volumen del tríptico The Radiolarians Series (que acaba de ser publicado aquí). La cuarta visita de Medeski Martin & Wood a Buenos Aires, que se concretará esta noche en el Gran Rex, será como parte de la gira “Viva La Evolution”, otra de tantas jugadas interesantes en su carrera: en cada tramo del tour la banda desarrolló en vivo temas nuevos, con la idea de dejarlos plasmados en los discos Radiolarians. “Es una forma de mantener la frescura en la composición”, explica Medeski en comunicación telefónica con PáginaI12. “Vamos contra el proceso típico, que es hacer un disco y luego salir a presentarlo en la gira. Ese sistema está definido por el marketing de las compañías discográficas, pero todo eso está colapsando porque a los sellos no les va nada bien, entonces es una oportunidad para hacer algo diferente.”
–La gira se llama “Viva La Evolution”. Habiendo hecho tantas cosas diferentes, ¿en qué dirección cree que puede evolucionar su música a partir de ahora?
–¿Sabe qué? Es algo muy difícil de asegurar. En este punto nuestra evolución es sutil, pero lo que hacemos es utilizar el proceso para crear algo nuevo y diferente para nosotros. La idea de esta gira surgió porque leí que existe un canario que cada año inventa un canto nuevo y que nunca vuelve a repetir el anterior. Pensé que si un pájaro podía hacerlo, nosotros también, pero finalmente terminamos haciéndolo tres veces en un año. Aunque, la verdad, también vamos a tocar otro material cuando vayamos a la Argentina, así que sí vamos a repetirnos un poco (se ríe). De vez en cuando lo hacemos, para divertirnos; es sólo un concierto, somos flexibles con eso, pero la mayoría será música nueva. Lo importante es la energía que se crea cuando tocamos y, para nosotros, hacer cosas nuevas nos inspira.
–En este esquema, el público forma parte de la composición, de algún modo.
–Absolutamente. Igual, nuestra música siempre ha tenido ese componente. El feeling que se genera en el concierto, cuando estamos todos juntos, es parte de la creación. De ese modo todos somos parte de la evolución de esta música: todas las experiencias que vivamos mientras la desarrollamos tendrán incidencia en el modo en el que decidamos grabarla.
–En algunas entrevistas, usted mencionó que esta forma de trabajo era “composición instantánea”, que es un concepto que usan mucho los improvisadores de la escena del Downtown neoyorquino. ¿Lo suyo es una mezcla entre eso y la improvisación del jazz?
–En realidad, es una combinación de muchas cosas. Obviamente nos encanta el jazz y también la escena del Downtown o como se quiera llamarla, pero también nos influyen las formas de improvisación europeas. Por otra parte, todas tienen conexión entre sí, porque tienen que ver con crear en el momento. Hay muchas formas de hacerlo y cada vez que descubrimos una pensamos que vale la pena intentarla.
–¿De dónde sacaron lo de los radiolarios para el título de los tres discos?
–Billy Martin consiguió en Israel un libro con dibujos de radiolarios, que son unos protozoos, y de alguna forma nos identificamos con ellos. A veces se hace difícil ponerle título a la música instrumental, especialmente porque por lo general nuestra música no es acerca de algo específico. Entonces los títulos vienen de una mezcla entre sentimientos e ideas. Muchas veces la gente trata de inventar títulos inteligentes, pero eso no necesariamente refleja el espíritu de la canción, que es lo que nosotros tratamos de hacer. Por eso nos cuesta encontrar los títulos, que a veces son abstractos o poéticos: queremos que tengan relación con las canciones. Cuando vimos estos dibujos en el libro nos conmovieron y sentimos que tenían mucho que ver con nuestra música, con la idea de una reevolución. Estas criaturas parecen de otro planeta cuando, en realidad, viven en el océano. Hay algo muy evolucionado en ellas, porque son unicelulares, pequeñísimas. Nos resonaba la idea de la evolución y la reevolución, entonces, en algún modo poético y abstracto, conectaban con esta música y estos conciertos.
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