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Viernes, 27 de marzo de 2009

MUSICA › ALEJO PEREZ, AL FRENTE DE LA ORQUESTA ESTABLE DEL TEATRO ARGENTINO DE LA PLATA

El trabajo de encontrar un sonido

El director, dueño de un curriculum que impresiona, debuta con un programa que es toda una declaración de principios.

 Por Diego Fischerman

Acaba de llegar de Lituania, donde dirigió la última ópera de Peter Eötvös. Y habla, claro, de entusiasmo. Alejo Pérez es el nuevo titular de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata y estrenará su función conduciendo a la orquesta en el concierto de mañana a las 20.30 en la Sala Alberto Ginastera. El programa, sin concesiones y unido, según él, por la idea de lucha, es un buen ejemplo de las ideas de programación que llevará adelante e incluirá la Sinfonía N° 6, en re menor, Op. 74, Patética, de Piotr Ilich Tchaikovsky, y Alexander Nevsky, Op. 78, de Sergei Prokofiev, donde intervendrán el Coro Estable, preparado por Miguel Martínez, y como solista la mezzosoprano Alejandra Malvino.

Con estudios de dirección en Alemania, con Eötvös, Helmuth Rilling y sir Colin Davis, y colaborador habitual del propio Eötvös, Michael Gielen, Esa-Pekka Salonen y Christoph von Dohnányi, Pérez fue director en salas como las de las óperas de París (Bastille), Comique, Châtelet, de Frankfurt, Nacional de Lyon, Real de Copenhagen, Nacional de Lituania y en los teatros Nacional de Ginebra, Real de la Monnaie y Muziekgebouw de Amsterdam. Allí estuvo al frente de las orquestas Filarmónica de Radio Francia, Filarmónica Real de Estocolmo, Akademie de la Filarmónica de Berlín, de la Radio Belga, National de Lille, Filarmónica de Cámara de la Radio de Holanda, Sinfónica de Taiwan, Musik Fabrik, Ensamble Modern y Sinfónica de la Radio Alemana (NDR), orquesta de la cual fue director asistente durante dos temporadas. En Sudamérica condujo la Sinfónica Nacional Argentina, la Filarmónica de Buenos Aires, la Camerata Bariloche y la Sinfónica Nacional de Chile, además de dirigir diversos ensambles con los que estrenó numerosas obras de compositores argentinos y latinoamericanos. Con respecto a la Orquesta del Argentino, dice haberle encontrado “mucho potencial” y asegura que lo que más lo atrae es pensar que en esta ocasión estará “en el lugar del mecánico además de en el del piloto”.

Un concierto, según él, no puede ser una mera sucesión de obras. “En Europa existe, incluso, algo que se llama ‘dramaturgo de conciertos’, que se especializa en encontrar un eje, una conducción, una narración. Puede haber algo temático, pueden ser afinidades estéticas o incluso contrastes fuertes. En este caso podría pensarse que lo que une a las dos obras elegidas es que son rusas, pero eso, en realidad, es lo que menos me interesa. En todo caso hay una idea rusa de la muerte que sí aparece y que creo que es más productiva. En el caso de la Sinfonía 6 de Tchaikovsky está la lucha contra el destino, esa lucha que se sabe perdida de antemano, y en el Alexander Nevsky es toda esa inmensa confrontación y todas esas muertes y la necesidad de superarlas.” Pérez sabe que deberá, además de dirigir conciertos y programar, hacer lo que él define como “crear un sonido”. Para él, “una orquesta debe tener su sonido propio y eso se logra con un trabajo profundo y prolongado. Hasta ahora no había tenido oportunidad de trabajar de esa manera con una orquesta argentina. Poder pensar no sólo en el rendimiento en una obra o concierto en particular, sino en cómo deben sonar las cuerdas, cómo convencer a los músicos de mis lecturas. Hubo una época en que los directores eran más autoritarios. A mí no me interesa imponer nada sino lograr que los músicos se escuchen entre sí y disfruten la magia de hacer que algo logre existir por única vez de una manera particular. La música es siempre irrepetible”.

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“Hubo una época en que los directores eran más autoritarios. A mí no me interesa imponer nada.”
 
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