El grupo Soli-Tutti le pondrá voz a una de las piezas fundamentales de la música contemporánea.

A fines de los ’60, los Swingle Singers estaban por todas partes. El grupo vocal había grabado con el Modern Jazz Quartet, hacía recitales con música de Bach jazzificada y sus ecos aparecían en la música de Burt Bacharach para el film Butch Cassidy and the Sundance Kid y en su imitación argentina para una propaganda televisiva de una pick-up, aquel antecesor proletario de la 4x4; en los tarareos de María de Buenos Aires, de Piazzolla, y en “A estos hombres tristes” de Almendra. Y, también, en una de las obras más importantes de la música sinfónica del siglo XX y uno de los grandes cantos al collage entendido como una de las bellas artes, la monumental Sinfonía de Luciano Berio. Esta composición, escrita para conmemorar el 150º aniversario de la Filarmónica de Nueva York y dedicada a Leonard Bernstein, hace de la cita musical –Berlioz, Bach, Schönberg, Mahler, Debussy, Stravinsky, Beethoven– y textual –Joyce, Machado, Cummings, Lévi-Strauss, Beckett, pintadas en los muros de París, apuntes de clases de solfeo– su principio constructivo. Y hoy será interpretada en Buenos Aires por primera vez, como apertura del Ciclo de Música Contemporánea del Teatro San Martín, en su decimotercera edición consecutiva.

Escrita para ocho voces amplificadas (los Swingle Singers en su estreno) y orquesta, la Sinfonía es una construcción laberíntica, en la que una multitud de elementos unen a los cinco movimientos entre sí y a ellos con los sonidos del universo. La apoteosis de este fresco en que la figura de Claude Levi-Strauss y su Lo crudo y lo cocido –sumado al propio estructuralismo– funcionan como una especie de eje conceptual, es el cuarto movimiento que, en su interior contiene, completo, el cuarto movimiento de la Sinfonía Nº 2 de Mahler. Luther King, las ideas del fuego, la sangre y el agua, el Finnegans Wake de Joyce, The Unnamable de Beckett, van trazando las pistas de un recorrido en que es imposible no escuchar, junto a una de las cimas de la música del siglo XX. Ni más ni menos que los sonidos del ’68, ese año en que los Beatles cantaron “Revolution”. En esta ocasión, la obra será interpretada por la Sinfónica Nacional, junto al grupo vocal francés Soli-Tutti, con la dirección de Alejo Pérez. Y el resto del programa no se queda atrás: la genial Atmósferas, de György Ligeti, y el estreno de The Four Sections, de Steve Reich. El concierto será a las 21, en la Sala Martín Coronado del San Martín.

El ciclo continuará mañana y el domingo, a las 19 y en el hall central del teatro, con la presentación del grupo uruguayo de percusión Tambuco, interpretando composiciones de Germán Romero, William Cahn, Raúl Tudón, Thierry de Mey y Héctor Infanzón. El martes 3 a las 21, en la Sala Casacuberta, la percusionista estadounidense Robyn Schulkowsky y el trompetista alemán Reinhold Friedrich harán obras de Cristian Wolf, John Cage y Daniel Ott, entre otros, además de estrenar una obra especialmente compuesta para este dúo por el joven compositor argentino Lucas Fagin. El miércoles 4, en la misma sala y en el mismo horario, el violinista Marc Sabat y el pianista Stephen Clarke, de Canadá, interpretarán For Cage, de Morton Feldman, y el viernes 6, a las 20 y en el Centro Cultural MOCA (Av. Montes de Oca 169), se presentará un programa de música experimental, con obras de Robin Hayward y Marc Sabat, a cargo de Hayward en tuba y Daniel Ploeger en trombón.

El séptimo concierto del ciclo tendrá como protagonista a otro de los grandes autores del siglo pasado, el mexicano Silvestre Revueltas. El martes 10, a las 21 y en la Casacuberta, el Kammerensemble Neue Musik de Alemania, junto a músicos argentinos y con la dirección de Roland Kluttig, interpretará “Caminos”, “Ocho x Radio”, “Planos”, “Toccata”, “Tres sonetos”, “No sé porque piensas tú”, “El renacuajo paseador”, “Homenaje”, “7 canciones” y “Sensemayá”. El día siguiente, en la misma sala y con el mismo horario, el Kammerensemble Neue Musik hará obras de Gérard Grisey, Luigi Nono, Alvin Lucier, Marcelo Toledo y Mario Verandi. El jueves 12, a las 20.30 y en el Centro Cultural MOCA, el mismo grupo presentará un espectáculo titulado Palabras y música, con composiciones de Ana Rodríguez, Mario Verandi, Martín Bauer y Robin Hayward.

El viernes 13, a las 20, el ciclo se mudará al Goethe-Institut (Corrientes 319) y dedicará por segunda vez en su historia un concierto monográfico al compositor Mariano Etkin. En él participarán la soprano Graciela Oddone, Claudio Barile en flauta, Marcelo Barragán en clarinete bajo, Mariano Malamud en viola, la pianista Haydée Schvartz, Gerardo Cavanna en percusión, Martcho Mavrov en corno y el cellista Néstor Tedesco, con la preparación de Pablo Druker. El miércoles 18, a las 21, la Sala Casacuberta será escenario de otro clásico oculto de la centuria pasada, aquel Ballet Mécanique de George Antheil que, según se cuenta, logró en su estreno parisino un casi unánime abucheo. Un solo asistente aplaudía y vitoreaba de pie: Erik Satie. Con dirección de Santiago Santero, el concierto incluirá también obras de John Cage, Henry Cowell y Martín Bauer. El día siguiente a las 20, en el Teatro de la Ribera (Av. Pedro de Mendoza 1821), habrá un homenaje al futurismo italiano, a cargo del Ensamble Italiano PMCE, y el sábado 21, a las 21 en la Casacuberta, el Cuarteto Prometeo interpretará, junto a músicos locales, Different Trains, Eight Lines y Four Organs, de Steve Reich, además de Holograph 1 de Earle Brown. La dirección será de Santiago Santero. El Cuarteto Prometeo volverá a actuar el martes 24 a las 20, en la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929), haciendo un programa elegido por el compositor Salvatore Sciarrino: su último Cuarteto de cuerdas, el Nº 8, el Cuarteto en cuatro partes de John Cage, Cuarteto Nº 3 de Giacinto Scelsi y Momento musical de György Kurtág. Sciarrino será el protagonista, también, del cierre del ciclo, el jueves 26 a las 21, en la Casacuberta, en que se repondrá su Lohengrin, con la soprano Lia Ferenese, la participación del Cuarteto Prometeo junto a músicos argentinos y dirección de Hans-Peter Achberger.