MUSICA › DIEGO EL CIGALA, UNA NOCHE CALIENTE EN EL TEATRO GRAN REX
La tercera visita del español terminó de cristalizar una relación de enorme cariño con el público local, que lo ovacionó largamente. El artista respondió con un repertorio en el que lo flamenco se enriqueció con géneros de otras latitudes.
› Por Karina Micheletto
Jugó de local, podría decirse, apelando a una metáfora futbolera que se ajusta a su pasión por el Winning Eleven, el jueguito de la PlayStation donde siempre, jura él, elige ser Maradona. Diego El Cigala se presentó por tercera vez en Buenos Aires, llenó el Gran Rex, y lo más curioso: agitó a un público fanatizado que lo recibió con un olé, olé, olé, Diego, Diego, y festejó cada uno de sus temas con la mejor predisposición. Y todo a partir del flamenco, o mejor dicho, del encuentro de ese género acotado a una región con ritmos de otras latitudes: el son, el bolero, la rumba, pero también el tango, un cruce que ya está profundizando para su próximo disco, donde sonarán Troilo, los Expósito, y el bandoneón de Rubén Juárez.
El concierto que el gitano dio el jueves ante un Gran Rex repleto se dividió entre el repertorio de su último disco –Dos lágrimas, continuador del exitoso Lágrimas negras–, algunos hits de aquel primer suceso, y Picasso en mis ojos, un trabajo más centrado en los palos ortodoxos del flamenco. Lo acompañó el mismo cuarteto acústico que suena como base de su disco, solistas destacados –contundente la guitarra flamenca de Morao Moreno, versátil el piano de Jumitus Calabuch, gran ordenador del grupo–, que aunque no sonaron del todo ajustados al principio, se fueron poniendo a punto con el correr de los temas.
Diego El Cigala cantó y emocionó con temas como “Si te contara”, “Dos gardenias”, “Bravo”, “Chanelando” y “La paloma”. Despertó ovaciones con los éxitos de Lágimas negras: “Inolvidable”, “Corazón loco”, “La bien pagá”. Soleá, bolería o fandangos; bolero, son o tango; no como experimento de fusión, sino explotando –haciendo explotar– lo que tienen en común. Sobre el final, tiró un pequeño adelanto de lo que vendrá: su versión flamenca de “Garganta con arena”, el tema con el que Cacho Castaña homenajeó al Polaco Goyeneche. Toda una declaración de intenciones, de cara al disco que ya está grabando, enfocado esta vez en el tango, después de la experiencia de fusión con el Caribe.
Los sentimientos intensos que escenifican los boleros y los “palos” del flamenco que transita el repertorio encuentran en el cante desgarrado de El Cigala un vehículo de expresión potente, multiplicado en la delicadeza de los arreglos y en la capacidad musical de la banda que lo acompaña. Queda claro que el arte de esta garganta no pasa por ninguna técnica aprendida, más allá de pulimientos posteriores. Y que si algo ha logrado cautivar la sensibilidad de ese público mundial que sigue a El Cigala como a una estrella de la música que también se llama mundial, es su capacidad de remitir directamente a una marca de origen cierta, sin imposturas evidentes, donde algo del orden de lo verdadero hay puesto en juego.
La exuberancia de la estética gitana de El Cigala –anillos, pulseras y cadenas de oro bien distribuidos, pelo larguísimo, ondeando suelto– encuentra un balance en la sobriedad con que enfrenta el escenario. No muchas palabras entre tema y tema, apenas algunos agradecimientos, entradas y salidas de escena y espacio para el lucimiento de los músicos que lo acompañan. En este concierto lo hizo especialmente Diego “Morao” Moreno, que tuvo tiempo para demostrar la capacidad solista de su guitarra flamenca.
El entusiasmo del público obligó a un par de bises fuera de programa y a una despedida final de flamenco puro, solo con voz y guitarra, cuando ya muchos se habían ido y los más aguerridos seguían pidiendo una más. Esta vez el gitano no terminó transformando el escenario en un tablao improvisado, no ensayó ningún paso. No hizo falta: la noche fue para el cante de El Cigala, que sigue siendo flamenco, aunque interprete bolero o tango.
8-DIEGO EL CIGALA
Músicos: Jaime “Jumitus” Calabuch en piano, Diego “Morao” Moreno en guitarra, Yelsi Heredia en contrabajo, Sabú Suárez en percusión.
Público: 3200 personas
Duración: 90 minutos
Teatro Gran Rex, jueves 5.
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