Sábado, 12 de diciembre de 2009 | Hoy
MUSICA › IYá KERERé LELI KELéN, EN LA PRIMERA LLAMADA DE CANDOMBE INDEPENDIENTE
El candombe: masculino y singular. En la práctica, la ruptura con el segundo atributo morfológico del término está desde siempre, ya que el género se construyó sobre un todo que era más que la suma de las partes. Pero los diez kilos de tambor –o la espectral aparición de una puja de poder– confinaron a la mujer al baile. Iyá Kereré Leli kelén es la primera cuerda integrada únicamente por mujeres en el país. Junto a otras 12 comparsas, actuará hoy a partir de las 18 en San Telmo, en la primera llamada de candombe independiente, Lindo Quilombo.
Es el primer encuentro gestionado por comparsas disconformes con la organización de la llamada oficial, que tuvo lugar el fin de semana pasado con la actuación de apenas seis cuerdas, según informó Agustina Martínez, directora de Iyá Kereré. Los grupos habían pedido a los funcionarios de Cultura el cumplimiento de unos “requisitos básicos” para el desfile: “Agua, vallado, micros, iluminación, corte de calles y alojamiento para los grupos del interior”, enumera Martínez a Página/12. Como el gobierno de la ciudad “no garantizó nada”, las comparsas programaron por su cuenta una fiesta popular similar a las que se desarrollan en Carnaval en el barrio Sur de Montevideo, con un recorrido que partirá de Garay y Balcarce y culminará en Defensa e Independencia. Los tríos de tamboriles estarán acompañados por los movimientos mágicos de mamas viejas, escobilleros y gramilleros.
Para los hacedores del género, las llamadas son la máxima expresión de un “lenguaje”, la intrincada comunicación entre pianos, repiques y chicos y entre esa interacción y el público. A Tania Quevedo Valencia, integrante de Iyá Kereré, le tocó ser una de esas vecinas a las que el ritmo se les cuela por las venas. “Vi una comparsa y me enamoré. Cuando me compré un tambor sabía que no era un mueble”, recuerda.
Ni clave de sol ni clave de fa. El candombe no necesita de eso. Sí puede decirse que hace casi tres años Iya Kereré inauguró en la Argentina una nueva variante del género, el candombe en clave femenina. “Vinieron muchas mujeres porque no encontraban un espacio. Al principio en las comparsas eran todos hombres”, explica Martínez. Por unanimidad, la agrupación se llamó Iyá Kereré (madre pequeña en lengua yoruba) Leli kelén (abrir los ojos en mapuche). Hoy sus integrantes son 42. “No tenemos la fuerza de los hombres, pero el toque es poderoso”, aclara María de los Angeles Navarro. El estilo que abordan es el Cuareim, el menos exigente físicamente, por ser “más cadencioso y lento”.
En tanto enamoramiento, la relación con el tambor implica goce, pero también adversidades. “Cualquiera debe pensar que estamos desquiciadas. Al tocar, las manos se lastiman, ampollan, sangran”, grafica Navarro.
Por eso es que “el candombe es una forma de resistencia”, define Martínez. También por todo lo que representó en sus inicios: un grito de libertad de la población negra. Y pese a que intentaron callarlos, los cueros siguieron sonando. Una realidad que no cambió tanto al día de hoy, ya que las candomberas tuvieron que mudarse de barrio varias veces por las quejas de los vecinos o por problemas para adquirir habilitaciones. De Flores a Parque Patricios, de Parque Patricios a La Boca. Por ahora, están todos los sábados a las 17 en Pinzón al 700.
–¿Será cierto eso de que la primera en tocar un tambor fue una mujer?
A. M.: –La verdad que no lo sé. Eso dice la leyenda. Pero sería muy lindo que así fuera. Sería un honor.
Informe: María Daniela Yaccar.
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