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Sábado, 12 de diciembre de 2009

VIDEO › HAZME REíR, DIRIGIDA POR JUDD APATOW

Cuando la risa es una mueca

El actor Adam Sandler encarna al legendario comediante de stand-up George Simmons. Pero lo que resulta no es una comedia sino una película sobre la amargura cómica. El tema es que Hazme reír es ambiciosa y apunta sobre demasiados blancos, pero no siempre acierta.

 Por Horacio Bernades

“Los comediantes son gente graciosa, y vos no lo sos”, lo corre George Simmons a Ira Wright, después de despedirlo. Stand-up comedian legendario, Simmons contrató al principiante Wright para que escriba sus monólogos. Wright está en los comienzos de su carrera, es posible que Simmons esté al final de su vida: tiempo atrás le diagnosticaron leucemia y la depresión hizo que sus monólogos dejaran de funcionar. Ahora, con Wright detrás, volvieron a hacerlo. Lo que no funciona es la relación entre ambos: Wright admira demasiado a Simmons, Simmons desprecia demasiado a Wright. Sobre la agonía y posible resurrección del comediante –y también sobre su egoísmo, narcisismo y rivalidad con otros colegas– trata Funny People, que en Estados Unidos se estrenó a mediados de año y acá lanzará la semana próxima AVH en DVD, con el título Hazme reír.

A Adam Sandler, hacer casi de sí mismo (hasta el punto de incluir fragmentos documentales y filmaciones caseras) le costó el mayor fracaso comercial de su carrera. Sin contar Embriagado de amor, claro. Es que al público estadounidense le gusta que las cosas sigan siendo como fueron: si van al cine a ver a un cómico, no quieren que se ponga serio. Y en Hazme reír Sandler está serio. Muy serio. Hasta el punto de que ambos títulos, el original y el de lanzamiento local, son claramente irónicos. De hecho, si a alguien se parece aquí el cómico surgido de Saturday Night Live es a Jerry Lewis. Al Jerry Lewis de El rey de la comedia, se entiende: otra película sobre la amargura cómica. Como Lewis allí, Sandler confirma aquí lo que empezó a evidenciar en Embriagado de amor: como actor “de carácter” tiene bastante para enseñarles a muchos de sus colegas.

¿Una comedia de dos horas y media? Bueno, está claro que Hazme reír no es una comedia. Igualmente claras son sus ambiciones, causa principal de sus irregularidades. Es que, en su transcurso, la película, escrita y dirigida por ese faro de la nueva comedia estadounidense que es Judd Apatow (director y guionista de Virgen a los 40 y Ligeramente embarazada, productor de algunas de las mejores películas de Ben Stiller, Will Ferrell y varios de los novísimos cómicos) apunta sobre demasiados blancos. En algunos pega de lleno, en otros yerra el tiro o hace pif. Lo mejor de la película es Sandler, inmejorable como el tipo que no tiene otra vida que la escena. Sexista a morir, dueño de una obsesión fálica que no se veía desde tiempos de Freud, Simmons confiesa no tener amigos y la mujer que amaba lo pateó por infiel. Vive en lo que parece un fuerte construido contra la soledad, que lo único que hace es multiplicarla.

Otra zona que funciona bien es la de la ambición, envidias y zancadillas –muy del show business– que se desatan en el grupo de amigos, a partir del momento en que Simmons le ofrece trabajo a Ira Wright (Seth Rogen, de Ligeramente embarazada, Supercool y Zack y Miri hacen una porno). Los amigos de Ira, otro guionista cómico (Jonah Hill, el gordito de Supercool) y un aspirante a actor de sitcoms (Jason Schwartzman, de Viaje a Darjeeling) se ponen verdes de envidia. Y razón no les falta, porque el otro los traicionó. Confirmando que Apatow no es de lucirse a la hora de los papeles femeninos, lo menos convincente viene por el lado de ambas parejas: la ex de Simmons (Leslie Mann, esposa de Apatow en la vida real), con quien éste intenta redimirse, y una stand-up comedienne, con la que Ira aspira a resolver sus problemas con las chicas. Ninguno de ambos roles existe por sí mismo, sino al servicio de ambos varones.

De todos modos, si se quiere ver una comedia que no funciona por completo, se aconseja hacerlo con Año Uno, que la semana próxima saldrá también en DVD. Trasplantados a la prehistoria, Harold Ramis (alguna vez realizador de Hechizo del tiempo), Jack Black y Michael Cera (el chico tímido de Supercool) parecen haber sido arrastrados a uno de esos agujeros negros de los que se hace difícil salir. Ojalá lo logren algún día.

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El film trabaja bien sobre las miserias del show business.
 
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