Viernes, 16 de abril de 2010 | Hoy
MUSICA › CHINA CRUEL, UN SEXTETO FEMENINO DEDICADO AL 2X4
Aunque reconocen que en su propuesta hay una revalorización del lugar de la mujer en la escena tanguera, tampoco quieren enredarse en discusiones de feminismo vs. machismo: “Al momento de hacer música, la cuestión del género da igual”.
Por Cristian Vitale
“Introducción a China Cruel: dícese de un grupo de mujeres que gustan del tango y se agruparon a tales fines.” Verónica Bellini, la del chiste, monopoliza la charla, pero la rodean cinco más: Valeria, María Laura, Carolina, Viviana y Ayelén. Piano y composición, ella; violín, guitarra, contrabajo, voz y bandoneón, las demás. Dicen que es la única agrupación femenina de tango con repertorio propio y una noche de luna llena, en el Tasso, lo están demostrando. Una, de las propias, que se llama “Tu muñequito verde”, se trenza con otra ajena, que en estas manos luce fina: “De Buena Fe”, de Eladia Blázquez. También hay milongas, toquecitos candomberos, valses, temas cantados, piezas instrumentales y un núcleo inevitable: tango con olor a rimmel. “Al ser un grupo femenino, las composiciones tienen que ver precisamente con esa mirada de género y el hecho de ser todas mujeres le da más fuerza al discurso”, redunda Bellini.
–¿Cuál?
–El del hilo conductor: cada tema existe por sí, tiene vida propia.
China Cruel nació hace tres años con la intención de abrirse camino en una selva masculina que resiste. Verónica, ex pata fuerte de Las del Abasto, se juntó con Viviana Scarlassa, actriz y cantante, y Valeria Collante, ex violinista de la Orquesta Típica La Furca. La coalición quedó sellada con la contrabajista Carolina Cajal; Valeria, joven bandoneonista de 22 años; y María Laura Santomil, la otra que arregla y compone. “Ella hace los instrumentales, yo los cantados”, reseña Bellini.
– ¿Qué temáticas le caben a una mujer cuando se pone a escribir un tango?
–Verónica Bellini: –Es cierto que muchos temas hechos para cantar por mujeres eran elegidos por hombres. Ahora las mujeres empezamos a exprimir y a contar las mismas historias que se contaron siempre en el tango, pero desde otra parte. Por eso China Cruel, ¿no?, esa que se fue y va a dejar una marca en el hombre. Que la pasó mal: por algo se fue, y alguien lo tiene que decir. Yo creo que el tango casi siempre maneja las mismas historias, pero siempre se contaron del lado del varón. Eso es lo que justifica, más allá de lo musical, este proyecto.
–Son las chinas crueles que viene a reivindicarse ante tanto maltrato.
V. B.: –Tal cual (risas).
–Que vienen a tirarle un dardo al centro de masculinidad tanguera. En su lírica, y en su evolución musical, más allá de ciertas cantantes o compositoras como Rosita Quiroga o la misma Azucena Maizani, el género es casi un monopolio del hombre. ¿Están haciendo justicia ante esa carencia?
V. B.: –Sí. Igual, al momento de hacer música, la cuestión del género da igual. Por eso marcaba la diferencia en cuanto a lo cantado o al discurso. En lo musical, a cualquier persona que le guste un género o un instrumento lo hace y no creo que haya diferencias de sexo. O si las hay son muy relativas. La expresión artística y el sentimiento van más allá.
–Pero algo pasó para que el género no tenga tantas referentes. Hay una larga discusión al respecto. ¿Es algo cultural y punto?
V. B.: –No pasa por lo social ni por la música o la necesidad de tocar. Hubo otros factores que hicieron callar a la mujer en el tango.
Más allá del debate, lo que importa son las presentaciones de la agrupación (hoy actúan en Gardel en Medellín, Caseros 3033), que gira por el país y el mundo como parte del espectáculo Tango de burdel, salón y calle, que protagonizan Eleonora Cassano y el Ballet Argentino. Hay una autodefinición consensuada que las sindica como un grupo “ecléctico” y procede un riesgo estético. “Estamos menos ortodoxas que antes, porque hay una cosa de música que va más allá del género. Hay una búsqueda que se dio naturalmente. Este grupo es como una gran conjunción en la que cada una tiene su historia”, señala María Laura.
–Que hay una diversidad está claro, ¿pero existe algún referente del género que las vincule, que opere como nexo entre todas?
Viviana Scarlassa: –Nunca hablamos de eso... es un tema tabú. El grupo es heterogéneo en ese sentido. Pero hay uno que nos mata.
–¿Quién?
Valeria Collante: –Charly.
–Pero la pregunta era sobre el género.
V. C.: –Y... ponele Troilo. Pero no somos como esas orquestas que dicen “bueno, somos fanas de Pugliese y hacemos Pugliese”.
–¿Es un tiro por elevación para la Fernández Fierro?
V. B.: –Nooo, es para el 90 por ciento de las orquestas. No hay algo que sirva como referente musical para el grupo.
–¿Se consideran innovadoras?
M. L.: –Totalmente. No sé si con la música, pero sí con la actitud. Aportamos algo que faltaba, no sé si rompiendo algo o despertando lo dormido. Innovamos con moderación.
–Hay un debate que se plantea desde que el tango empezó a ser consumido por el turismo, una traducción del rockero “under vs. complaciente” o como se quiera llamar. ¿Cómo se posicionan ustedes en este debate?
V. S.: –La mayoría de los temas son cantados, y en este sentido el público extranjero queda fuera, porque la picardía del tango se encuentra en las letras y es algo que los de afuera no entienden. Por ese lado, Vero jamás lo pensó, porque si lo hubiese pensado no hubiera hecho letras con tanta picardía. En este caso, nos inclinamos hacia el público de acá.
V. C.: –La otra es tocar “La Cumparsita” y listo... pero no era el plan.
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